EL CAMALEÓN JJ, SU TRAICIÓN A DOGER Y SU PAPEL DE GATILLERO DE BARBOSA

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José Juan Espinosa Torres, el experimentado tránsfuga y trapecista, quien ha vestido ya todos los colores partidistas, del albiazul al morado, pasando por una etapa tricolor y naranja, ganándose el mote de El Camaleón, ha asumido ahora en el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), con gusto y hasta gozando la traición contra su antiguo aliado, su otrora gallo a la gubernatura, el priísta Enrique Doger Guerrero, el papel de gatillero, por encargo de su nuevo jefe, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien necesita de él para el ataque abyecto, en el terreno personal, y eludir así las explicaciones sobre su abultado patrimonio.

El JJ, como también es conocido el alcalde con licencia de San Pedro Cholula, hoy metido de candidato lopezobradoristaa diputado local, muestra su cara más infame.

Muerde la mano que antes -hace apenas un par de años- besaba con devoción de su amigo de mucho tiempo, el ex alcalde capitalino, a quien en su momento le apostó todo y a quien veía como el próximo mandatario poblano.

La incongruencia del eso sí, histrión, José Juan, es monumental.

El antes orgulloso marinista y luego activo morenovallista, ex militante de PRI, PAN, Convergencia, Movimiento Ciudadano y ahora morenista, hace muy poco promocionaba a Doger como la mejor opción para Casa Puebla.

El 31 de agosto de 2015, cuando el ex rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) terminaba su encargo como diputado federal a la LXII Legislatura, lo invitó a inaugurar la edición número 65 de la Feria de San Pedro Cholula.

Fue la primera vez que un particular, sin representación real en ese municipio, pues Doger fue diputado por el Distrito 6 Federal, con cabecera en la capital, tenía ese alto honor, considerado así por los cholultecas.

Además, faltaban más de cinco meses para que el hoy candidato del PRI a la gubernatura llegara como titular de la Delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

No tenía Doger representatividad, en ese momento, ni como funcionario ni como legislador.

Fue una señal absolutamente política y de evidencia de la entonces gran amistad, conveniencia de coyuntura y admiración que JJ le profesaba.

De porrista de Doger, ahora se ha convertido en caricaturesco “ve y dile”.

Barbosa se escuda en José Juan, en su proclividad a los panchos públicos, para no tener que enfrentar al priísta, quien le da batalla en el terreno del debate.

Hoy se mete con la vida privada del priísta y, por encargo del candidato a la gubernatura de Juntos Haremos Historia (MORENA-PT-PES), se convierte en sicario político.

Sin reparar en que ataca la honra de personas ajenas no solamente a la vida política, sino a las actividades públicas, muchos menores de edad, enuncia denuestos cobardes y se convierte en un patán.

Suelta dichos que rayan en chismes.

No tiene pruebas, pero se envalentona en conferencias de prensa, en las que se erige como guardián moralino.

Olvida que él tiene, en su contexto inmediato, pecados de alcoba.

La descalificación a quien fue invitado de honor en su boda, por su vida privada -lo que no se da ni en las mafias más salvajes-, tiene como meta crear una cortina de humo que alivie a Barbosa.

Que lo ayude a evadir las respuestas a preguntas que, en cambio, sí tienen que ver con el contexto político.

Los gastos onerosos en viajes por Europa y sus propiedades en Tehuacán, Puebla y la Ciudad de México, que no ha podido empatar el ex perredista con sus ingresos comprobables.

Los señalamientos de lavado de dinero y enriquecimiento inexplicable.

Con este nuevo y penoso papel, el JJ, ahora sí, ha tocado fondo.

Es el ejemplo más acabado de la política de cloaca.

gar_pro@hotmail.com

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