KARINA ROMERO ALCALÁ Y EL COSTO DE LA NOVATEZ

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La juventud suele ser percibida como algo positivo en la clase política. Sin embargo, cuando alguien se deja lleva por los ímpetus de la inexperiencia y permite que sus acciones sean gobernadas por sus sentimientos, la juventud se convierte entonces en una desventaja. Y en un pasivo que deja huellas y consecuencias.

Causa sin duda extrañeza que la senadora Blanca Alcalá Ruiz no aconseje bien a su joven hija, la regidora del PRI Karina Romero Alcalá, primeriza en la lides políticas.

Ella es, por supuesto, una experta en el arte de rehuir las confrontaciones.

Su larga y fructífera carrera le ha enseñado que los choques estériles no dejan nada bueno. Porque nacen del hígado, no de la inteligencia.

Karina Romero, en cambio, se ha dejado gobernar por un pleito personal debido a que considera que tiene alguna clase de derechos especiales sobre el Instituto Municipal del Deporte, por la única razón de que su esposo, Édgar Chumacero, fuese su titular, antes de perder la candidatura a diputado local en 2010.

De ahí las desavenencias con Juan Ignacio Basaguren, su actual director general.

El pleito de Karina contra el actual titular del IMD del gobierno de Tony Gali ha pasado de lo anecdótico a lo político.

Inclusive, la novel regidora quiso sorprender al Cabildo poblano al plantear este asunto en la sesión del pasado viernes.

Amargamente se quejó de cómo Basaguren no la toma en cuenta. Según ella.

Pero como todo acto visceral, el búmeran no tardó en regresarse en su contra.

Tremenda exhibida le propinó su compañero Juan Carlos Espina, un viejo lobo de mar del Partido Acción Nacional, con kilómetros y kilómetros de recorrido en el arte –él sí- de la política.

En fin, seguramente la regidora del tricolor tendrá muchísimo por seguir aprendiendo.

Los cargos no se ganan únicamente gracias a favores familiares.

La experiencia terminará por enseñarle que los pleitos personales son dignos de las campañas estudiantiles, no de la política profesional.

Por cierto, en el Instituto Municipal del Deporte aseguran que los ataques de Romero Alcalá tienen otros motivos.

Y es que, aparentemente, se habrían descubierto presuntas irregularidades en la gestión del citado Édgar Chumacero, el esposo de la joven regidora.

De resultar ciertas las imputaciones, el yerno de la senadora y aspirante a la gubernatura habría construido canchas deportivas con recursos públicos en terrenos que no le pertenecen al ayuntamiento de Puebla.

Fuentes bien informadas en el multicitado instituto señalan que una de estas canchas, tan solo una, podría encontrarse en el nororiente de la ciudad.

Todo un caso.

gar_pro@hotmail.com

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