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Mujeres y violencia de Estado

Jueves, 25 de Noviembre de 2010

Lesly Mellado May

Con motivo del Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres habría que recordar que en Puebla hay lo que bien podría llamarse violencia de Estado, pues se criminaliza el aborto y se persigue judicialmente a media centena de mujeres acusadas de interrumpir sus embarazos.

El gobierno cae en el lugar común: la violencia familiar; a pesar de que existen varios tipos. La cuasi primera dama del estado, Martha Erika Alonso, dijo en un acto público que según datos del Instituto Nacional de las Mujeres, cuatro de cada 10 poblanas declaran haber sido víctimas de violencia de parte de sus parejas… ¿y qué hay de las 10 de 10 cuyo derecho a decidir sobre la maternidad nos ha sido vetado?

En su discurso, aseveró que un gobierno eficiente es el que junto a la sociedad civil hace políticas públicas a favor del desarrollo y empoderamiento de las mujeres, políticas públicas de género que tienen por objeto favorecer la satisfacción de necesidades personales, independencia económica y vida libre de violencia.

El problema es que en Puebla priístas y panistas sólo atienden las sugerencias de una parte de la “sociedad civil”, la conservadora que gusta de imponer sus dogmas de fe a todo mundo. Así que prohibieron la interrupción del embarazo, cuando hay otra parte de la “sociedad civil” (en la que me incluyo) que opina que la ley debe dar libertad para decidir a ambos bandos: quienes opinan que deben tenerse los hijos que “Dios mande” y quienes pensamos que cada mujer debe decidir cuándo, cómo y con quién ser madre.

En Puebla, el abuso no sólo es de parte de padres, maridos, amantes, hijos y patrones, viene de la autoridad que según estiman organizaciones civiles persigue judicialmente a entre 20 y 50 mujeres acusadas ¡horror! de haber abortado y eso en la ciudad de Los Ángeles es un delito, y a quien lo comete se llama delincuente (a quién le recuerda).

La legalización de la criminalización del aborto el año pasado, al parecer se quedará así los próximos seis años, pues el gobierno panista que tendrá control del Congreso local no renunciará a uno de sus “triunfos”.

Y así, todas las mujeres que nos hemos librado de la violencia “común”, terminamos siendo víctimas de la violencia de Estado.

Simulacros de a 2 mil

Martes, 23 de Noviembre de 2010

Lesly Mellado May

Tras el sismo de septiembre de 1985 que devastó parte de la ciudad de México, la protección civil se puso de moda y luego se convirtió en un negocio privado y público.

Si bien hay gente comprometida con el servicio a la comunidad, otros han hecho de la prevención de riesgos el pretexto perfecto para obtener dinero.

En el caso del estado de Puebla, el más reciente escollo fue en Izúcar de Matamoros tras la fuga de gas tóxico de la fábrica de pesticidas El Dragón en 2009. La gente huyó del siniestro como pudo y las autoridades protección civil no hicieron más que minimizar y exculpar a la empresa.

Pero que tal cobran los simulacros y cursos. En la iniciativa de Ley de Ingresos 2011 se autoriza a la Dirección General de Protección Civil cobrar por simulacros de desastres mil 370 pesos en el municipio de Puebla y mil 925 pesos en el interior del estado; mientras que los curso están cotizados en 960 y mil 285 pesos, respectivamente.

Sí eso se paga por simular que hay un sismo y movilizar a equipos de rescate y emergencias.

A esto súmele trámites que obligatoriamente tienen que hacer comercios, escuelas, fábricas, bares, gimnasios…

Dictamen de riesgo para inmuebles o zonas riesgosas: en el municipio de Puebla, mil 370 pesos; en el interior, 2 mil 45 pesos

Dictamen de riesgo de giros dedicados a la compra, almacenamiento, venta y fabricación de sustancias o materiales peligrosos: 2 mil 45 pesos

Por la aprobación de los programas internos en materia de Protección Civil, por cada uno: 2 mil 950 pesos

Por la actualización de los programas internos en materia de Protección Civil, que presenten los sujetos obligados, por cada uno: mil 475 pesos

Por la aprobación de los programas especiales en materia de Protección Civil, por cada uno: 2 mil 190 pesos.

Buscando mi aguja, y no precisamente en un pajar

Lunes, 30 de Noviembre de 2009

Lesly Mellado May

Prontamente los oculistas deberán ser incluidos como parte fundamental de los procesos electorales.

