PUEBLA Y SU 8M: LA AGRESORA FUISTE TÚ

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La visibilización de la violencia contra las mujeres no se ha logrado, ni se podrá conseguir, con más violencia. Hoy, en la capital del país y en la capital del estado, la agenda de conversaciones, de análisis y la noticiosa, no están centradas en las soluciones para conseguir la paridad en la vida pública, entre hombres y mujeres, ni en el método para combatir las agresiones de género y atajar el crecimiento de los feminicidios. Es ahora el vandalismo de un puñado, el que ha empañado una noble batalla colectiva.

Sobre las manifestaciones de este lunes, la presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco hizo apología del feminismo, al criticar la colocación de vallas.

Dijo que era por “terror” de algunos de sus “compañeros” a la organización femenina.

Esa actitud llevó al gobernador a decidir el retiro de las fuerzas estatales previamente destinadas para prevenir desmanes.

La acción seguramente evitó provocaciones y “accidentes”.

Quedó, entonces, la marcha a resguardo del ayuntamiento.

Pero también sus consecuencias.

Los saldos que se irán cuantificando con los días, económicamente serán muy altos.

Suponemos también que ninguno de los daños materiales será irreparable al patrimonio histórico del Centro.

Pero no por ello se deben minimizar.

No solamente se atacó a los inmuebles o a sus inermes puertas, sino a las personas que estaban dentro.

Trabajadores de a pie.

Hombres y mujeres que se ganan el sustento con sus labores.

En las sedes del Congreso local, del Comité Municipal del PRI, por poner dos ejemplos.

Se lanzaron bombas molotov.

Afortunadamente no hubo heridos.

Al menos hasta el recuento nocturno que realizó la titular de la Secretaría de Gobernación, Ana Lucía Hill Mayoral.

“Lo que debió ser un día de respeto y reconciliación, a la marcha de estas mujeres, la distinguió la destrucción de mobiliario público, propiedad privada, pintas a edificios históricos y agresiones contra la integridad de otras personas”, dijo la secretaria en una conferencia nocturna extraordinaria.

Hay delitos.

Habrá sanciones.

Señaló específicamente a algunas de las agresoras que ya fueron identificadas.

La masa no fue tan anónima.

La omnipresencia tecnológica, con celulares con cámara en cada mano, han mostrado algunos rostros.

Se ha señalado que había trabajadoras del Ayuntamiento entre las mujeres que causaron destrozos.

Debajo del cúmulo de versiones, imágenes, videos, detrás de la narrativa del vandalismo, ha quedado la genuina protesta.

Ignorada.

Los ideales.

Las legítimas demandas.

Los enormes pendientes que tenemos como sociedad.

Los rezagos legislativos.

La ineficiencia de las Alertas de Género.

Esa debió ser la esencia.

Un puñado de manifestantes lo enterró.

Con la violencia y la sinrazón.

A ellas -y a la mano que las movió en ese sentido- no se les puede llamar feministas.

gar_pro@hotmail.com

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