APUNTES SOBRE EL 8M

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Desde hace más de un lustro, la centenaria lucha femenina ha comenzado a ver, contundentemente, sus frutos en la vida política, pública, social y cotidiana del país y de Puebla. Sin embargo, la beligerancia focalizada y, afortunadamente, no generalizada de las manifestaciones, no ha evolucionado a otros caminos. Las expresiones del 8M, desde hace años, son por supuesto muy genuinas, pero pareciera que en ocasiones las aprovechan algunos grupos para distorsionarlas.

Hay mucho que proclamar como logros.

En nuestros tiempos, los espacios de representación popular son 50 por ciento para ellas.

En la administración estatal hay más secretarias que secretarios.

La violencia familiar y contra las mujeres es cada vez más denunciada y castigada.

Hay un contexto de protección para estas víctimas.

Muchas de las leyes locales y federales tienen perspectiva de género.

Muchos funcionarios ya son sancionados por actitudes misóginas y machistas.

La lucha es genuina.

E indispensable.

Pero a pesar de los avances, falta mucho y las demandas siguen vigentes.

También desde hace más de un lustro, las manifestaciones por el 8M (8 de marzo), Día Internacional de la Mujer, han tenido expresiones de violencia.

Ha habido hechos de sinrazón y agresiones.

Daño al mobiliario urbano.

A monumentos históricos.

Algunas han sido afectaciones irreversibles e incuantificables.

Hay demandas que al Estado Mexicano y a las autoridades locales se hacen desde la beligerancia, por encima de los argumentos y el diálogo.

Así suelen perder fuerza moral y jurídica.

Quienes enarbolan la violencia, lo justifican.

No viene al caso aquí un debate sobre ello.

Ojalá no sea el caso en Puebla y en las marchas convocadas en otras partes del país para este martes.

Desde Casa Puebla, el gobernador Miguel Barbosa Huerta exhortó a que las manifestaciones sean pacíficas.

Sin dañar monumentos históricos.

Aunque a quién le importa que se dañen monumentos o se pinten fachadas si una sola mujer en el país sigue siendo objeto de agresiones físicas.

Hoy en Puebla serán cinco distintas marchas.

Convocadas por varios colectivos en la capital poblana.

Efectivamente, lo ideal, es que se realicen de manera “impecable”.

Sin prejuiciar por adelantado a las feministas que participarán.

Porque efectivamente no es la violencia la generalidad de sus comportamientos.

No fue el mismo tono desde Palacio Nacional.

Andrés Manuel López Obrador también exhortó a que no haya violencia, pero con otro matiz.

Penosamente, volvió a acudir al discurso de la victimización y acusó a las feministas de querer perjudicar la imagen de su gobierno.

“Quisieran vandalizar el Palacio Nacional y la Catedral para proyectar la imagen de un México en llamas”, denunció.

Según él, “se están preparando con marros, sopletes, bombas molotov. De qué se trata, eso no es defender a las mujeres, ni siquiera es feminismo”.

Así el odio y los prejuicios y las condenas lapidarias desde Palacio Nacional a un movimiento legítimo que al parecer estorba al presidente y que no quiere ni le interesa comprender.

Sin duda alguna falta mucho en la lucha por la equidad.

Pero también hay logros.

Pocos, pero los hay.

Los pasos con las reformas penales, para reconocer el feminicidio, son un ejemplo.

O a las normas constitucionales y electorales, para garantizar la paridad.

Ahí están dos casos.

Han ocurrido apenas desde 2014, para acá.

Muy recientemente.

Gracias a la lucha feminista.

La genuina.

La que no es violenta.

La de las ideas y de los argumentos.

Esa que mueve al estado, al país y al mundo.

gar_pro@hotmail.com

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