Archivo de Noviembre de 2021

Accidente de cuna

Domingo, 28 de Noviembre de 2021

Lesly Mellado May

El siglo XXI no pinta bien para los mexicanos: las clases medias se contraen, se agudiza la pobreza y el derecho a la seguridad social se diluye.

Aquí algunas cifras: 74 de cada 100 personas que nacieron en pobreza, no lograron salir de esta condición. Sólo 3 de cada 100 consiguieron migrar del estrato más bajo de ingreso al más alto.

Así, el nivel de vida queda supeditado a un doble accidente de cuna: la familia y la entidad federativa en la que se nace.

Si a nivel nacional, la inmovilidad social en el estrato económico más bajo pega al 74%, en los estados del sur-sureste la cifra se eleva al 86%, pero desciende a 54% en las entidades federativas del norte.

Estos datos fueron expuestos por Roberto Vélez, investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, al participar en la mesa de análisis “Ejercicio de derechos y movilidad social” organizada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

En las mujeres, la inmovilidad social suele tener mayor impacto. En el estrato económico más bajo, la probabilidad de ascender para los hombres es del 34% y para las mujeres del 18%.

Fiorella Mancini, economista investigadora de la UNAM, habló de la penalización que hace el mercado laboral a la maternidad y expuso dos situaciones en que las mujeres pierden oportunidad de ascender en la escala social. Una mujer que tiene un hijo prefiere quedarse en casa cuidándolo y salir del precario mercado de trabajo que no le da lo suficiente para solventar los gastos que genera dejar al menor a cargo de otra persona. Una mujer que sale del mercado de trabajo por maternidad, no consigue incorporarse de nueva cuenta en el nivel que estaba por lo que debe aceptar puestos y salarios menores.

En tanto, no hay políticas públicas a largo plazo que impidan que los accidentes de cuna sean el factor único que define el futuro económico.

579 días de muerte

Domingo, 7 de Noviembre de 2021

Lesly Mellado May

Paradójicamente, empezamos el mes de noviembre con una pequeña tregua de parte de la muerte. El primer día sin muertos por COVID en los 20 meses que llevamos de pandemia en Puebla.

El primer deceso se registró de manera oficial el 30 de marzo de 2020: un camillero del hospital Ángeles; y a partir de entonces pasamos 579 días contando muertos.

No hemos tenido certeza del número diario, pues en los picos más altos de la pandemia no se registraron inmediatamente y en la conferencia estatal dan el informe de decesos ocurridos en las “últimas 72 horas” omitiendo los “extemporáneos”.

Si nos atenemos a las cifras oficiales de la Secretaría de Salud estatal, al concluir octubre llevamos 15 mil 933 víctimas mortales del coronavirus; el cuarto lugar a nivel nacional, por debajo de CDMX, 52 mil 218; Edomex, 32 mil 334; y Jalisco, 16 mil 973. Si bien, éstas defunciones son proporcionales a los estados con mayor población, cabe destacar el caso de Veracruz que supera a Puebla en número de habitantes pero está por debajo en muertos por COVID.

Llevamos 15 mil 933 muertos. Es como si en 20 meses falleciera toda la población de las juntas auxiliares de San Miguel Canoa o Santa María Xonacatepec; o todos los habitantes de Los Héroes o Loma Bella.

Es como si desaparecieran todos los pobladores de Calpan o Huitzilan de Serdán o Rafael Lara Grajales o San Gabriel Chilac o Tlacuilotepec, los municipios que tienen entre 15 mil y 16 mil habitantes.

De ese tamaño es la tragedia que nos ha tocado vivir.