LA SOBRIEDAD DE BEATRIZ GUTIÉRREZ MÜLLER

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Justo en la línea en que se mueve, de “no primera dama”, la escritora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del Presidente de la República, tuvo en los últimos días una participación notable con su asistencia a Estados Unidos y en acompañamiento de su esposo, en una parte de su gira por Centroamérica y Cuba, con sobriedad y sencillez, que se ha llevado comentarios positivos.

Vaya que es difícil que se acepte su condición “no diplomática”, pues no tiene ningún cargo formal -ni institucional, ni honorífico-, que la validen como funcionaria del Estado Mexicano.

Eso, por supuesto, exaspera a muchos.

Sin embargo, tiene la encomienda moral y personal de su esposo, que ha sabido portar la mujer que vivió en Puebla una etapa, seguramente entrañable, de su vida como comunicadora.

En la Casa Blanca, a donde acudió por invitación de la primera dama, Jill Biden, se llevó Beatriz halagos del presidente y de su esposa.

En la celebración más importante de la comunidad latina, el 5 de mayo, la también académica sorprendió a quienes, con morbosidad, esperaban que cometiera algún error de protocolo.

No lo hizo.

Tuvo una presencia sobria.

Cumplió con el esquema de visita que la misma Presidencia estadounidense estableció.

“Me da mucha alegría estar con la primera dama de México. Es una mujer muy educada y que ha estado platicando mucho de las situaciones (de las dos naciones)”, dijo Jill, quien ha tenido un papel muy relevante en la carrera de su marido.

Utilizó el “primera dama de México”, en un tono coloquial, más que protocolario, en ese comentario.

La presencia de la escritora mexicana, sin duda, pesó para el reconocimiento a nuestro país, que ofreció en su discurso Joe Biden.

El demócrata dijo que los dos países “somos amigos genuinos”.

México “no es nuestro patio trasero, es nuestro patio frontal”, agregó con posiblemente poco tacto, pero innegable buena intención.

La asistencia de Beatriz a la máxima celebración mexicana y latina en la Casa Blanca fue impecable.

Los memes en las redes sociales sobre su ropa fueron también señal de que no hubo nada, más allá de las apreciaciones subjetivas acerca de la moda, que criticarle.

Beatriz Gutiérrez Müller se incorporó, el 7 de mayo en Tegucigalpa, Honduras, a la gira que el presidente mexicano comenzó en Guatemala y luego siguió por El Salvador.

“¡Ya estamos aquí! Saludos a todos los hondureños y a los mexicanos que viven en Tegucigalpa”, escribió en sus redes, en donde por cierto realizó la relatoría completa de sus actividades, desde la vista a la Unión Americana.

Hay muchas cosas que se pueden criticar.

Con argumentos y hasta desde las vísceras.

Pero también hay que reconocer que su papel fue sobrio.

Sin excesos.

Sin protagonismo.

Sin escándalos.

Y vaya que las esposas de los presidentes nos han dado, en el pasado, antologías para el recuerdo.

¿O alguien acaso ya se olvidó de los excesos y caprichos de las “primeras damas” de Luis Echeverría, José López Portillo, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto?

gar_pro@hotmail.com

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