El Factor Marín

Arturo Luna Silva

La masacre del 5 de julio no es producto de la casualidad ni un golpe de suerte.

Sin duda la crisis económica fue un factor determinante en el resultado final de la elección.

Por supuesto que el voto nulo y sus 103 mil 122 héroes anónimos en Puebla tuvieron que ver.

Desde luego que se volvió a demostrar que el PAN no sólo no tiene una estructura estatal electoral y que sigue siendo un partido de notables con presencia regional muy focalizada, sino que nunca trabaja a fondo en el diseño de una estrategia general de campaña.

Claro que hubo un generalizado voto de castigo a un régimen que lleva nueve años en el poder, nueve años de fracasos, nueve años de desgaste, y que hoy padeció el cobro de la factura por los agravios, por las malas gestiones, por la frivolidad, por la desatención social.

Pero hubo un factor que, sumado a los anteriores, resultaría a la postre decisivo para que la noche del domingo el PRI se diese el lujo de cantar, a todo pulmón, un sorprendente y aplastante “carro completo” a su favor en el estado de Puebla.

Ese factor fue el Factor Marín, el mismo que le dio el triunfo al tricolor en el 2007 y que ahora influyó en gran medida para el ya histórico 16-0 de 2009.

Y es que si bien hay muchos que contribuyeron a la victoria y siempre está y estará a debate si ganó el PRI o perdió el PAN, es Mario Marín el único gran, gran triunfador de la elección federal intermedia en Puebla.

Si de alguna forma el Factor Marín fue lastre y pesada losa en 2006, cuando el PRI perdió todo o casi todo en el estado: Presidencia, 12 de 16 diputaciones federales y las dos senadurías de mayoría, ese mismo factor, el Factor Marín, logró convertirlo en activo a favor de su partido en este increíble y contundente 2009 de “carro completo”, sólo similar en impacto y efectos colaterales al de 1997, cuando Manuel Bartlett gobernaba Puebla y Mario Marín era, sí, el dirigente estatal del tricolor.

Pero, momento, que no se echen las campanas al vuelo.

Y es que eso que hoy se vislumbra como una enorme ventana de oportunidad para el PRI de cara al 2010, proceso al que el primer priísta de Puebla llegará ciertamente con todos los hilos del poder en la mano y con un enorme margen de maniobra para operar y manejar su propia sucesión, en los hechos podría representar al mismo tiempo un peligro.

Sobre todo si hay exceso de confianza.

Porque una pregunta hay que hacerse: ¿le alcanzará al PRI el Factor Marín para conservar la gubernatura?

Basta ver los números de la última elección local para gobernador y las cifras de los dos últimos procesos federales para concluir que la contienda por Casa Puebla no será precisamente un día de campo, y que el PRI requerirá ir ciertamente con un candidato popular, de gran arrastre y validación social, si quiere seguir mandando en el estado.

Este 2009 el tricolor no sólo ganó, digamos, con lo mínimo; en términos reales sus “operadores” sólo lograron sacar unos 578 mil votos; de hecho se observa una notable disminución en el número total de sufragios respecto al último proceso federal intermedio. El PRI no crece, está estancado, con el voto duro le sigue alcanzando, pero ¿por cuánto tiempo?

Y vuelvo a la ecuación de siempre: en 2004, en la elección para gobernador, el PRI sumó no el millón de votos que siempre se presumió, sino 886 mil 535.

El PAN, por su parte, logró 642 mil 519, una diferencia de sólo 244 mil 016 sufragios.

Lo notable es que el PRI obtuvo esa cantidad de votos con el mejor candidato que ha tenido, el más popular, el de más arraigo, el que estuvo siempre arriba en las encuestas: Mario Marín.

Y el PAN presentó al peor que ha lanzado en la historia: Francisco Fraile.

Sin duda el PRI necesitará un nuevo Mario Marín para conservar Puebla. Un candidato que garantice más, mucho más que un millón de votos, sobre todo ante un escenario de contienda local competida y cerrada (una elección federal no es lo mismo que una local, es como confundir peras con manzanas, y hacer cuentas alegres con los resultados de este año es sumamente peligroso).

El Factor Marín, sí, estará ahí y será influyente, pero ¿decisivo?

Y más: ¿le alcanzará para volver a repetir las hazañas de 2007 y 2009?

Por lo pronto, la fiesta de la victoria, que ese tipo de “sesudas” preocupaciones pueden esperar. Este viernes, como en la Roma Imperial, todos al cumpleaños número 55 del gobernador.

El mismo que hoy toca el cielo. Literalmente.

gar_pro@hotmail.com

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