Aunque hay voces en la cúpula priísta que no han visto con buenos ojos la designación -abierta imposición, como siempre-, desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Néstor Camarillo Medina, como presidente estatal, su nombramiento deja a la vista la estrategia que seguirá el tricolor en 2021 en Puebla: ir a ras de suelo a buscar votos y reconciliarse con su militancia.
La apuesta no es sencilla.
Alejandro Morena Peña, Alito, se decidió por el ex presidente de Quecholac, a quien acompaña la ex diputada federal Isabel Merlo Talavera, como secretaria general, porque ofrece la posibilidad de verdadera operación electoral.
No es, ni lejanamente, un nombre que forme parte de la cúpula tradicional.
De esa monarquía del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que viene tomando las decisiones en las últimas tres décadas y más.
Pero en cambio, Camarillo representa al priísmo desdeñado, que sirve para jalar gente, operar los sufragios y hacer la talacha.
A esa parte del tricolor, a la que se le debe que el partido todavía no haya desparecido, aunque no está todavía a salvo de que pudiera ocurrir.
A él, lo respaldaron desde hace más de medio año en su aspiración una centena de ex alcaldes priístas, quienes son los que verdaderamente mueven a las bases.
Alito optó por eso PRI.
Y no por el de “renombre”, como ha sido históricamente.
Como siempre ocurre, los priístas que están inconformes, con el tiempo se alinearán, o buscarán otros caminos.
Hasta ahora, pareciera que solamente el ex diputado federal Juan Manuel Vega Rayet y el ex senador Germán Sierra Sánchez, se mantienen rebeldes a la decisión del CEN.
Si se van, seguramente deberán bien trazado un buen Plan B para sus carreras, porque tampoco hay dirigentes de otras fuerzas que se estén peleando sus fichajes.
Eso sí, Néstor debe resolver las fracturas que, hasta ahora, son amagos.
También, dejar aclarar los señalamientos añejos en su contra, como el que lo vinculaba con personajes del robo de combustible, pues gobernó uno de los municipios en que más se cometió este ilícito.
En su mano, tendrá la selección de los 41 candidatos a diputados locales, 26 e mayoría y 15 plurinominales para 2021.
Las planillas de los 217 ayuntamiento.
La definición de las diputaciones federales queda, en cambio, en las manos de Alito.
Ahí, varios quieren una plurinominal.
Está apuntadísima la ex senadora Blanca Alcalá Ruiz.
El ex candidato a la gubernatura, Enrique Doger.
Y se ve muy bien, con amplias posibilidades, al legislador local Javier Cacique Zárate.
La suerte está echada.
Va el PRI de nuevo a tierra.
Como solía hacer antes de tender la cama para sus ya tan abundantes derrotas.