Pocos lo deben recordar, pero en el año 1997, cuando el hoy canciller Marcelo Ebrard Casaubón llegó a la LVII Legislatura (1997-2000) de la Cámara de Diputados, en la única ocasión en que ha sido legislador, lo hizo por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Entonces era pupilo e hijo político del desaparecido Manuel Camacho Solís.
Marcelo se postuló entonces por el Verde por practicidad y no por ideología, pero le funcionó hasta que se declaró independiente, a mitad de ese ejercicio.
Entonces, por cierto, fueron memorables los encontronazos en tribuna que se daba con el priísta poblano Jorge Estefan Chidiac, por el Fobaproa.
De ahí que actualmente, si se le adereza con un poco de memoria histórica, nada raro debería resultar que el lopezobradorista y presidenciable sea el más entusiasta impulsor de una alianza de Morena con los verdeecologistas.
Le viene de cepa.
El también ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México es de facto el jefe máximo en el Verde, a la vez que tiene sólidos lazos con el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en donde Mario Delgado Carrillo, quien casi con seguridad ganará la dirigencia, es su mejor aliado.
Por eso, en la ruta de la sucesión presidencial de 2024, el secretario de Relaciones Exteriores, verdadero jefe de Gabinete y la cabeza formal de la estrategia contra la pandemia, es el más adelantado.
Precisamente en ese trazo de metas y tiempos, la elección de 2021 es vital para su proyecto.
Como están las cosas hasta hoy, además, Puebla jugará un papel fundamental.
En el estado de la mano y por instrucciones de Ebrard, se cocina ya una alianza en los 26 distritos electorales locales con Morena.
Al menos en tres, el PVEM pondrá candidatos.
En los demás, solamente le tocará apoyar.
La alianza, en cambio, no se ve con posibilidades para las 217 alcaldías poblanas, ni total ni parcial.
En tanto que, en el caso de las diputaciones federales, el jaloneo es todavía complicado.
Los morenistas puros a nivel nacional obstaculizan todo.
Como en todos los escenarios.
Pero Ebrard y sus operadores insisten.
Entre ellos, el poblano verdeecologista Juan Carlos Natale López, que ni es tan relevante como él cree, ni tan insulso como sus detractores lo pintan.
Sin embargo, está ahí y opera.
En el estado, por descontado está que la primera posición plurinominal y curul segura en la LXI Legislatura local, será para su primo Jaime Natale Uranga, a quien alguien le mal recomendó hacerse llamar públicamente “Jimmy”.
Lo caricaturizaron todavía más.
De ahí, las tres posibles candidaturas, que se prevé sean en distritos con alguna posibilidad de triunfo, serán para sus cercanos.
Ebrard en Puebla como en otras partes del país tendrá finalmente una bancada propia.
Entre morenistas y verdeecologistas, a nivel federal y en los estados, habrá legisladores ebraristas.
Un grupo parlamentario que será su impulsor, aplaudidor y lo apuntalará hacia 2024.
Esa es una de las estrategias.
La historia a veces es circular.
Y de qué modo lo ha demostrado Ebrard, al regresar a la verde raíz.