LA GUERRA ESTEFAN-DOGER O LA PARÁBOLA SOBRE QUIÉN SE QUEDA CON LAS MIGAJAS DEL PRI

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Aunado al trágico fracaso del PRI y su casi desaparición en Puebla y el país, en medio de los escombros, dos personajes, con oscuridad propia y ambición estrictamente personal, se disputan las migajas. El secretario de Operación Política del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Jorge Estefan Chidiac, busca arrebatarle los liderazgos moral y real al ex candidato a la gubernatura, Enrique Doger Guerrero, quien controla formalmente el Comité Directivo Estatal (CDE), a través de su operador Javier Casique Zárate. La guerra apenas comienza y se viene larga y ácida –como toda guerra que se respete-.

Sin capacidad para entender que el régimen de partidos tradicional se murió el 1 de julio, el diputado federal y el ex rector de la BUAP se muestran los dientes y se pelean cada retazo.

No es mucho lo que queda, si se ve con detenimiento.

El tricolor ganó 78 alcaldías, pero son de las más pequeñas, con presupuestos escasos.

Apenas rasguña 17 por ciento de la representación estatal que se refleja en la Lista Nominal.

Tiene cuatro diputados locales, pero matemáticamente no contribuyen a romper la mayoría lopezobradorista que tendrá la LX Legislatura.

Aun, como se espera, sumados con la bancada morenovallista, los cuatro votos priístas tampoco hacen diferencia en las previsibles disputas legislativas.

Tiene dos diputados federales, Lucero Saldaña Pérez, y el antorchista Luis Córdova Morán, quienes ni estorban ni ayudan y además se deben a sus propios intereses y escenarios ajenos a Puebla. Sobre todo el antorchista, fiel reflejo de las miserias de esa agrupación dedicada al chantaje y –no pocas veces- a la vil extorsión.

De ahí que la refriega Estefan-Doger sea más por conservar, de manera personal, un coto, que por encabezar la reconstrucción partidista, a partir de las cenizas.

No son héroes ni próceres.

Los misiles que se han lanzado se ven con claridad cuando salen desde cada trinchera.

Jorge Estefan, ni cómo dudarlo, es el autor de la campaña para exhibir a Doger como un “vendido” y lacayo del morenovallismo.

Apenas el también ex alcalde capitalino reconoció el triunfo de la panista Martha Érika Alonso Hidalgo, entonces Jorge Charbel envío como sicario mediático a Javier López Zavala, su subsecretario en el CEN, hoy convertido en recadero, para desautorizarlo.

También se ve la mano del presidente de la Comisión de Presupuesto de San Lázaro en la tormenta de acusaciones que enfrentan algunos delegados.

El caso más claro es en Sagarpa, en donde los dogeristas Germán Barnard Alcaráz, el delegado formal, y Omar Álvarez Arronte, el jefe real, enfrentan denuncias mediáticas por despidos injustificados y por aumentar los diezmos que cobran por los programas y apoyos.

En el pleito pareciera que la ventaja la lleva Estefan Chidiac, pues cuenta con la lealtad de los poquísimos ganadores de su partido en las elecciones.

Las candidaturas, hay que recordarlo, él las repartió a placer y privilegiando sus compromisos y negocios personales, semanas antes de que se entregara el PRI poblano a Doger, a través de Casique, un lobo con piel de oveja.

Y eso comienza a verse.

Apenas el pasado viernes, Enrique Doger Guerrero citó a desayunar a los 52 delegados del gobierno federal en Puebla, para una larga alocución para justificar la supuesta pronta entrega al morenovallismo por la que lo señalan como “vendido” y “traidor”.

Ahí, de acuerdo con la versión esparcida por el equipo de Doger, les comunicó que el reconocimiento a Martha Erika Alonso Hidalgo fue “una instrucción superior”, aunque de tal no hay evidencia más allá que la palabra del ex delegado del IMSS.

Hasta ahí todo muy bien, salvo que a la cita apenas le llegaron 16 de esos 52 priístas.

Entre los faltantes hay muchos que con motivos bien sustentados, harán el vacío al doctor.

En paralelo, Jorge Estefan no ha dejado de reunirse, sin convocatoria ni aviso de cortesía a la dirigencia estatal, con los ex candidatos, para convocarlos a la “reconstrucción” del partido que perdió el poder estatal desde 2010.

Así hizo todo el pasado fin de semana.

Luego, este lunes Casique y Estefan se sentaron a celebrar la muy poblana –y por eso muy inútil- “operación cafecito y cicatriz”, para presumir una foto en Twitter “de lo bien que se llevan”.

Pero algo pasó unas tres horas después, al grado que el CDE emitió un comunicado timorato y confuso, sin mencionar nombres, en el que advierte que “el PRI no puede ser patrimonio de algún grupo o persona”.

Fue dictado por Casique, tras el visto bueno de Doger. Aquel no da paso sin consultarlo con su jefe y compadre.

En la confusión muchos prefieren esperar las señales del CEN que ahora encabeza Claudia Ruiz Massieu Salinas, con quien tiene interlocución directa Estefan.

Sin embargo, no debe pasar inadvertido que la guerrerense es de las mejores amigas del panista Rafael Moreno Valle.

Además del entendimiento mutuo, ella le debe muchos favores al poblano.

¿Será que ese será también factor decisivo en la guerra en la aldea por los despojos del PRI?

No hay que ignóralo del todo.

gar_pro@hotmail.com

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