EL PRI Y SU GUERRA DE PASIONES

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Más allá de renuncias y de las descalificaciones que, por la llegada de una nueva dirigencia estatal, han venido ocurriendo en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el pleito de cuadros tiene más tintes pasionales, muy personales, que ideológicos.

Éstos han venido arreciando la refriega que amaga con acrecentar la desbandada de, hasta ahora, solamente siete de los “notables”, de la llamada nomenclatura, que en el pasado gozó de cargos, puestos y privilegios.

La esencia de conflicto en el otrora partido hegemónico tiene como esencia la disputa personalísima, ya añeja, entre el ex delegado de Desarrollo Social (Sedesol), Juan Manuel Vega Rayet, y el hoy diputado local y secretario de Acción Electoral del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Javier Casique Zárate.

Sus cuentas pendientes son muchas y vienen de décadas.

Desde los tiempos mozos de estos políticos que ya rebasaron la quinta década.

Por ellas, Vega ha conformado un bloque que llevó a siete militantes a la renuncia, el viernes pasado.

En declaraciones de prensa, el ex diputado federal y ex dirigente partidista endilga una cascada de adjetivos a Casique, pero poco abunda contra el actual presidente del Comité Directivo Estatal (CDE), Néstor Camarillo Medina, quien recién cumplió un mes en el cargo.

De los “abajo renunciantes”, destacan los nombres del ex senador y aspirante a la gubernatura, Germán Sierra Sánchez, y la ex diputada y es secretaria de gobierno, Adela Cerezo Bautista.

Hablan de un “grupo que secuestró” al partido y de “cerrazón”.

Como si ellos no lo hubieran hecho en sus tiempos.

Los dardos, van contra Casique, principalmente.

Ellos se sumaron a Vega y su descontento, que tiene una directa y sencilla razón, reconocida por él ante sus hoy ex correligionarios:

Porque no le dieron la presidencia del CDE.

El ex alcalde de Izúcar de Matamoros ha amenazado con llevarse a más líderes priístas por todo el estado.

Este lunes, reconoció en su conferencia que, contra Camarillo, distinto de lo que han publicado algunos medios, “no tengo nada”.

El tema es Casique y es de orden personal.

Vega supuso que tendría segura la presidencia estatal, por su amistad, acuñada en los años de la LIX Legislatura (2003-2009) de la Cámara de Diputados, en la que coincidió con el campechano Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, presidente del CEN.

En ese rejuego entra Néstor, quien llegó por el trabajo que, desde 2018, vino realizando con el hoy diputado federal Pablo Angulo Briceño, quien fue el presidente de la Red de Jóvenes, cuando el poblano compitió por una diputación federal y fue cuota novel del partido en esa elección.

Resulta que el también campechano Angulo es la mano derecha de Alito, lo que no vio venir Vega.

De ahí que la versión de que se está dando una “invasión de los oaxaqueños” -pues en aquel estado nació Casique, a quien ven detrás de la nueva dirigencia estatal-, y un verdadero trasfondo ideológico de los “abajo renunciantes” , hay mares de distancia.

La pasión en política no es buena consejera.

Decía Melquiades Morales: a veces hay que ponerse una bolsa de hielo en la cabeza.

gar_pro@hotmail.com

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