LA MUY LENTA Y TROPEZADA 4T EN PUEBLA; EL SÚPERDELEGADO ABDALA, CONVERTIDO EN FIGURA DE ORNATO

RODRIGO ABDALA

La Cuarta Transformación (4T), en lo que respecta a la operación del Gobierno de la República en Puebla, va muy lenta. La mayoría de los delegados priístas sigue en sus cargos, pero ni una llamada les ha echado el súperdelegado del presidente Andrés Manuel López Obrador. El novato Rodrigo Abdala, sobrino político del ex gobernador Manuel Bartlett -ahora titular de la CFE-, “ni ata ni desata y nada del funcionamiento conoce”, es el comentario recurrente en las 64 oficinas que la administración federal tiene en la entidad. Es una figura de ornato, mientras enfrenta el fuego amigo de los barbosistas y la inmovilidad en las secretarías de Estado, que no avanzan en su reestructuración.

A pesar de que antes de la asunción del tabasqueño quedaron aprobadas las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, las cosas no se han movido en varias entidades y en Puebla menos.

Ese paquete de cambios, entre otras cosas, creó las Secretarías de Seguridad Pública y de Bienestar, antes Desarrollo Social (Sedesol) y, especialmente, la figura de los “coordinadores estatales de programas sociales”, los llamados súperdelegados.

Esa figura permanece en controversia y es un punto más de disputa entre los gobernadores y el primer mandatario.

Nada raro sería que, al igual que la Ley de Remuneraciones, termine con un recurso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

En este contexto, Abdala Dartigues ha tomado las riendas de la representación oficial del gobierno lopezobradorista en Puebla, pero ha dejado ver muy pronto su notable inexperiencia.

En realidad más allá de algunos trabajos con cargos menores que tuvo en órganos electorales de Puebla, analista y auxiliar, en el IEE y el TEE, respectivamente, no tiene pericia administrativa.

También fue secretario particular de su tío, cuando en el pasado ejercicio fue senador, más los tres años que estuvo en San Lázaro.

Nada más.

Rodrigo, y ese ha sido uno de los argumentos de sus detractores en MORENA y el barbosismo, no tiene las tablas que se requieren para el cargo, y menos la mano firme para la operación política, en las condiciones de enfrentamiento que desean algunos de sus correligionarios.

Eso se sabía muy bien desde el principio, pero es ahora que lo subrayan las huestes del candidato derrotado, Luis Miguel Barbosa, porque quieren ese cargo para uno de los suyos.

El súperdelegado se ha presentado en los primeros días de la 4T, como una figura de ornato, para acompañar, por ejemplo, la instalación de las mesas de Seguridad, para arrancar el Plan Nacional del presidente de la República, con el gobernador Tony Gali.

O en la instalación del Consejo Consultivo para la Descentralización de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con el secretario Esteban Moctezuma Barragán y las autoridades estatales.

La mayoría de los delegados priístas están aún en funciones y sin modificaciones en su estatus administrativo y laboral.

Permanecen a la espera de los cambios, luego de que en la mayoría de las dependencias la instrucción fue “no se muevan”.

Uno de los pocos que está inquieto y quiere pronto su relevo, porque busca la dirigencia estatal priísta, es Lorenzo Rivera Sosa, quien en sus redes sociales se presenta ya como “ex delegado de Desarrollo Social” (hoy Bienestar) y envió desde principios de mes su renuncia, pero no le han indicado que puede irse.

Y es que no ha habido a quien entregarle la dependencia, aunque en teoría desde el lunes pasado ya debió presentarse alguien al quite.

El ex diputado Rivera dijo literalmente, en reunión con reporteros esta semana, que Rodrigo “no me ha llamado, no he tenido contacto con él”.

En tanto, apenas este viernes, quienes fueron delegados de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), hoy Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), están convocados para una reunión en las oficinas en la capital del país.

El caso se repite en la mayoría de las dependencias, en donde Abdala ni se ha parado, ni ha llamado.

Los funcionarios priístas coinciden sobre Abdala: es “alguien que no conoce de los problemas que padece la gente, cómo va a ser posible que les dé soluciones”.

En medio del desorden, los delegados priísta que llegaron ahí por premios de consolación políticos, están tranquilos y dan por hecho que seguirán cobrando hasta enero o febrero, pues la reestructuración va pausadísima.

Aunque Abdala ya tiene en el papel, de acuerdo con la ley, la responsabilidad de la implementación de planes, programas y acciones para el desarrollo integral, la atención a los ciudadanos y la supervisión de los servicio de las secretarías y dependencias, nada se mueve aún.

En los cinco meses de la transición, por lo visto, ni siquiera hubo ensayos para tomar las riendas del Gobierno Federal en Puebla y a realizar reuniones con matiz partidista.

En ese tiempo, el súperdelegado poblano se dedicó a acompañar la organización de las consultas lopezobradoristas.

Si esos coordinadores son vistos en algunos casos como posiciones políticas, virreyes y casi seguros candidatos a los gobiernos, en Puebla tampoco por ahí se ha visto esa función.

En el estado la 4T viaja en tortuga y el piloto es un aprendiz.

Y además, viene aún muy lejos.

gar_pro@hotmail.com

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