EL HUACHICOL, NUEVA ARMA DE GUERRA ELECTORAL

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Se lavan las manos y, sin escrúpulo alguno, acusan al de enfrente. Un tema sensible, peligroso y delicado, que ha dejado decenas de muertos en el Triángulo Rojo del oriente del estado de Puebla, algunos ejecutados al más puro estilo del narco y hasta menores de edad, es usado ya por algunos políticos para lucrar como aves de rapiña, apuntalar sus aspiraciones y descalificar a sus adversarios.

El PAN culpa a Enrique Peña Nieto de haber “tolerado” a las bandas de chupaductos.

El PRD acusa al presidenciable Rafael Moreno Valle de no atender el problema.

Excesiva y protagónica hasta la repulsión, la coordinadora de los senadores perredistas, Dolores Padierna, pide con un punto de acuerdo que se investiguen los supuestos nexos del ex gobernador con estas bandas.

“¿Existe algún vínculo entre el robo de combustibles y el financiamiento ilegal a campañas políticas, como podría ser la del propio exgobernador poblano Rafael Moreno Valle?”, fue el dardo que lanzó.

Andrés Manuel López Obrador descubre de repente que la ordeña de ductos existe y dice que le “duele” que mueran soldados y civiles.

Margarita Zavala, oportunista y con mala memoria, asegura que la proliferación de las mafias de “chupaductos” se debe a la corrupción en Pemex y en el gobierno de Peña Nieto, sin considerar que el conflicto comenzó en el sexenio de su marido, Felipe Calderón.

Todo, absolutamente todos lucran con el huachicol y lo utilizan ya como arma electoral.

Las declaraciones de unos y otros anuncian que será explotado hasta la saciedad en el proceso de 2018.

Todos son irresponsables e hipócritas.

Se olvidan que ha habido omisiones -absolutas y evidentes- en todos los niveles de gobierno.

Es una culpa compartida.

Y alimentada -por supuesto- por la corrupción en Pemex, en las corporaciones policiacas, los ayuntamientos, las dependencias estatales y hasta en el Ejército.

Nadie se salva.

Nadie es completamente inocente.

El gobierno federal no intervino hasta hace poco, a pesar de que los enfrentamientos y el robo de combustible datan de hace por lo menos seis años.

Sí, también falló la administración estatal pasada, encabezada por Rafael Moreno Valle, al minimizar el problema y no desplegar ninguna estrategia seria de combate bajo el argumento de que se trataba –y se trata- de un delito del orden federal.

Las omisiones alcanzan a todos, y todos es todos.

La complicidad también es de los pueblos que ven en el huachicol un modo fácil de vida.

Ya se lo dijeron vecinos de Palmarito al diario español El País: “Los chupaductos roban, sí, pero ayudan a la gente” (sic).

Como si no bastara la guerra de balas, ahora está la batalla de declaraciones, unas más oportunistas y cínicas que las siguientes.

Todos los políticos se reparten la culpa y nadie aporta aunque sea una pálida propuesta de solución.

La verdad es que en el fondo no les importa lo que sucede en las comunidades y los hogares del Triángulo Rojo, una zona totalmente descompuesta en lo social, lo económico, lo educativo y lo legal.

El presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya Cortés, responsabilizó al gobierno de Enrique Peña Nieto por “tolerar” a las bandas de robo de combustible.

Lo atribuye a la “corrupción e impunidad”.

Margarita Zavala recibió una buena tunda en Twitter, por criticar el delito y soslayar que éste comenzó en el sexenio de su marido.

Entonces, en el gobierno de Felipe Calderón, las fuerzas federales ni las manos metieron en el Triángulo Rojo.

Aunque ya comenzaban los enfrentamientos, dejaron hacer, dejaron pasar.

Se incrementaron exponencialmente las tomas clandestinas en el último año de ese gobierno.

En 2006 se ubicaron apenas 9 tomas clandestinas en la zona; al terminar el sexenio calderonista se encontraron 110.

Hasta el año pasado, ya se habían localizado mil 533.

En millones de pesos, en los seis años de Felipe Calderón, Pemex perdió por este ilícito, 62 mil 761.19.

En los cuatro que van de Peña Nieto, las pérdidas suman ya 97 mil 196.65 millones de pesos.

Son cifras oficiales de Petróleos Mexicanos.

Andrés Manuel López Obrador también se ha colgado del tema.

De pronto se erige en “especialista”, habla de “huachicoleros de cuello blanco” y acusa a Peña Nieto (¿a quién más?) de evadir su responsabilidad en el problema de la ordeña de ductos.

Anda en lo suyo: el fácil discurso antisistema que tan buenos dividendos le arroja.

Son cínicos.

Y absurdos.

Todos se han subido cínicamente a un conflicto sumamente delicado, de crimen organizado, mucha violencia y muertos, muchos muertos.

Ese que para ellos solamente es –y será a partir de ahora- mera y vil metralla electorera.

gar_pro@hotmail.com

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