La mentira intensamente propagada por el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) sobre lo que sus líderes llaman -como invariable línea retórica- “mapachera” del PAN en el Hotel M&M, tiene la más sencilla explicación.
Y es que, entre otras cosas, todos los documentos que ahí se hallaron tienen absoluto sustento legal y no pasará mucho tiempo antes de que eso quede claro.
Sin embargo, las huestes de Miguel Barbosa Huerta, esas mismas que rabiosas irrumpieron con golpes en el centro legal de cómputo panista, abusan del desconocimiento que los ciudadanos tienen de las normas electorales, para vender la idea de que era un “laboratorio” ilegal.
Nada más alejado de la verdad.
Basta la revisión de sus argumentos y hacer el contraste con el sustento legal, para desnudar su embuste.
¿Era un soterrado, oculto y siniestro “laboratorio electoral” para la fabricación de “boletas clonadas”?
No.
Falso.
El lugar es un hotel muy conocido por todos y que se ubica en una de las avenidas más importantes y transitadas de la capital poblana, donde muchos políticos y periodistas acuden cotidianamente a desayunar, comer o cenar.
Está, pues, a la vista de todo mundo.
La renta del salón en el M&M y su propósito fueron anunciados por la coalición Por Puebla al Frente con antelación y presentando la factura correspondiente ante las autoridades electorales.
El argumento de que se trataba de “mapaches” expertos en posesión de “boletas” prefabricadas, es también falaz.
Ese dicho se cae con la revisión simple de los videos, muchos de los cuales se transmitieron en vivo, y que muestran a los jóvenes panistas, muchas mujeres, que estaban trabajando en el recuento de los documentos que legalmente las autoridades habían entregado a los representantes del PAN.
De hecho, nunca aparecieron las famosas “boletas” hechizas y todos los detenidos por la Policía Federal tras la trifulca ya fueron liberados.
Este mismo jueves, los jóvenes del PAN ofrecieron en conferencia de prensa sus testimonios y expresaron el miedo que tienen por su seguridad y sus vidas. Sus palabras son desgarradoras.
Otro argumento barbosista es que el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) estaba manipulado.
Miente.
Ese mismo PREP le dio la ventaja y el triunfo en la elección presidencial a Andrés Manuel López Obrador y a sus candidatos a cargos legislativos y en alcaldías.
Es imposible manipular ese sistema y hay suficientes candados de seguridad para evitar que sea hackeado o alterarlo a control remoto.
Tiene además el aval del Instituto Nacional Electoral (INE); se hicieron ensayos al respecto y todos estos procesos estuvieron a la vista y fueron explicados a detalle a los representantes de partidos.
De hecho los intervalos tanto del Conteo Rápido del INE como del PREP coinciden hora por hora; no hay saltos que puedan interpretarse como una manipulación deliberada o mediante, como dicen algunos loquitos, algún software sospechoso.
El presidente del INE, Lorenzo Córdova, ha subrayado que se trató de las elecciones más vigiladas de la historia.
Una más de las falacias de MORENA, Barbosa y los golpeadores que encabezaron José Juan Espinosa y Alejandro Armenta –quien al parecer ya entendió el daño que la barbarie hará a su carrera política y poco a poco ha empezado a alejarse de la hoguera barbosista-, es que había listas con los datos de los funcionarios de casillas y sábanas de la elección.
De nuevo hay engaño.
No había nada original, solamente copias.
Copias que por ley pueden tener todos los representantes de casilla de todos los partidos políticos.
La narrativa del “fraude”, que empezaron a construir desde las mismísimas campañas, sencillamente no se sostiene.
Y con sus irracionales actos de violencia, su lucha por transparentar el proceso ha perdido legitimidad, tanta como sus protagonistas autoridad política y moral.
Con sus mentiras, los barbosistas abusan de los ciudadanos que no están obligados a conocer a fondo la lexicología electoral y las normas, en este detalle tan técnico.
Ahí también defraudan su confianza.
A ver si no les sale el tiro por la culata.