ANTORCHA, SU SILENCIO Y SU DECLIVE

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¿Ha notado que últimamente el Movimiento Antorchista ha perdido su acostumbrada estridencia para protestar y “defender” a los pobres? Su beligerante actitud, que arreció con la llegada de la Cuarta Transformación (4T), quedó muda, casi en sincronía, con el congelamiento de las cuentas bancarias de algunos de sus líderes y negocios, por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Las manifestaciones que, con millares, presenciales en las calles o virtuales con cuentas y bots en las redes sociales, encabezaba el antorchismo, han desaparecido.

Ya ni sus plumas afines los cobijan.

Su debilitamiento es claro y manifiesto.

Lógico.

El pasado 5 de agosto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dio la última estocada a su intento de ser un partido local y competir en 2021.

Rechazó su registro por las anomalías graves en su conformación.

Hasta antes de esa fecha, los líderes antorchistas estuvieron muy soberbios.

Veían a su aliado natural de tantos años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), de soslayo.

Con cara de perdonavidas.

Hoy, imploran por su cuota de candidaturas.

Por más que presionaron a la administración estatal, Antorcha no consiguió que se le entregaran los apoyos con que mantenían cautivo el voto de sus huestes.

Su fuerza ha caído.

Los “centenares de miles” de sufragios que tanto presumían en las colonias del sur de la capital poblana, la Mixteca y la Sierra Norte ya no están garantizados.

Se ha reducido su clientela electoral.

Sus dirigentes están muy silenciosos, ante los procesos por presunto lavado de dinero.

Antorcha en este momento ya no es realmente un buen aliado electoral.

Encima, hay fracturas internas.

Un elemento de la discordia interior en el movimiento en Puebla es el diputado local Nibardo Hernández Sánchez, quien le ha querido pasar por encima a los líderes históricos del antorchismo en la Mixteca.

Ordenó que le cambiaran, por lo pronto, al dirigente antorchista de Acatlán de Osorio.

Y Juan Celis, el líder estatal, lo complació.

Luego, trae pleito con los antorchistas de Tepexi de Rodríguez y por el municipio de Cuayuca, ya ni siquiera es bienvenido.

Así en otros de los que conforman el distrito que representa.

En Tecomatlán, la cuna de la familia Córdova Morán y del movimiento, tampoco le hacen caso.

Nibardo se respalda en su cercanía con el diputado federal Eleusis Córdova Morán.

Le gusta mucho decir que, si no se reelige en la local, ya tiene segura su curul federal.

Eso tampoco abona a fortalecer a Antorcha.

Cómo ha cambiado el panorama en unos meses.

De verse ya con partido propio, a fracasar y encontrarse anémico.

Así está hoy ese movimiento creado y fomentado desde la época más oscura del PRI.

Su brazo armado.

Ahora es apenas apéndice.

gar_pro@hotmail.com

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