EL “CON LOS NIÑOS NO”, QUE EN PUEBLA VA MUY EN SERIO

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El respeto y la defensa de los derechos humanos es un tema central para la actual administración estatal, pero además cuando se trata de niños, el tema adquiere una dimensión mayúscula.

Mucho más allá del discurso y con muchos gestos y acciones que el gobernador Miguel Barbosa y su señora esposa, Rosario Orozco, han preferido que no se conviertan en información pública, se ha hecho patente su especial preocupación en los infantes.

Es una cruzada personal.

Del mandatario.

También de la presidenta del Sistema Estatal DIF.

No de ahora.

Es de siempre.

Si algo mueve el corazón de ellos son los menores en condiciones vulnerables.

(Me consta directamente ante docenas de casos que en los últimos meses gentilmente han gestionado a través del Hospital para el Niño Poblano, en silencio, sin buscar aplausos ni reflectores).

Por eso, no es nada raro que se hayan condenado con especial energía las negligencias médicas que en hospitales privados y públicos han puesto en riesgo la vida de varios pequeños.

La mañana de este martes en su conferencia, Miguel Barbosa se refirió al riesgo de que haya impunidad y encubrimiento en los casos de dos menores, Dante y Lázaro, quienes por negligencia están en condiciones graves.

Al primero, porque en el hospital privado Betania se le negó la atención a tiempo a la madre, porque dio positiva a COVID-19.

Pero encima, porque por esa negligencia atroz se retrasó su asistencia y se causó un grave daño al niño.

Por ello el bebé nació con hipoxia neonatal.

En el segundo caso, se trata de un menor al que erróneamente ya se había declarado muerto.

Lazarito, como se le conoce, lucha ahora por su vida, luego de haber sido rescatado de un refrigerador mortuorio en el Hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de La Margarita.

Los casos, que son abominables y como tales indignan, no tendrán, al menos en lo que respecta a la administración estatal, una “casita” para la impunidad.

La Fiscalía General del Estado ya cuenta con los indicios que se requieren para que se llegue a un castigo ejemplar.

En Puebla el “con los niños no”, no es lema muerto.

Los casos son inconcebibles en sistemas hospitalarios de primer nivel, como son -o deberían- los de la ciudad de Puebla.

De nosocomios privados y públicos son estos ejemplos.

Es intolerable.

Más aún que se pretenda buscar impunidad.

O cobijarla.

Así lo entienden y así lo ven en Casa Aguayo.

Duele mucho que por negligencias se pierdan vidas o se lesione permanentemente a los pacientes.

Pero duele en el alma cuando son niños.

Y así lo ven y así lo sienten también en Casa Aguayo.

Eso siempre será una buena noticia.

Más allá de “politiquerías“.

gar_pro@hotmail.com

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