Las denuncias de hostigamiento laboral, despidos injustificados y vejaciones que han sufrido algunos trabajadores de la Secretaría de Cultura, a manos de su titular, Julio Glockner Rossainz, llegaron a Casa Aguayo, con un nuevo dato: el señalamiento directo de la mano ejecutora que permite y fomenta que esa dependencia sea “un caos”: la directora administrativa, Sonia de la Luz Duarte Ávila Sosa.
La funcionaria, por cierto, muy vinculada en el pasado con el panismo, fue presidenta del Consejo Municipal Electoral del Instituto Estatal Electoral (IEE).
También, de acuerdo con versiones periodísticas, fue enlace administrativo en la Secretaría General del Ayuntamiento de Puebla capital, en el anterior ejercicio.
De ahí que muchos no se expliquen, en principio, cómo es que tuvo el visto bueno del antropólogo para esta posición en la Cuarta Transformación poblana.
Y, en segundo lugar, cómo llegó al nivel de poder que ejerce, al grado que decide a quién se paga y a quién no, así como los ascensos y los despidos, en esa dependencia.
En una misiva, que lleva la firma de puño y letra de 13 trabajadores, se detallan las faltas administrativas y los abusos contra cuatro ex funcionarios, que recién despidió Glockner.
Se trata de Alejandra Carolina Santamaría Llerandi, ex directora general de Patrimonio Cultural; José Antonio Camarillo Sánchez, director de Acervo Documental; y Sergio Juárez Velázquez y Miguel Ángel Flores López, trabajadores por honorarios.
Además de las anomalías y la presión para sus renuncias o despidos -relata la carta- hay adeudos económicos con ellos.
Algunos, desde enero de este 2020.
De ahí que pidan el apoyo superior para que se solventen estas irregularidades.
Hubo el caso, por ejemplo, con Flores López, a quien luego de trabajar enero, febrero y marzo, en abril le avisaron que siempre no lo contrataban.
El tema tiene que ver, como le hemos relatado en Garganta Profunda, con la aparente intención de Julio de desmantelar la secretaría encargada de la política cultural de la entidad.
El caos, la negligencia y la mano ejecutora, hoy están más señalados.