Ganadores

Arturo Luna Silva

En una primera lectura, ubico a los siguientes:

1. El gobernador Mario Marín, gran general y estratega del PRI, el mismo que se confirma como un operador electoral por excelencia, que se erige como uno de los últimos mohicanos del tricolor a nivel nacional, que hace de Puebla un verdadero bastión en el país (o reserva de votos) del Revolucionario Institucional y que sobre todo, por encima de todo, adquiere el suficiente margen de maniobra para operar como se le pegue la gana su propia sucesión, erigido sí, hoy más que nunca, como “Gran Elector” en su partido.

¿A ver quién es el o la valiente que le dice que no puede ir con su candidato favorito porque “estaría en riesgo” el triunfo del PRI?

Si no fuese suficiente el aplastante 16-0 de ayer, entonces está la masacre de 2007, cuando sólo perdió uno de los 26 distritos en juego.

Una vez más, Marín ha demostrado que él es el poder, que él es la fuerza, que él es el dueño del tablero, que él es el activo del PRI, y que estará en posibilidades de ganar el 2010 poblano con el candidato que quiera, mucho más si éste es su “delfín”, su “hijo” político, su creación y más, mucho más: su proyecto transexenal.

La contundencia de la victoria priísta de este 5 de julio se recordará por muchos, muchos años. Es tan contumaz, que sólo se le puede comparar con el célebre 15-0 de 1997, cuando gobernaba Manuel Bartlett y el dirigente estatal del PRI era un tal Mario Marín Torres.

2. El secretario Javier López Zavala, gran beneficiario directo del carro completo priísta. No sólo fue su “burbuja”, encabezada por Alejandro Armenta, la que se echó al hombro esta elección, sino que mostró el músculo electoral que ya se le había visto en la elección local de 2007, cuando como Coordinador de Promoción del Voto le garantizó a su jefe y “papá” político, el control mayoritario del Congreso estatal, y con éste la sobrevivencia política del marinismo tras el escándalo Marín-Cacho.

Desde la sombra -el lugar, por cierto, donde se ganan las elecciones-, Zavala aceitó y operó la estructura del PRI, y nuevamente funcionó, casi hasta hacerla ver invencible, mandando un claro mensaje a, entre otros, el senador panista Rafael Moreno Valle y a no pocos priístas que ahora pensarán dos veces el ir a un proceso abierto entre la militancia del PRI para elegir de entre ellos y Zavala a su candidato a la gubernatura, pues pueden resultar aplastados y no sólo eso: humillados.

Al menos una decena de candidatos priístas fue impulsada por el propio secretario de Desarrollo Social, quien, unas veces acompañando al propio Marín y otras ocasiones solo, incluso hizo campaña con ellos, montado, claro, en el gran aparato y presupuesto de la dependencia a su cargo. El caso más evidente fue Atlixco, donde hubo choques de estructuras estatal y federal, y donde Desarrollo Social estatal derrotó a Desarrollo Social federal. Quince días antes del 5 de julio, la zavalista Isabel Merlo iba abajo, my abajo, en las encuestas; bastó que Zavala se volcara en apoyo de su pupila para que el panista José Luis Galeazzi, él mismo ex funcionario de la Sedesol federal, mordiera el polvo.

Se puede decir que tras el resultado de ayer, Zavala tiene de alguna forma el camino libre para convertirse en el candidato del PRI a la gubernatura de 2010. El tipo tiene, además, suerte. A su favor sólo le falta que la Corte ordene adelantar las elecciones, cosa que lo favorece amplia y enormemente sobre los disminuidos, casi diluidos, Enrique Doger, Jesús Morales y el resto de los suspirantes a Casa Puebla, que no están muertos pero sí bastantes rezagados en la carrera que ya, hoy, arrancó.

Zavala se jugó gran parte de su futuro ayer, y con el 16-0 salió aprobado. Falta historia por escribir y los peligros de aquí al momento de la unción no son pocos. Lo mejor que “El Delfín” puede hacer es no creérsela, hacer como que nada pasó, que no tiene nada seguro, y tratar de construir un proyecto sólido, que una a los priístas, incluyendo a sus declarados enemigos dentro del marinismo, en torno a su probable candidatura; que atraiga al voto ciudadano, y que reparta el pastel del poder entre la gran familia (¿o famiglia? del PRI, tal y como hizo en su momento, y en su circunstancia, el propio Mario Marín.

Debe Zavala derrotar dos ideas que subyacen en el inconsciente colectivo: la del continuismo y la de la imposición. Lo de la “poblanidad” es una excentricidad y recurso barato de descalificación. Si lo logra, estará del otro lado. Si se mete a la soberbia y escucha el “canto de las sirenas”, que se olvide de cosechar lo que hoy ha sembrado a la sombra, sí, de su progenitor político.

