LAS BATALLAS DE BLANCA LILIA IBARRA

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Distinto de quienes van refugiados en padrinazgos y buscan beneficios en las coyunturas, la carrera de la poblana Blanca Lilia Ibarra, quien desde este jueves es presidenta del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), es una historia larga, ardua, de disciplina, de merecimientos y muchas batallas ganadas, incluso con adversidades muy graves y muy riesgosas.

Ella, una comunicadora, académica y funcionaria de excepción, ha andado durante muchos años sin miedo a las dificultades.

Su elección por unanimidad, como titular del organismo que es garante de la transparencia en todo el país, es un logro que tiene muchos ángulos que aplaudir.

Porque es una mujer de lucha genuina, sin necesidad de proclamas estruendosas.

Porque profesionalmente ha podido ocupar cargos de la más distinta índole, con éxito.

Porque es poblana.

Porque es una gran persona.

Porque fue una perseguida política del morenovallismo e incluso su familia sufrió, por el único motivo de hacer ella su trabajo a pie puntillas, con pulcritud.

Por decirle que no a un gobernador que, cuando ella era titular del organismo autónomo de trasparencia estatal, quiso que fuera la constructora de la opacidad para su régimen.

A contracorriente y con valentía, puso primero su profesionalismo y su compromiso con el deber y con Puebla, que las amenazas, persecución y tentaciones, que también seguramente las hubo.

Ella fue, por si alguien lo ha olvidado, quien como titular del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado (Itaipue), abrió la información del famoso helicóptero Agusta del morenovallismo: los gastos y los traslados, a partir de una solicitud formal.

Desde entonces, muy en los albores de su gobierno, el finado Rafael Moreno Valle la consideró su “enemiga”.

Disfrutaba diciéndolo.

Sin necesidad de ir al protagonismo o a la victimización, la poblana ha sabido caminar por campo minado.

A contracorriente.

Cuesta arriba.

Sin amedrentarse.

Ni siquiera contra el adversario todopoderoso.

Moreno Valle le intentó poner el pie en muchas ocasiones.

Pero ella siguió su carrera.

Con sus principios y su esfuerzo bajo el brazo.

Tras un periodo de tres años, entre 2015 y 2018, como directora del Canal del Congreso, en donde desempeñó otra de las pasiones de vida profesional, que comenzó con sus tiempos como conductora estelar en Televisa Puebla, Blanca Lilia volvió luego al tema de la transparencia.

En abril de 2018, llegó como comisionada propietaria del INAI.

Esfuerzo y disciplina, siempre en sus pasos.

Hoy es la presidenta, para el periodo 2020-2023.

Que siga el buen camino.

Y que tenga éxito, mucho éxito, en momentos en que el régimen pretende apoderarse del quizá último organismo público autónomo que queda porque a la 4T, como en su momento al PRI y PAN, le molesta la transparencia.

Aunque ese, ese es otro tema.

gar_pro@hotmail.com

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