GENOVEVA HUERTA, LA FALSA DIPUTADA INDÍGENA

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Simulando un origen étnico que no tiene, mintiendo a las autoridades, violando el acuerdo del Consejo General del INE y pasando por alto las normas electorales en materia de acciones afirmativas, Genoveva Huerta Villegas rindió protesta como diputada federal a la LXV Legislatura de San Lázaro haciéndose pasar por indígena.

Lo hizo además en colusión con la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) y la coordinación legislativa panista.

Pero más grave, tomándole el pelo al país entero y desdeñando los derechos de representación de los pueblos originarios.

Vamos por partes.

La todavía presidenta del Comité Directivo Estatal del PAN en Puebla llegó el pasado 1 de septiembre a una curul de representación proporcional (plurinominal) por la Cuarta Circunscripción, a la que pertenece nuestra entidad.

Lo hizo en el sitio cuatro de la lista.

Un lugar de privilegio.

Sin embargo, lo hizo mintiendo y en un torcido entramado de complicidades.

Éstas involucran al presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Marko Cortés Mendoza, y al hoy coordinador de los panistas en San Lázaro, Jorge Romero Herrera.

Al menos.

El sitio que ella ocupó en la lista de candidatos y con el que llegó a la legislatura que recién comenzó hace 12 días, estaba reservado para una representante indígena.

Así quedó establecido en el Acuerdo 337 del PAN, sobre la integración de su lista plurinominal de la Cuarta Circunscripción.

Ese acuerdo, ahora sabemos, solamente intentó simular el cumplimiento, a su vez, del Acuerdo del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), de enero de 2021, sobre los Criterios de Aplicables al Registro de los candidatos y candidatas.

Ese documento busca tutelar y proteger los derechos -contenidos en las normas electorales- de las minorías.

Pretende garantizar sus espacios de representación, a través de lo que desde hace muchos años se han llamado “acciones afirmativas”.

Es decir, la obligatoriedad de que los partidos postulen indígenas, personas de diversidad sexual, con discapacidad o migrantes, entre otros grupos.

La poblana le quitó la legítima oportunidad a una verdadera mujer indígena.

Por cierto, con absoluto descaro, Huerta subió a la tribuna el pasado 7 de septiembre para halagarlas falsamente.

“Señaló que desafortunadamente las mujeres indígenas en México se enfrentan a diversos obstáculos como la marginación, discriminación, así como a la falta de acceso para servicios… y respeto a sus derechos políticos”, dice el boletín que envió a los medios.

Pero este tema podría no estar del todo concluido.

Hay un antecedente que hace suponer que está sostenida con alfileres la diputación que hoy disfruta Huerta Villegas.

En ese famoso Acuerdo 337 del PAN, no solamente el cuarto sitio, sino también el séptimo, fueron reservados para indígenas.

Y en los dos pasó algo similar.

Con la diferencia de que las autoridades actuaron con prontitud en el segundo caso.

En el lugar siete estaba apuntado y ya listo para rendir protesta, el morelense Óscar Daniel Martínez Terrazas.

Quien también, como Genoveva, no es realmente un representante indígena.

Sin embargo, en su caso, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) sí atendió una queja y le quitó la curul, apenas unos días antes de que comenzara la LXV Legislatura.

Ese caso indignó particularmente a la comunidad indígena nahua de San Juan Tetelcingo, municipio de Tepecoacuilco, en el estado de Guerrero, que lo desconoció incluso antes que las autoridades.

Se le retiró la diputación y se ordenó que en su lugar esté un verdadero representante indígena y además del género femenino.

Ahí está el antecedente.

Está de más recordar completo el axioma popular:

“Cuando veas las barbas de tu vecino…”

gar_pro@hotmail.com

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