PAN, DE LA FIESTA DEMOCRÁTICA A LA CONSPIRACIÓN DEL FRAUDE (O CÓMO EL ESTAFADOR DENUNCIA UN ROBO)

img-20211116-wa0008

En una inconcebible e insostenible actitud, el organizador, el árbitro, el calificador –todo junto y a la vez-, quien tuvo a cargo completamente la elección interna del Partido Acción Nacional (PAN) en Puebla, ahora acusa que hubo “fraude”, sin pruebas, supurando por la herida y como último recurso para buscar la anulación del proceso, en el que la actual dirigencia de Genoveva Huerta Villegas fue barrida por el grupo de Eduardo Rivera Pérez.

¡Qué falta de dignidad!

En esta ignominiosa actitud, detrás de la propia Huerta, está el pequeño aspirante a dictador y por enésima ocasión fracasado en sus cruzadas políticas, Jorge Aguilar Chedraui.

Es él, como perverso consejero, quien manipula y envenena los oídos de los derrotados.

JACh (la abreviatura de su nombre) sigue pataleando.

Hizo de esta contienda por el Comité Directivo Estatal (CDE) una muy personal cruzada.

Él quiere suponer que se trata de una batalla suya contra Eduardo Rivera Pérez.

Y otra vez, acabó en el ridículo.

Hay versiones de que gastó una parte de su fortuna personal (muy posiblemente mal habida), sin obtener resultados.

Puso a disposición capital económico, porque capital político ya vimos que no tiene.

De ahí la rabita que expresó en redes sociales, con pésimos resultados, pues en las respuestas lo sepultaron.

“Debido a las pruebas del uso de credenciales falsas y actas manipuladas para favorecer el proyecto de ADR y MC existen serias dudas sobre que las actas reflejen verdaderamente los votos de los militantes.NO HAY CERTEZA DEL RESULTADO DE LA ELECCIÓN”, escribió como lastimera acusación Jorge.

Su post es con cita al comunicado que el lunes, muchas horas después de que se conocieran los resultados, emitió Huerta Villegas, con denuncias sin sustento.

Sin verosimilitud.

Pero, sobre todo, sin pruebas.

Un oso de dimensiones históricas.

Vergüenza pura.

Ignominia de la más rastrera.

Las respuestas que se ganó JACh son de antología.

Sólo por citar algunas, la usuaria MariCarmen Culebro le espetó en Twitter:

“Con todo respeto la Comisión de Elecciones la pusieron ustedes y díganme dónde están las 9,000 firmas que registraron. Porque @Augustadrh y @MarcosCastro40 rebasaron las 6,000 del registro”, le recordó y dejó evidencia, en un solo comentario, de lo irreal la acusación del ex secretario de Salud del morenovallismo.

Orlando René, en tanto, en la misma red le puso una pregunta que JACh es incapaz de responder: “¿Y tus casilleros estaban de adorno?”

Luego, Gabriela García lo remata:

“Con el debido respeto, nos mandaron a votar a donde quisieron, no les importo la lejanía de las casillas. Ustedes impusieron todo. En casa somos varios militantes. Hay que saber perder y aceptar, ya que la señora ni su distrito pudo ganar. Votamos libremente”, escribió (las correcciones a los dedazos son nuestras).

Por todo lo que está ocurriendo, Genoveva debería valorar incluso que tanto le convienen seguir supeditada a JACh.

En la mar picada que atraviesan, pareciera que Jorge la va a terminar de hundir.

En todo esto, llama la atención la ausencia de Marko Cortés Mendoza, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, quien no aparece para meter orden.

Por qué no lo hace y pone quietos a los perdedores, quienes ahora se quieren robar la elección y, ganar en la mesa, lo que no supieron ganar en las urnas.

Son los mismos, y ahí están los tuits de Genoveva, quien en la mañana del domingo llamaban “fiesta democrática” a la elección.

Pero en la mañana del lunes, acusaban “fraude”.

Cómo llegaron a esta contradicción.

Mientras tanto, por sus pistolas, la Comisión Organizadora Electoral (COE), que controla Genoveva, dejó pendiente la entrega de constancia de mayoría a Augusta Díaz de Rivera, virtual presidenta, y Marcos Castro, virtual secretario general del CDE.

Sobre Marcos, se debe decir, hay un gran reconocimiento en las filas panistas.

Fue un gran operador, además de contendiente, en este proceso.

Trabajó con éxito por todo el estado.

Con la labor que, sin ser estridente, es muy efectiva.

En un tenor muy similar, en la capital, operó Jesús Zaldívar, quien sacó el municipio de Puebla bastante bien.

Aquí Augusta y Marcos arrasaron.

A pesar de eso, sus adversarios lloran “fraude, fraude”.

¿Cómo llegamos a este punto?

Fácil: hoy las trampas no les funcionaron a los de siempre

gar_pro@hotmail.com

Leave a Reply

You must be logged in to post a comment.