LA SOBERBIA DE EDUARDO RIVERA PÉREZ

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El martes de esta semana que termina, en la residencia de Eduardo Rivera Pérez se llevó a cabo una comida con su ex gabinete. En un ambiente de fiesta, el ex presidente municipal de Puebla –cabeza visible de una facción de El Yunque- celebró con todo la aprobación por parte del Cabildo del dictamen de Entrega-Recepción, pese a las múltiples irregularidades que les fueron encontradas.

Durante el encuentro hubo agradecimientos y apoyos y efusivas muestras de entusiasmo, pero lo que más se comentó es que todo indicaba que ya la habían librado.

En una actitud muy sobrada, el equipo del ex alcalde fue avisado que podían estar –y dormir- tranquilos porque ya estaban más que libres de cualquier tema.

Incluso, presumieron que el gobernador Rafael Moreno Valle no los tocará ya ni con el pétalo de una rosa, pues el triunfo de Gustavo Madero –tren al que Eduardo Rivera se subió por órdenes expresas del jefe Yunque, Marco Antonio Adame-, les da inmunidad y algo más preciado: impunidad, ante los excesos cometidos durante tres años.

Pero la terca realidad es otra, y muy diferente.

De hecho, el ex presidente municipal –que no dejó huella ni legado propio en la ciudad- sería muy ingenuo en pensar o creer que lo expuesto en el dictamen que presentó el Cabildo es todo lo que existe.

O que la intervención de Marco Adame le alcanzará para convertirse en diputado federal y obtener fuero.

Eduardo Rivera Pérez no debe olvidar la máxima que aplicada a la política dice que “las balas más potentes son las que se guardan para lo que puede venir“.

Hay que destacar que faltan todavía muchas aduanas que sortear, además del Congreso y la Auditoría Superior del Estado, donde habrá novedades, además de que se revisará con lupa el contenido del documento de Entrega-Recepción que aquí le presenté íntegro hace una semana.

De hecho, sería bueno recordar que no se han concluido varias cuentas públicas.

En concreto, dos al ayuntamiento y otras dos a sus Organismos Públicos Descentralizados: el DIF, el Instituto Municipal del Deporte, el Instituto Municipal de la Mujer, el Instituto Municipal de la Juventud y el Organismo Operador del Servicio de Limpia, donde nombres como el de Liliana Ortiz y Alejandro Fabré resaltan entre las anomalías detectadas.

Eduardo Rivera Pérez puede seguir celebrando y pensando que las huellas de sus corruptelas han sido borradas del todo.

Pero la soberbia nunca ha sido una buena consejera y suele dar sorpresas y todavía peor: cuando menos se espera.

gar_pro@hotmail.com

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