Erigido como el todo y el dueño de la Secretaría de Cultura de Puebla, el otrora respetado -ya nunca más- antropólogo Julio Glockner Rossainz está aprovechando los días confusos de la emergencia sanitaria para desmantelar la dependencia. Esto, además de la gravedad administrativa que representa, terminará -advierten funcionarios- por pulverizar el fomento cultural en la entidad.
No contento con la prácticamente desaparición de la Dirección General de Patrimonio, que abordamos en entregas anteriores, el titular ha enfilado ahora sus “revanchas, soberbia e ineficiencia” a la desaparición de otras áreas.
El caso más reciente está en las artes plásticas y escénicas y en el fomento de la cultura en los municipios.
Dos rubros importantísimos y que dan vida y razón de ser a la secretaría.
Sin embargo, no hay ninguna claridad en su conducción, pues en cinco meses esa área ha tenido cuatro titulares.
Incluido, y aquí el chiste se cuenta solo, el propio Julio, quien ahora aparece como “encargado del despacho”.
Así como lo oye, es secretario de Cultura y a la vez es encargado de la Dirección General de Artes y Fomento Cultural.
El tema no solamente es de capacidad, pues él no ha demostrado suficiente, sino también de especialización.
Las disparatadas locuras del secretario, dicen algunos, están motivadas incluso por temas sentimentales y con ellas pone mucho en riesgo.
Denuncias que nos piden la gracia del anonimato explican que se está afectando a los creadores del estado.
Por ejemplo, “las actividades que se realizan para el sector están coordinadas por una señora que es licenciada en comunicación, de nacionalidad chilena, que, dicen los artistas, no entiende, ni conoce las dinámicas locales”.
Una acusación que tiene mucho sentido.
Basta ver el resultado: las programaciones de la secretaría están beneficiando solamente a artistas de la capital.
También se ha señalado que Glockner desdeñó el “todo nuevo” de la actual administración y mantiene a funcionarios del pasado.
El caos del secretario empeora cada día y cada vez más áreas están prácticamente por pulverizarse. De todo esto hay documentos.
¿Cuántos funcionarios como él están aprovechando la emergencia para ocultar sus deficiencias y abusos?
¿A ellos también les cayó como anillo al dedo la pandemia?