Con episodios y matices que van de lo solemne a la comedia, el inminente destape del secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade Kuribreña, como candidato presidencial del tricolor, se ve inexorable, más por la necesidad y el pragmatismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Los Pinos, que por las señales que por momentos, en dichos y en hechos, se vuelven galimatías a los hombres del sistema, y los llevan a pleitos internos, aclaraciones penosas y enconos personales.
Si no hay engaños ni fintas del primer equipo de Enrique Peña Nieto, en la ruta de los tiempos y al ritmo de los acuerdos, para no dejar cabos extraviados, la unción del cuatro veces secretario de Estado en dos distintos sexenios, con dos distintos partidos, deberá ocurrir como límite el 14 de diciembre, a pesar de que se espera antes. Sobre todo luego de que este jueves el CEN del PRI emitió la convocatoria para la elección de su candidato a la Presidencia, la cual marca el domingo 3 de diciembre como el día para el registro de los interesados y el 14 de diciembre el inicio de las precampañas.
Por eso se habla con insistencia de que una cascada de anuncios presidenciales y reacomodos en las esferas del poder, se prevé a partir del 30 de noviembre, día en que debe ser anunciado el nombramiento del nuevo gobernador del Banco de México (Banxico). Si Meade no es mandado a sustituir a Agustín Carstens, ya no habrá ninguna duda sobre el nombre del candidato presidencial.
De hecho, la decisión sobre el tapado que, se dice en los corrillos cercanos a la casa presidencial, fue tomada el pasado domingo y comunicada a los otros aspirantes, lleva como aderezo la rebeldía en que habría caído, días antes, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Esa misma mañana dominical el ex gobernador de Hidalgo recibió una fuerte advertencia para bajarse de cualquier intento de desobediencia, con un mensaje muy claro en un medio nacional, el diario Reforma.
La paz y la aceptación a la tradición priísta del gran elector, aparentemente fue asumida.
Hay una regla insalvable: no puedes secuestrar la sucesión.
Esa es atribución inalienable del Presidente y más todavía en el sistema y costumbres priistas, que se replica con matices en otros partidos en nuestro país.
De ahí que el rosario de halagos que el canciller Luis Videgaray recetó a José Antonio Meade el miércoles en un acto en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) con el cuerpo diplomático acreditado en México, haya generado malestar, advertencias hasta de Peña Nieto y furia en Osorio Chong.
Videgaray comparó a Meade, quien ni siquiera es militante del PRI, con el fundador del partido y prócer de la Revolución: “el único mexicano que junto con Plutarco Elías Calles ha ocupado cuatro secretarías distintas en dos gobiernos diferentes y que hoy conduce con gran inteligencia y disciplina y, sobre todo patriotismo y visión de Estado, la política macroeconómica de México”.
El secretario de Relaciones Exteriores tuvo que tragarse luego la intención original de sus palabras, tras las tempestades que desató.
En su twitter escribió al mediodía de este jueves: “ayer tres secretarios impartieron conferencias en la Cancillería, y a los tres los presenté con calidez, gratitud y reconocimiento a su talento y trayectoria. No hay que confundir eso con otra cosa. Las decisiones políticas se tomarán dónde deben tomarse”.
Dijo eso para intentar subrayar que no había agredido las tradiciones priístas e invadido el papel de Gran Elector que solamente pertenece al Presidente.
Para sacudir las últimas dudas, Peña hizo lo propio en una entrevista previa a la conmemoración del Día de la Bandera en Baja California Sur: “están bien despistados todos… el PRI no habrá de elegir a su candidato, seguro estoy, a partir de elogios y de aplausos”.
De un actor a otro, del halago al desandar palabras, del matizar los dichos a negar los hechos, los priístas se envolvieron en una comedia.
Lo cierto es que, si no hay fintas ni engaños, las cosas están dispuestas para el destape.
La Comisión Política Permanente está en sesión permanente y puede reunirse en cualquier momento, sin muchos avisos previos, para proceder.
Las dos comisiones que participan en este desarrollo, la de Procesos Internos y Designación de Candidatos están ya instaladas.
El destape viene, con tintes hasta jocosos, pero se ve ya definido.
A menos que “El Gran Elector” nos esté engañando a todos, y decida ungir al menos esperado; por tanto, el más cuidado por la Casa Presidencial.