Y es que la miopía no sólo aqueja al árbitro, están, estamos o nos hacemos enfermos todos: jugadores, entrenadores, cronistas y espectadores.

Aparte dejamos a los señores estadísticos que viene a enredar el cuadro de miopes, ciegos y tuertos, que casi a diario acuden a la red demoscópica a buscar sólo los datos que quieren ver.

La guerra de encuestas entre suspirantes a candidatos en el PRI fue gestada desde Casa Puebla cuando se estableció que el ganador se determinaría a través de encuestas de opinión. Aunque ahora, ya que las batallas han dejado varios heridos, el discurso cambió: las encuestas son sólo una herramienta, y uno se pregunta ¿en el taller de la sucesión cuántas llaves y serruchos hay? o ¿de qué herramientas estamos hablando?

Más allá de quién va adelante y quién no tiene aliento para dar un paso más, yo reclamo mi derecho de tender una red a las encuestas, hacer una pesca milagrosa de datos no sobre los candidatos… mi interés son los ciudadanos justamente desinteresados por lo que tanto ocupa y enfrenta al círculo rojo.

En los estudios publicados durante las últimas semanas sobre quienes aspiran a ser gobernador y presidente municipal capitalino se han privilegiado las preferencias electorales y poco o nada se ha dicho sobre el número de personas que en realidad conocen a los aspirantes. No es lo mismo evaluar preferencias y conocimiento por mención espontánea, que dar al encuestado una lista de nombres.

El pasado 18 de noviembre, en la columna “A puerta cerrada” de Jorge Rodríguez en El Sol de Puebla, se difundió un estudio del CISO de la BUAP en que se revela que de los 2110 ciudadanos encuestados sólo el 26.9 por ciento mencionó espontáneamente el nombre de algún precandidato.

De esas 567 personas que saben aunque sea ligeramente de la rebatinga que se traen unos 10 sujetos por administrar un presupuesto de 50 mil millones de pesos al año (por poner una conservadora cifra para 2011), 219 aseveraron que votarían por Javier López Zavala; que representan apenas al 10 por ciento de los encuestados.

El panista Rafael Moreno Valle tuvo unas 185 menciones; Enrique Doger, 70; y Blanca Alcalá, 44. Estos números fueron estimados a partir de lo publicado por Rodríguez.

¿Debería preocuparse Javier López por la triste estadística del CISO?, la respuesta es no.

Veamos. Mario Marín ganó la elección de gobernador con sólo el 27.6 por ciento de votos, según lo publicado en la memoria del Instituto Electoral del Estado. De los 3.2 millones de electores, sólo 1.7 millones acudieron a las urnas, y de éstos sólo 886 mil votaron por el oriundo de Nativitas.

Blanca Alcalá no tuvo mejor suerte. Su campaña de “Mujer de soluciones” sólo convenció al 21 por ciento de los votantes que en total eran un millón 40 mil, pero sólo acudieron a las urnas 440 mil y de éstos 224 tacharon la boleta a favor de la hoy alcaldesa.

Vuelvo a la miopía, la más grave y provocada por el propio círculo rojo, es la de los ciudadanos que ocupados por sobrevivir a la crisis no tienen tiempo ni aliento para involucrarse en eso que llamamos democracia.

Aguja maravillosa

Martes, 21 de Julio de 2009
Lesly Mellado May

Un todopoderoso africano tiene a su servicio cientos de personas, una de ellas se dedica a seguirlo con un cojín para que a la hora de sentarse no queden colgando lo pies del rey chiquito.

Un todopoderoso microbusero de piernas cortas suelta el clutch y golpea a un automóvil por detrás. Se resiste a bajar del camión y manda a su achichintle a decir al agraviado que ni le haga al cuento porque no’más fue un arrempujón.

Un todopoderoso de la aldea empieza por querer dominar su cuerpo: se retira con cirugía plástica un lunar de la frente,  manda a cortar las patas de su silla del salón de Cabildo para que no le cuelguen los pies y ordena que su imagen quede plasmada en un mural del palacio municipal.

Así son los caciques y caciquillos, desde el principio de su historia en el poder sacan a relucir sus sinsabores y complejos que les impiden disfrutar la cima que alcanzaron.

