Puebla: Focos Rojos y Cabos Sueltos

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La súbita aparición en Puebla de grupos violentos o delincuenciales de otros estados, más el aumento del crimen a nivel local, son problemas que ya deben ser atendidos urgentemente por el gobierno de Rafael Moreno Valle, pues más allá de las conocidas –y célebres- ocurrencias de sus funcionarios, en especial de la llamada Legión Extranjera, lo que la sociedad demanda es verdadera seguridad y paz.

El problema se agrava cuando al coctel de por sí explosivo se suman algunos movimientos sociales emergentes, cada vez más organizados y beligerantes, y oficialmente se desconoce el origen y los objetivos de estos grupos que a la fecha han sido minimizados por los bisoños analistas de la “inteligencia” estatal.

Se trata de contingentes de jóvenes en rebeldía que, aprovechando el clima poselectoral, se han entrelazado con otros que ya llevan tiempo coordinándose y que ahora erróneamente han sido encasillados bajo el paraguas del #YoSoy132, tan solo una de las tantas expresiones de inconformidad social.

Y es que ni son todos los que están, ni están todos los que son.

Con tácticas muy similares a grupos radicales de Europa, convencidos del ideal zapatista,  todos ellos tienen características en común: son anti partidos y anti autoridad, están sobre ideologizados y creen en la transformación radical de la sociedad; de hecho, están convencidos de que el capitalismo global es su enemigo principal y que por eso, Enrique Peña Nieto –la personificación de todos sus fantasmas- no debe llegar al poder.

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De ahí que oportunistas como Jesús Zambrano (PRD), Alberto Anaya (PT) y Luis Walton (Movimiento Ciudadano) empiecen a hablar de “estallido social” tras el (esperado) fallo del TEPJF, pues están esperando que este tipo de grupos inicien la auténtica, verdadera y única “Rebelión de Masas” a nombre de Andrés Manuel López Obrador, dueño de las mismas virtudes pero también de los mismos defectos de cualquier político mexicano –por más que sus seguidores pretendan canonizarlo-.

Puebla no está ajena a este escenario; por ejemplo, un conflicto que sin duda subirá de tono y que, en esta lógica, escalará desde distintos frentes, es el rechazo de cientos de pueblos y comunidades rurales tanto del estado como de Morelos y Tlaxcala al paso del Gasoducto y a la instalación de Plantas Termoeléctricas, que pretenden invadir sus tierras, es decir: su identidad, su motivo y su única razón de ser.

A ello hay que agregar la movilización de los habitantes de Tetela de Ocampo, quienes, como se sabe, rechazan totalmente la mina a cielo abierto de una empresa del hombre más rico del planeta, el mexicano Carlos Slim, un asunto que en su infinita ignorancia y confirmada ineptitud, el secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, Pablo Rodríguez Regordosa, pretende seguir ignorando, pese a que los quejosos ya decidieron unirse a pueblos indígenas de la región y a organizaciones como la UNITONA, una agrupación apoyada por las comunidades eclesiales de las iglesias de la Sierra Norte.

Otro foco de potencial conflicto social es la defensa de los ejidos por parte de campesinos de Azumiatla y Atlixco, que se oponen a la construcción de carreteras que unirán Puebla con los estados vecinos.

Todo ello, más la insurgencia que ya preparan los integrantes de #YoSoy132 tras el resolutivo del Tribunal Electoral, quienes ya dieron una primera muestra de su radicalismo con la toma de las casetas de la Autopista a Atlixco –el pasado fin de semana-, hace pensar en verdaderos cabos sueltos, ajenos al foco de atención del gobierno estatal, que no ha hecho otra cosa que subestimarlos o amagarlos con denuncias penales que, para como están las cosas, terminarán por revertírseles.

Este fin de semana, por ejemplo, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua en Morelos, Puebla y Tlaxcala, así como el movimiento estudiantil, celebrarán en el Cerro del Zapotecas, en Cholula, lo que han denominado la Primera Convención Estatal contra la Imposición y Más Allá: “¿Si no somos nosotros, quiénes? ¿Si no es ahora, cuándo?”.

En el encuentro, más de 100 grupos de todo tipo pretenden cerrar filas contra Peña Nieto pero más que eso, crear vínculos entre las diferentes organizaciones sociales, campesinas, colectivos e individuos del estado y la región para unir fuerzas en contra de cualquier expresión del poder.

No sería extraño por eso que, en su momento, empiecen a enfocarse en el gobierno de Rafael Moreno Valle, modélico en el absolutismo característico del viejo –y más rancio- presidencialismo.

Nadie está diciendo (ojo plomeros, orgánicos y sicarios) que estemos a las puertas de la Revolución con Mayúsculas, pero sí que hay los suficientes focos rojos como para preocuparse.

Pero lo más grave no es eso, sino que la actual clase política luce más ocupada en preparar el asalto al poder en 2013 que en hacer hoy lo que tiene que hacer, que no es poco.

Una pésima lectura por parte del gobierno sobre lo que está pasando ha causado errores de seguimiento y, en especial, deficientes diagnósticos para la toma de decisiones.

Y es que sencillamente no saben cómo encarar a estos movimientos sociales.

En tiempos del marinismo o incluso del melquiadismo, era común la compra de líderes, la infiltración o la amenaza a través de Joe Hernández Corona.

Pero eso ha dejado de funcionar. Los nuevos “insurgentes” andan en otras pistas, traen otras dinámicas, defienden otras banderas, están mejor preparados, y no será con los chingadazos propios de un gorila como Ardelio Vargas que los van a desactivar.

Como diría el clásico: Al tiempo.

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Cual Señor Feudal, Israel Pacheco Velázquez obligó este jueves a sus “representados” a romper sus cochinitos para obsequiarle un bonito regalo con motivo de su cumpleaños.

Cada integrante del Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Puebla tuvo que deshacerse de 250 pesos.

¿Resultado?

La suma de 650 mil pesos que se juntaron y metieron a una tarjeta –o monedero electrónico- de la tienda departamental Liverpool para que el dirigente prácticamente compre lo que se le pegue la gana.

A costa, por supuesto, del sudor de los aterrorizados empleados municipales, pues negarse implica la muerte civil.

Sí. Así se las gasta Israel Pacheco.

¡Happy Birthday to You!

gar_pro@hotmail.com

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