NACHO MIER, LA RENDICIÓN

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Con un costoso retraso para leer las señales y comprender que en el terreno judicial no hay forma de desatar presiones o buscar privilegios a favor de Arturo Rueda, su socio y amigo, el coordinador de los diputados federales de Morena, Ignacio Mier Velazco, terminó por entender que este asunto es indefendible y que no está en la posibilidad de establecer condiciones, ni lanzar amenazas.

El envío de banderas blancas y el aparente abandono en el que ha terminado por dejar al director del Diario Cambio muestran que ha pedido tregua.

Pareciera que, por fin, Nacho Mier asumió que su camino ya no son las influencias o las bravatas mediáticas, sino desmarcarse y dejar que la ley haga su trabajo.

El pasado martes por la noche, los diputados locales del grupo de Mier, encabezado por su mismísima hija Daniela Mier Bañuelos, tocaron la puerta principal de Casa Aguayo.

El presidente del Congreso, el también morenista Sergio Salomón Céspedes Peregrina, fue el puente.

Uno, sin duda, uno muy bueno.

Y en política no hay casualidades.

Nunca.

Lo que ocurrió y lo que se dijo en la intimidad de la oficina del gobernador Miguel Barbosa Huerta, sólo ellos lo saben a detalle.

Pero la fotografía que luego el mandatario colgó en sus redes sociales llevó el contexto inequívoco de que hubo ofrecimiento de paz.

Solicitud de benevolencia.

Una petición de Nacho Mier, a través de los suyos y principalmente de su hija, al mandatario.

En la gráfica, además de Daniela, están el ex delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) morenista, Carlos Evangelista Aniceto, y el legislador Iván Herrera Villagómez.

La hija de Ignacio Mier tiene tomado del brazo al gobernador, al momento preciso del clic de la cámara.

Afectuosa.

Clic.

Sonriente también.

Clic.

Las banderas blancas deben tener también un énfasis de simpatía y el reconocimiento de los errores.

No sirven de otro modo.

Ayuda, sin duda, que vayan acompañadas de una sonrisa.

Eso ocurrió el martes.

Ya muy noche.

Pasadas las 21:00 horas.

Pero luego vino un error más, de Arturo Rueda.

Uno gravísimo, peor que el que había cometido Nacho Mier en las entrevistas que dio el lunes.

Se complicó de nuevo todo.

Sólo para recordar, Ignacio Mier cayó en la imperdonable pifia de agraviar al gobernador.

Sugirió que no era él quien realmente gobierna Puebla.

Sin conectar el cerebro a la boca -algo recurrente en él-, lo hizo en su afán de descalificar al diputado priísta Jorge Estefan Chidiac.

Fue en su afán de defender a su socio, el del “libre albedrío”.

A eso, ya de por sí terrible, se sumó la columna, “Desde la cárcel”, de Arturo Rueda, la mañana de este miércoles.

Un desatino absoluto.

Otra vez una bajeza.

Otro exabrupto en el reino de los exabruptos.

Una narración innecesaria y un afán de victimizarse como periodista, cuando todo Puebla sabe y acepta que no está preso por el ejercicio de la libertad de expresión.

No es “Lidio Cacho”.

Está por extorsión y le fincaron ya otra orden de aprehensión por enriquecimiento ilícito.

Lo esperan más, posiblemente, sobre delitos federales.

El texto, sobrado, imprudente y pretensioso, escrito desde la prisión y desde la soberbia que lo ha caracterizado desde siempre, lo bajó apresuradamente su propio equipo editorial del portal web de Diario Cambio.

Una voz cercana a Nacho Mier o este mismo, lo ordenó y acataron.

Y es que la cartita de Rueda tiraba todo lo avanzado en la reunión de Casa Aguayo con los emisarios de Nacho Mier.

La respuesta, con altura institucional, fue demoledora:

En un comunicado, el gobierno estatal aseguró que no hay en Puebla impunidad ni encubrimiento.

Para nadie.

Sea quien sea, llámese como se llame.

El texto, por supuesto, se refirió a los lamentables hechos de Zoquitlán y la responsabilidad de policías estatales.

Pero debe saberse leer más allá, en un contexto general.

A media tarde de este miércoles misteriosamente desapareció el sitio completo de Cambio de la Internet un par de horas, pero luego regresó.

En paralelo, por la mañana, Nacho Mier encontró de frente a su primo, el senador Alejandro Armenta, en la conferencia de prensa previa a la sesión de la Comisión Permanente, en la Ciudad de México.

La política, como “el arte de tragar sapos sin hacer gestos”, debió prevalecer entre los dos.

Nacho Mier ha venido denostando a Alejandro Armenta y lo ha culpado también de ordenar la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), en que está mencionado en los posibles delitos de lavado de dinero, operaciones con recursos de procedencia ilícita y evasión fiscal.

El socio de Diario Cambio estuvo unos minutos y se alejó de sus compañeros que ofrecían la conferencia, en la sede del Senado.

Se arrinconó.

Lo literal se convirtió en metafórico.

Ignacio Mier está acorralado.

Ha levantado banderas blancas.

Banderas blancas para salvar el pellejo a costa de lo que sea y de quien sea, por más amistad o sociedad que existan.

Esas banderas blancas que piden clemencia.

Y anuncian rendición.

O al menos negociación.

gar_pro@hotmail.com

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