3. Alejandro Armenta, quien hace que quede muy lejana, y casi en el olvido, aquella inicial derrota en la extraordinaria de Felipe Ángeles y se consolida como uno de los referentes con mayor proyección del marinismo. El dirigente estatal del PRI demuestra eficacia y contundencia, además de que “mata dos pájaros de un tiro” al salvaguardar los intereses y objetivos de López Zavala, a cuyo grupo pertenece, y al responder a la confianza de su jefe máximo, Mario Marín, quien al mandarlo al PRI lo presentó prácticamente como una “joya” del grupo en el poder.

Tras cumplir las expectativas, concentrándose en lo suyo, que fue sacar el voto duro del PRI, tomarse la foto con “El Chelís” y no cometer errores graves, todo lo anterior más que suficiente ante una previsión confirmada de elevado abstencionismo y numeroso voto blanco, el ex director del DIF estatal y ex secretario de Desarrollo Social avisa que está para cosas grandes; no sé si tan grandes como una gubernatura o una presidencia municipal, pero sí posiciones de poder relevantes a futuro, sobre todo si se llegara a concretar el famoso Proyecto “Z”, marca que como la del zorro lleva en el pecho.

4. Los estrategas. No todo fue perfecto en el PRI. A mitad de la campaña, las cosas no pintaban para un 16-0. Más bien todo hacía indicar que habría empate, empate técnico con el PAN. El fantasma del 8-8 recorrió Puebla. También el de la negociación con Calderón al estilo 2006, hipótesis que finalmente no se confirmó. Fue hasta que Marín se colocó el traje de guerra y llamó y sumó a su propio equipo de estrategas, que todo cambió.

Dichos estrategas son los mismos que han trabajado con Marín desde la batalla por la alcaldía de Puebla y aún antes, en el 15-0 de 1997. No es difícil ubicarlos, como tampoco saber de su eficacia.

Ellos leyeron el escenario, dictaminaron y pidieron y operaron un cambio urgente de estrategia, a la que Armenta y su propio equipo supieron adaptarse y en el que las alianzas mediáticas fueron más que claves.

Mientras el PAN siguió esperando que Felipe Calderón les ganara la elección, con el falso cuento de una gran cruzada contra el narcotráfico, los estrategas del PRI en Puebla explotaron el más grave error del PAN en el poder: la economía.

Crisis, desempleo, pobreza, etcétera, empezaron a ser palabras y temas cotidianos en los medios. Se logró ganar la agenda mediática, y quien la gana suele ganar la elección.

2009 será un ejemplo redondo de lo anterior. ¿Resultado? Lograron que hubiera voto de castigo y que éste se redireccionara hacia el PAN, que así, por fin, pagó en las urnas el costo de gobernar erráticamente a México durante casi 9 años. Magistral. Sencillamente magistral.

Siempre fue la economía, estúpidos, y en el PAN ni cuenta se dieron.

5. La guerra sucia, pues demostró su eficacia en por lo menos los distritos donde el PRI la usó con perversidad e inteligencia: Cholula, Texmelucan y Atlixco. Allí, los candidatos del PAN arrancaron con ventaja; a la mitad, seguían arriba. Pero el ataque subterráneo, que se valida mediante el anonimato y que circula socialmente a través del escándalo, los bajó de poco en poco pero sostenidamente… hasta hacerlos perder.

Y 6. Las empresas encuestadoras (de forma destacada Indicadores, de Elías Aguilar; Opina, de Rigoberto Benítez, y el CISO de la BUAP, encabezada por Jorge David Cortés, pues volvieron a dar una muestra contundente, incontestable, de credibilidad y profesionalismo. No son los oráculos que muchos creen, pero cómo, cómo se le parecen. En el 2007 fueron claves. En el 2009, ni se diga. Estoy seguro que en el 2010 serán decisivas.

Mañana, los perdedores -que no son pocos-.

***

Anoche, ya muy noche, en algunos conteos rápidos llamó la atención el elevado número de personas que no declaró su voto en los distritos 9, 11 y 12 de Puebla, en una suerte de “espiral del silencio”.

Aunque se ve lejana, sería ésta la única posibilidad del PAN para que la derrota fuese menos grave de lo que ya de por sí es en todo el estado.

Rafael Micalco rezaba literalmente para que, en un golpe de suerte, por lo menos la mitad de los electores que ocultaron el sentido de su voto a las encuestadoras, se haya inclinado por Acción Nacional, pues ello modificaría las tendencias y los citados distritos serían objeto de recuentos voto por voto.

El conteo rápido de Opina registró:

En el Distrito 9:

PAN, 22.6%

PRI, 31.1%

NO CONTESTÓ, 13%

En el Distrito 11:

PAN, 23.6%

PRI, 30.9%

NO CONTESTÓ, 10.7%

Y en el Distrito 12:

PAN, 23.6%

PRI, 31.7%

NO CONTESTÓ, 10.9%

La “espiral del silencio” es, pues, la única, última esperanza de Micalco y Bernardo Arrubarrena.

Esperanza que, sin embargo, se ve muy remota.

gar_pro@hotmail.com

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