En los últimos días, en su papel de góber precioso, Marín se ha dedicado a mostrar hasta dónde llega su poder como gobernante de un pueblo pobre e ignorante.

Los panistas se quejan del carro completo y la elección de “estado”, pero ¿no fueron ellos los que decidieron regalarle a Marín un muro de impunidad al procurar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo exonerara de los abusos que cometió contra la periodista Lydia Cacho?

El saldo a partir de entonces es sólo retroceso.

Sus hermanos Enrique y Julieta fueron colocados como diputados. A más de año y medio de la campaña que realizó Enrique Marín para ser legislador local, se difundió un video en el que hace gala del cacicazgo encabezado por su hermano…  y nada pasó.

Su hijo se encarga de dar premios y castigos a los jóvenes que recién ingresan al PRI, incluso hasta regala candidaturas.

La cuenta pública del año pasado fue aprobada de manera exprés por los diputados locales, sin que supiéramos cómo, en qué gastó, si hubo pliegos de observaciones, si de verdad cumplió con disminuir el gasto corriente, si los funcionarios cumplen con sus horarios y dejaron los desayunos fuera de la oficina, como lo prometió cuando tomó posesión como gobernador.

Reformó la ley para que sus finanzas sean juzgadas por esta Legislatura (que está de rodillas y a sus pies) y no por la siguiente, por si acaso.

Si bien estas prácticas resultan graves, más preocupante es que nadie se sorprenda y que a la fuerza de los años de autoritarismo los agravios se miren como algo natural.

En el furor de los últimos días lo candidatearon para presidente y hasta amenazó con que su sexenio no terminará en 2011… de cumplir su palabra ¿cuánto nos restará de autoritarismo e impunidad?


Hilvanando una cinturilla

Lunes, 27 de Abril de 2009
Lesly Mellado May

La ciudad de Los Ángeles está a punto de cumplir 500 años, y como cada aniversario le cantaron las mañanitas, le hicieron un pastel y hablaron de su deteriorada salud.

La vista de la Puebla no es la mejor, parece una cincuentona en manos de un cirujano plástico chambón, un carnicero cualquiera que se abraza impetuosamente a la ignorancia y se resiste a ser un artista del bisturí.

Los administradores de la ciudad se ocupan año con año del rescate del Centro Histórico, para ser justos habría que decir que llaman rescate al cambio de piso de unas cuantas calles aledañas al zócalo. Igual que una señora a la que le operan muchas veces la nariz, pero no se ocupa de prevenir la osteoporosis, la hipertensión, la diabetes, el cáncer…

La frivolidad lleva a que un piso nuevo, una banqueta ancha, y unas fachadas bien pintadas, sean un “programa integral de dignificación del Centro Histórico”.

Y qué decir de la nueva ciudad llamada Angelópolis (que creció en otros municipios)… nada amable con sus habitantes.

El viernes me senté en los portales a tomar café con unos amigos de la universidad. Recordamos que en los noventa caminábamos casi todos los días de la UPAEP al zócalo sin mayor problema. Entrábamos a las librerías, fisgoneábamos las revistas y nos sentábamos al amparo de la reja republicana de la Catedral.

Ahora por azares del destino los tres vivimos buena parte del día en la nueva ciudad, pero nos es imposible encontrarnos en algún punto sin utilizar el automóvil, y aclaro, no es porque ya no tengamos condición física.

Angelópolis, ese pedazo de intento de primer mundo que Dios nos dio, no es ni será disfrutable para los poblanos. Es como si le hubieran comprado a la ciudad un vestido, zapatos, bolso y joyas de diseñador, pero sin instruirla sobre el arte de portalos.

La nueva vía Atlixcáyotl ya cobró la vida de una persona, y el estudiante de la BUAP que pereció atropellado, no será ni la primera ni la última víctima. Una cantidad millonaria es utilizada para poner cemento al bulevar que originalmente era de asfalto. Igual que en el Centro Histórico, cambiar el piso recibe un nombre rimbombante.

Hasta ahora, a la calle con tintes de autopista, no se le ve la menor gracia, no se podrá caminar por ahí, y todo el vecindario tendrá que seguir utilizando el automóvil hasta para ir a la tiendita de la esquina que ahora se llama de conveniencia (sin convivencia).

Habría que cambiar de cirujano, porque si así está nuestra cincuentona, no quiero imaginar qué pasará con ella en las próximas décadas…