2021, LA ELECCIÓN DE LAS RUPTURAS

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Nunca como antes, los partidos en Puebla están divididos y con pleitos intestinos, a poco más de 15 días del arranque de las campañas federales y con apenas mes y medio para comenzar las locales. De persistir, como se prevé, estas disputas, los principales institutos llegarán debilitados en sus estructuras al día de la jornada electoral del próximo 6 de junio.

En el Partido Acción Nacional (PAN), las inconformidades por la designación de candidatos son intensas.

Está claro que la principal responsable de atizar el fuego es la dirigente estatal, Genoveva Huerta Villegas.

En varios municipios, como en San Andrés Cholula, los panistas tradicionales han amagado con boicotear a su propio partido.

Incluso las candidaturas más sólidas, como la de Eduardo Rivera Pérez en la capital, tiene detractores y esquiroles, como los célebres desconocidos Ricardo Gali Saucillo y Pedro Gutiérrez Varela.

Esos dos anunciaron con impugnar.

Lalo Rivera incluso tiene un respaldo más claro en el PRI, en donde hay entusiastas porristas suyas, como la candidata a diputada federal Xitlalic Ceja, que en su casa partidista.

En el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) las cosas se ven similares o peores.

Los candidatos federales y locales a las diputaciones son muchos y de grupos enfrentados.

Están, para San Lázaro, los de Bertha Luján, los barbosistas, los ebrardistas, los vivanquistas, los armentistas, la Red de Mujeres de la 4T -que debutó en una conferencia de prensa este lunes- y así la lista sigue.

Cuando el próximo 22 de marzo se den a conocer las listas definitivas, seguramente la rebelión estallará.

Intensa.

Igual ocurrirá en el ámbito local.

Pero la ruptura más grave en el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador en Puebla vendrá con la designación del abanderado o abanderada a la capital del estado.

Si es el diputado local con licencia, Gabriel Biestro Medinilla, dé usted por descontado que no solamente los vivanquistas no lo apoyarán, sino que serán sus peores adversarios.

Viceversa, si la candidata a la reelección es Claudia Rivera Vivanco.

La guerra interna crecerá.

En medio, están los partidos aliados.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), por ejemplo, tiene sus propias fracturas.

Desde que se selló la alianza morenomarinista con PAN y PRD, muchos priístas quedaron resentidos.

Luego, muchos más fueron relegados, porque al tricolor solamente le tocaron 6 candidaturas federales, de los 15 distritos de Puebla, y apenas 10 de los 26 locales.

Algo similar ocurrirá en las alcaldías.

El tricolor, de acuerdo con el convenio con panistas y perredistas, no postulará candidatos en 38 de los municipios más importantes de la entidad.

Por supuesto, la capital.

También alcaldías tan relevantes como San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, Coronango y Cuautlancingo.

O Amozoc, Tepeaca y Atlixco.

Los priístas inconformes de esos municipios, ¿jugarán con Morena, con la alianza Va por Puebla -lo que se duda mucho- o solamente se quedarán con los brazos caídos?

Con el PRD no ocurre eso, porque de sí es un partido ya inexistente.

Los diferentes escenarios territoriales, la intensidad de las disputas intestinas y los revanchistas que le jueguen las contras a su propio partido, definirán en mucho los resultados del 6 de junio.

¿Pero a quien le conviene este clima de ruptura?

Sí, también pensé en Palacio Nacional.

gar_pro@hotmail.com

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