Gasomex, nueva amenaza

Como si no tuviéramos suficiente con las mineras enfermas de la fiebre del oro, ahora una nueva amenaza se cierne contra algunos pueblos del estado.

Se trata de Gasomex, empresa que desde hace varios meses construye un gasoducto que irá desde el puerto de Tuxpan, Veracruz, hasta Atotonilco, Hidalgo, atravesando algunos municipios del estado de Puebla.

El problema es que la obra pone en peligro el cerro sagrado y ceremonial denominado Yeloltépetl, ubicado en el pueblo indígena de Cuaxicala, en Huauchinango.

Y hay tal molestia por parte de los habitantes que ya se organizaron en un frente de resistencia civil pacífica contra Gasomex.

El pasado 12 de noviembre, enviaron un documento-reclamo al delegado del INAH en Puebla, el antropólogo José Francisco Ortiz Pedraza.

En el mismo, exigen que explique quién y por qué otorgó los permisos a la empresa, qué criterios se usaron para ello y sobre todo cuáles medidas se están tomando por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia para proteger los sitios y las zonas históricas que el gasoducto afectará.

La irritación social crece cada día y más le vale al INAH que ofrezca respuestas puntuales a los grupos inconformes.

Y es que el caso Gasomex es una nueva amenaza, un nuevo foco rojo que no se debe ignorar ni minimizar, como se ha hecho hasta el momento con las mineras, fuente de irritación social que puede derivar en violencia e ingobernabilidad, sobre todo ahora con la ola de grupos ciudadanos dispuestos a hacer justicia por propia mano en distintos estados del país.

gar_pro@hotmail.com

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