LOS HORRIBLES DÍAS QUE LE ESPERAN AL “GÓBER PRECIOSO”

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Entre tres meses, si es que tuviera mucha suerte y sus abogados se anotaran un triunfo jurídico extraordinario, o hasta un año o más, el hombre otrora todo poderoso en Puebla, el ex gobernador Mario Marín Torres, pasará en el penal de Cancún, Quintana Roo, en donde este jueves al mediodía tendrá su primera audiencia.

Qué ironía: el llamado góber precioso pasará más días, muchos, horribles.

Tema electoral, “cortina de humo” para tapar las deficiencias y los galimatías del lopezobradorismo o ambas cosas, lo cierto es que de manera sorpresiva, luego de 22 meses en fuga, el poblano fue capturado en Acapulco, Guerrero.

Pareciera poco verosímil que hubiera escogido para esconderse, al menos últimamente, la casa de su hermana Alicia, en la calle Citlaltepec de la colonia Cumbres de Figueroa.

Una colonia populosa, que en su mayor parte se pobló de asentamientos irregulares hace unas décadas, pero que, en la parte alta del cerro, en donde está esa vivienda amplia, con dos puertas de cochera y de tres niveles, alguna época fue para fuereños solventes.

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En medio de la delincuencia y pobreza que hoy priva ahí, llama mucho la atención una casa así.

Esposado, de jeans, tenis y con una camiseta modesta, el hombre de estatura pequeña apareció en la primera foto tras su aprehensión, y previo a su traslado aéreo.

Su primera comparecencia es este jueves, en Cancún.

Por el delito de tortura contra la periodista Lydia Cacho, pesan más órdenes de aprehensión.

Contra José Kamel Nacif Borge, empresario textilero, de quien se ha sabido que está escondido en Líbano, país de sus ancestros.

También contra quien fue director de la Policía Judicial, Adolfo Karam Beltrán, quien algunas fuentes aseguran que “regularmente” estaba con Marín, en estos días de escondite.

Marín tuvo que faltar al funeral de su padre, para no ser aprehendido, por estar escondido.

Anduvo a salto de mata por casi dos años.

Dejó de ser factor decisivo, al menos desde que desapareció el pasado 16 de abril de 2019, en el PRI, en donde varios de sus pupilos despachan y hoy buscan candidaturas.

A él, le comenzaron este miércoles nuevos días complicados.

El caso Lydia Cacho, por el que fue condenado por la opinión pública, pero exonerado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), lo tienen casi 15 años después en la cárcel, casi por un tecnicismo: la tortura, más considerada psicológica que física.

Por ninguno de los otros delitos está ahí.

La SCJN lo exoneró incluso de haber violado las garantías individuales de la periodista.

Así evitó ser destituido.

Ahora, desde el penal de Cancún, Mario Marín, donde lo ha puesto, “el largo brazo de la justicia”, comienza a contar nuevamente los días

Unos largos

Horribles

Días.

gar_pro@hotmail.com

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