Hickman, el golpeador

Arturo Luna Silva

Vergonzoso es que Puebla ocupe el sexto lugar nacional en violencia intrafamiliar, pero doblemente vergonzoso es que esta situación se presente al interior de las estructuras de gobierno y que se solape y/o proteja a funcionarios -incluso de medio pelo- que golpean y amenazan de muerte a sus mujeres, y que van por la vida totalmente impunes, más frescos que una lechuga.

En Puebla se conmemora el Día Internacional de la Mujer con múltiples actos y festividades oficiales, pero a la hora de la verdad, es decir, a la hora de aplicar justicia, las instituciones encargadas de proteger a las víctimas y de sancionar a los culpables fingen demencia y hacen como que la virgen les habla.

Es el típico doble discurso.

La enorme distancia (la misma que hay entre el cielo y la tierra) entre la teoría y la práctica.

Ahí está, por citar un solo ejemplo, el caso de Germán Rafael Hickman Gutiérrez, contralor de la Universidad Tecnológica de Tecamachalco e hijo de Germán Hickman, un hombre consentido y protegido por el simple -pero notable- hecho de ser amigo del gobernador Mario Marín.

Hickman Gutiérrez está denunciado desde junio de 2008 ante el Ministerio Público por el delito, precisamente, de violencia intrafamiliar.

La querella, registrada bajo el número 3018/AES, fue promovida por su aún esposa Erika Hernández Sierra, abogada y empleada de la SEP de 34 años de edad, misma que ha sufrido un infierno a manos de quien se dice “intocable” porque a él y a su papá los cuidan desde Casa Puebla.

Hace unos meses la mandó, de plano, al hospital.

Y es que el señor de la casa llegó tomado y la agarró de pera de box.

Esto declaró ella a la PGJ:

“Es una persona muy violenta y muy agresiva, por lo que no mide las consecuencias del daño que me pueda causar, por tal motivo, tengo temor fundado de que me haga más daño, por lo que hago responsable a la citada persona de lo que me suceda en mi integridad física, o en mi patrimonio, en la integridad de mi familia, o del patrimonio de mis padres”.

¿Para qué lo hizo?

Desde entonces no ha dejado de recibir amenazas de muerte, acoso, persecución y más, más amenazas… hasta por Internet.

Y lo peor: la denuncia duerme el sueño de los justos en la Procuraduría General de Justicia, donde los Hickman también tienen sus influencias.

¿Hasta cuándo?

Seguramente hasta el año que entra, tras una celebración más, no menos conmovedora, del Día Internacional de la Mujer.

¿Verdad señor procurador?

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gar_pro@hotmail.com

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