Es por demás absurdo –y electorero y oportunista y hasta ridículo- el planteamiento del diputado del PAN y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado, Jorge Aguilar Chedraui, de querer tipificar como feminicidio todo homicidio doloso contra la mujer en suelo poblano.
Con la modificación correspondiente al Código Penal, en caso de que la bendita ocurrencia –reprobadísima ya por especialistas, diputados del PRI y hasta el Consejo Coordinador Empresarial- llegue a concretarse, se ahoga el grito del sector femenino, el mismo grito con el que han exigido a las autoridades mirar y reconocer el grave problema de la violencia de género.
Y es que, en el entendido de que todo asesinato es deplorable, no todas las víctimas lo fueron por las mismas circunstancias.
En la actualidad, el Código Penal de Puebla señala en su artículo 338 que comete feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género.
En el mismo numeral se detalla que este tipo de homicidio se considera cuando el sujeto activo lo cometa por odio o aversión a las mujeres, así como por celos extremos.
Además, cuando existan datos que establezcan en la víctima lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida, violencia sexual, actos de necrofilia, tormentos o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
También si existen antecedentes de violencia en el ámbito familiar, laboral, escolar o cualquier otro del sujeto activo en contra de la víctima.
O bien, que haya existido entre el victimario y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza.
Es cierto que no ha sido fácil el camino ni sencillas las discusiones para lograr aterrizar estos criterios que, en Puebla, permiten identificar y castigar hasta con 60 años de prisión a este tipo de homicidas.
Es por eso que incluir todo en un concepto sólo deja de manifiesto, más allá de una ocurrencia ante la reciente visita de Rigoberta Menchú, Premio Nobel de La Paz, que los diputados locales -en especial Jorge Aguilar Chedraui, secretario de Salud en el gobierno de Rafael Moreno Valle- nada más no pueden con el paquete de diseñar normas que defiendan a las poblanas.
Pero, sobre todo, que las autoridades encargadas del tema, como el inefable fiscal General Víctor Carrancá, no están a la altura para cumplirlas.
Hay veces que se ayuda más guardando silencio.
¿O me equivoco?