¿QUIÉN GANA Y QUIÉN PIERDE EN PUEBLA CON EL DESTAPE DE JOSÉ ANTONIO MEADE?

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El tan cantado destape de José Antonio Meade Kuribreña como candidato del PRI a la Presidencia, envuelto en la rancia liturgia del viejo priato, tiene para Puebla efectos paradójicos: por un lado, al morenovallismo le viene muy bien que el abanderado tricolor sea el personaje del gobierno federal con quien mejor relación y cercanía ha mantenido el ex gobernador Rafael Moreno Valle y quien fue pieza fundamental para los acuerdos, incluso electorales, con Los Pinos en los últimos años. En tanto, al priísmo identificado con dirigente estatal, Jorge Estefan Chidiac, el arribo del ex titular de Hacienda y Crédito Público (SHCP) le abre la posibilidad de mantener hegemonía y acaparar las mejores posiciones en las boletas de 2018.

A vista de botepronto, el gran perdedor es Juan Carlos Lastiri Quirós, su establo y su grupo, pues el subsecretario de SEDATU tenía la vela prendida al santo equivocado: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Sin que se pueda considerar completamente aniquilado, ahora las posibilidades de que Lastiri pudiera ser candidato a Casa Puebla parecen reducidas.

La fiesta por la designación del cuatro veces secretario de Estado, por raro que parezca, se vivió igualmente en lados opuestos de la contienda electoral en Puebla.

En el bando tricolor, la unción de Meade representa una enorme oportunidad para Estefan, por la amistad que los une familiarmente desde al menos una generación atrás.

El presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de San Lázaro ahora tiene la certeza de que habrá un espacio preferente para él a partir del próximo año, en la cúpula partidista, en la burbuja legislativa del Senado o, incluso, si gana Meade, en el gobierno federal.

Por lo pronto, hay quienes consideran inexorable su salida del Comité Directivo Estatal (CDE), para unirse a la campaña, que coordinara el todavía secretario de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño Mayer.

En su lugar llegaría el senador Ricardo Urzúa, quien hace la pantomima de que está buscando la gubernatura, pero en corto él mismo reconoce que le es inalcanzable y hace ruido solamente porque así se lo ordenó su coordinador, Emilio Gamboa Patrón.

A pesar de que muchos supondrán que Charbel Jorge tiene ahora el pase directo a la candidatura a la gubernatura, el desdén que ha manifestado a esa posibilidad, estaría anunciando un arreglo en ese tema entre el PRI, Los Pinos, Meade y Moreno Valle.

“Soy un soldado de Meade e iré a donde él me diga”, dijo con claridad Estefan, quien lo más seguro es que pronto sea llamado al primer equipo del candidato.

En esa hipótesis es en donde al morenovallismo le conviene tanto la designación del ex titular de Energía y Hacienda en el calderonismo, porque con él se abre de par en par la puerta de los acuerdos, algunos inconfesables. Un factor clave entre el morenovallismo y Meade es, sin duda, Roberto Moya Clemente, quien fue secretario de Finanzas y jefe de la oficina del gobernador Moreno Valle.

De ambos lados, hoy se sienten apuntalados, aunque el festejo público se vivió este lunes con la resucitación de todos los rituales del culto desbordado al elegido, como si el tiempo hubiera regresado a los años 50 del México que fue esplendoroso para el priato.

Algunos priístas poblanos estuvieron en primera fila.

Meade realizó desde las 09:30 horas del lunes su recorrido por Seis Casas: Los Pinos, en donde fue relevado de la SHCP; la CTM, en donde fue calificado como el “candidato de la esperanza”.

Luego vino el turno de la CNC, que le ofreció la fuerza del voto verde y agradeció su apoyo al campo; la CNOP, donde le juraron lealtad las 32 dirigencias locales y la nacional, y terminó en la sede del PRI, en donde recibió halagos de los diputados federales.

En la sede de la Confederación de Trabajadores de México, a unos pasos del Monumento a la Revolución en la colonia Tabacalera de la Ciudad de México, un incómodo Leobardo Soto Martínez, participó en la entrega de la constancia de apoyo, como miembro del Comité Nacional, pero no expresó, al menos así se dejó ver en la transmisión en vivo, mucho entusiasmo.

Si acaso, se sumó a una foto grupal con el también ex canciller y luego estuvo en la misma mesa en que ofreció una rueda de prensa.

El lastirista Leobardo, también legislado local, logró colar en ese momento a su hijo, a quien prepara, como dictan los cánones de las dirigencias obreras, para heredar su poder.

En la Confederación Nacional Campesina (CNC), en este extraño día en que los relojes de la historia parecieron retroceder, el virtual precandidato fue recibido por los dirigentes agrarios históricos y el presidente actual del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) cenecista, Ismael Hernández Deras, quien encabezó como delegado especial en Puebla la contienda federal de 2015.

Una delegación de cenecistas poblanos lazó porras a Meade, encabezados por su dirigente estatal Maritza Marín Marcelo, quien también es secretaria de Fomento Artesanal nacional.

Las selfies, los abrazos y el ofrecimiento de apoyo incondicional se repitió luego en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), y en comida del también ex secretario de Desarrollo Social con los diputados priístas, en la sede el tricolor, a la que no faltó ninguno de los ocho poblanos.

Entre porras y alabanzas a su llegada, Meade estuvo acompañado, entre otros, por su amigo Jorge Estefan, de quien su padre Dionisio Meade y García de León fue mentor, jefe laboral en su juventud y hasta su padrino de bodas.

El padre del virtual precandidato fue quien mandó al oaxaqueño Estefan a Puebla para trabajar en el gobierno de Manuel Bartlett.

Hay más en esa relación familiar, pues apenas en octubre pasado, ya como si se tratara de una tradición de los Meade y los Estefan, el ex secretario del peñismo fue testigo en la unión civil del hijo del presidente estatal del PRI.

La cercanía entre los dos se dejó, y a varios les vino el recuerdo de que Estefan fue quien propuso, en la Mesa de Estatutos, los cambios que hoy han posibilitado que Meade llegue como externo a la candidatura priísta.

El festejado -no se puede decir de otro modo- detuvo brevemente sus pasos, cuando advirtió entre los convidados al también diputado federal Víctor Giorgana, quien lo destapó el 15 de agosto en una reunión de la cúpula legislativa del PRI.

El aspirante a la candidatura al gobierno de Puebla capital, le levantó la mano en señal de triunfo.

El de este lunes, con todo y sus reminiscencias y liturgia, fue un día de fiesta.

En dos lugares antagónicos.

Paradójicamente, lo fue para el morenovallismo y para el PRI.

gar_pro@hotmail.com

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