LA GUERRA FRATRICIDA DEL PAN-PUEBLA

PARTIDOS POLÍTICOS

El PAN vive desde la noche del pasado lunes una guerra fratricida que irá escalando en su beligerancia en los próximos días, a niveles en los que es impredecible el daño que puedan hacerse los dos grupos que pelean por la dirigencia estatal.

El pleito que desató la decisión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que preside Marko Cortés Mendoza, de que solamente una mujer puede encabezar el Comité Directivo Estatal (CDE), podría convertirse en el más grave que, históricamente, se haya dado entre los panistas poblanos.

Esa decisión por “paridad de género” pone en alfombra a Genoveva Huerta Villegas la posibilidad de su reelección.

De un plumazo, se dejó fuera de la competencia a Marcos Castro Martínez, la carta que buscaba colocar el grupo de Eduardo Rivera Pérez, alcalde electo de la capital.

Pero hay que saber mirar más allá de los volcanes.

Ahora hay que preguntarse: ¿cómo va a jugar Rivera Pérez en la sucesión nacional?

Porque ya se veía que lo haría con Pancho Domínguez, el gallo de El Yunque para el CEN.

Con el camino allanado para Genoveva, queda totalmente claro que Marko Cortés se garantiza el apoyo de Puebla con ella y se enfila para su propia reelección.

Es un ajedrez nacional.

No todo el juego tiene que ver exclusivamente con la aldea.

Sin embargo, lo local tiene su propio interés.

El nivel del encono en las respuestas de los lalistas contra el presidente nacional de su partido nos está anunciando lo sangrienta (es metáfora) que será la guerra.

Hay ejemplos.

“¡Qué chiquito le resultaste al PAN @MarkoCortes! Pretendiendo esconder una vulgar imposición tras las faldas de la paridad. En Puebla rechazamos la reelección de una dirigencia tan mediocre y corrupta como tú. ¿Por qué no propones paridad en la elección de Presidente Nal?”, escribió el ex diputado local Pablo Montiel Solana, uno de los principales artilleros de Lalo Rivera.

Los cañones se ven ya enfilados y cargados, sin duda, si se leen más mensajes.

“En #Puebla no vamos a dejar que sigas destruyendo al #PAN @MarkoCortes ya tuvimos suficiente con los malos resultados del 6 de junio #ParidadVa #GenovevaNoVa”, escribió Ana María Jiménez, regidora suplente electa, ex diputada local y sin duda, una de las personas que ocupará un sitio preferencial en la administración de Rivera Pérez.

Hay más.

“En #Puebla nadie quiere la reelección de una dirigencia estatal que impuso candidatos impresentables y que nunca tomó en cuenta a la militancia! @MarkoCortes tu intento de imposición NO funcionará. #ParidadVa #GenovevaNOVa”, escribió otro lalista Rafael von Raesfeld.

Y vino el revire, desde la otra trinchera, para enseñar también las bayonetas.

“Fiel a su estilo, echó a andar a sus perros. Pero él no da la cara, no la da nunca porque es cobarde. Su imagen personal y sus intereses están por encima de cualquier cosa. El que tenga oídos para oír, que oiga”, escribió Pablo Rodríguez Regordosa, quien hoy está en la causa de Genoveva.

Una cosa hay que entender con claridad, detrás de la decisión disfrazada de paridad, Marko Cortés cree que Genoveva efectivamente controla la burocracia partidista de Puebla y que ésta le abonará a su propia reelección nacional.

También que, si bien el grupo de Eduardo Rivera ha perdido a su mejor carta y recibido un fuerte revés, no ha naufragado.

Aún hay batallas que dar ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por los derechos partidistas de quien ha quedado anulado: Marcos Castro Martínez y todos los varones que aspiraban al cargo de presidente del CDE.

O, si por ahí no resulta, los lalistas pueden ir preparando a su soldadera para la batalla, cuerpo a cuerpo, contra Genoveva Huerta.

Lo que nadie puede negar es que hay guerra.

Una guerra muy agria.

Una guerra que podría ser la peor que han visto en Puebla los panistas.

gar_pro@hotmail.com

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