AMLO, EL ROSTRO DEL TOTALITARISMO; Y LASTIRI, LAS 60 HORAS DE TERROR

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En su desempeño personal, en su relación con los medios y en el reflejo de éstos en la opinión pública, que va desde las mesas de café hasta las redes sociales, el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo una de sus peores semanas; la “peor”, según las mediciones profesionales. Se mostró más intolerante, más agresivo y más porfiado que en otros momentos. A la prensa le reprochó, con una cita a Francisco I. Madero, que “muerda” la mano de quien, según él, le quitó el “bozal”. Para rematar, el sábado, lanzó acusación contra sus adversarios, “los conservadores y sus halcones”, quienes estarían preparando un golpe de Estado. El suyo es el comportamiento esquizofrénico de un dictador: sobre AMLO, desde su propia visión, solamente se puede estar a favor o en su contra; aplaudirle o atacarlo. Totalitarismo puro.

La polarización de la sociedad que tanto se le ha achacado al tabasqueño, con su comportamiento, no es una percepción simple, sino una realidad.

No es simplismo, como él acusa.

Respecto de su desempeño, cada vez las opiniones se acercan al equilibrio.

Casi la mitad lo apoya, la otra ve sus yerros.

Del más de 75 por ciento de aprobación con que, según algunas mediciones comenzó, su última evaluación ya está en 60.5 por ciento, de acuerdo con Consulta Mitofsky, al 3 de noviembre.

Su caída ha sido lenta pero consistente.

“Aunque al final de la semana paró una larga caída, la semana 43 del año fue la peor de las últimas 25 y el segundo registro promedio de aprobación más bajo del año”, describe el análisis de la empresa de Roy Campos, que se distribuyó esta tarde de domingo.

El fallido operativo en Culiacán, con la liberación de Ovidio Guzmán, ha sido el lastre del que no logra soltarse el Presidente.

En las conferencias de prensa, al menos cinco que ha dado sobre el tema, se mete en arenas movedizas.

Fue en una de ellas, este pasado 31 de octubre, cuando quiso hacer una cita histórica y se tropezó con la lengua.

Su referencia al mandato fallido de Francisco I. Madero, que fue asesinado por militares, lo llevó a soltar una ofensa injusta, la más grave hasta el momento, contra los reporteros presentes en Palacio Nacional y sus medios de comunicación, durante su conferencia mañanera.

“¿Saben qué llegó a decir Gustavo Madero (en realidad se refería a Francisco, pues Gustavo es su sobrino-nieto y ex dirigente del PAN)? Dice: ‘Le muerden la mano a quien les quitó el bozal’”.

Quiso López Obrador referirse a los medios que se volvieron críticos luego de haber sido mansos con el régimen porfirista.

Intentó recomponer al día siguiente y se hundió más:

“No tenía el propósito de igualar a los periodistas con ningún animal, además que le tengo respeto a los animales, a los perros”.

Pero en la mente le quedó la analogía del golpe de Estado contra Madero.

Y es preocupante, por las versiones que señalan que en el Ejército Mexicano hay una seria molestia por una baja y un herido, que quedó sin una pierna, y en general por la grave afrenta en su contra, por el operativo fallido que terminó con la entrega del hijo de El Chapo y la rendición de la plaza ante el Cártel de Sinaloa.

El sábado, en lugar de dejar en paz el tema, López Obrador avivó el fuego, con mensajes en sus redes sociales:

“¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones!

“Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y respaldara”, escribió primero.

Luego remató: “Ahora es distinto. Aunque son otras realidades y no debe caerse en la simplicidad de las comparaciones, la transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado”.

El tema es preocupante.

Muchísimo.

Si AMLO lo está utilizando como chantaje o para ocultar su fracaso como Presidente, es muy grave.

Cae en lo que él mismo llama “simplismo”.

Pero si es verdad, si se cocina en golpe de Estado desde las Fuerzas Armadas, es de terror.

¿Lo sabe acaso o nos habla desde la victimización?

¡Qué grave, señor Presidente!

LA CRÓNICA DE UN SECUESTRO ANUNCIADO

Luego de alrededor de 60 horas en calidad de desaparecido y en medio de una cascada de versiones e hipótesis, Juan Carlos Lastiri Quirós, ex subsecretario de la Sedatu y Sedesol, anunció en Twitter que “gracias a Dios”, está ya a salvo y con su familia.

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El también ex presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) agradeció, aunque no dijo por qué, a los gobiernos federal y del estado.

Este caso, que puso a prueba el ejercicio periodístico y la capacidad de las autoridades para allegarse información confiable, hoy todo indica que se trató de un secuestro.

Hay voces que especulan sobre un autosecuestro.

Sin embargo, no hay mucha lógica, en el contexto que se da, en el que no hay orden de aprehensión y parece que, como funcionario, quedó blindado en su presunta responsabilidad sobre la llamada Estafa Maestra.

Lo primero los informó la Fiscalía General de la República (FGR) a Televisa Puebla: no hay orden de aprehensión.

De este caso, en el que todavía faltan muchas aclaraciones, que seguramente en su momento conoceremos, debemos aprender todos.

Sí, todos.

gar_pro@hotmail.com

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