La nueva relación entre Morena y el PRI quedó sellada este miércoles, con la aprobación de la iniciativa del grupo parlamentario priísta en la Cámara de Diputados, para que las Fuerzas Armadas estén en las calles, en tareas de seguridad pública, hasta 2029. La consolidación del PRIMor, junto con las consecuencias legislativas, tendrá su mayor peso rumbo a las elecciones de 2024 en Puebla y el país.
Qué distintos son ahora, y desde hace unos días, los discursos en los dos bandos.
Para los morenistas, el presidente del tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, ya no es un delincuente, un paria, al que había que linchar.
Para los priístas, en tanto, la militarización del país ya no es equivalente al infierno.
Es más, en un cambio radical de narrativa, horas antes de la aprobación de esta iniciativa en San Lázaro, el coordinador de los diputados priistas a Rubén Moreira, incluso le advirtió a PAN y PRD: o están con el Ejército o están con el narco.
Así de tajante y sin medias tintas.
¿Qué va ocurrir ahora con los tres diputados federales del tricolor de Puebla?
Cada cual con sus matices, había fustigado al presidente Andrés Manuel López Obrador, sus acciones y al Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
También en sus tan insustanciales declaraciones, un día sí y el otro también, el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI en Puebla, Néstor Camarillo Medina, lanzaba veneno contra Morena.
Ahora, hasta les anda tocando la puerta para que le permitan una alianza.
Por cierto que mucho tiene que explicar Camarillo de su relación con el clan Mier en Tecamachalco, a propósito de las alianzas extrañas.
Pero esas explicaciones se las tendrá que dar a los mismos priistas.
Hoy, en las dos trincheras, los discursos se suavizaron.
Se descafeinó la crítica.
Se guardaron las lanzas y los puñales.
La votación en el pleno fue de 335 a favor, 152 en contra y una abstención.
Faltará ver qué dicen ahora los diputados federales Blanca Alcalá Ruiz, Javier Casique Zárate y Lázaro Jiménez Aquino, sobre sus nuevos aliados de Morena.
Sobre el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ya van varias porras que les echa desde la mañanera de Palacio Nacional.
Una pieza falta por encajar en este rompecabezas.
Hasta dónde los priístas poblanos seguirán defendiendo, a capa y espada, al presidente municipal de Puebla capital, Eduardo Rivera Pérez.
Las decenas de militantes del tricolor que encontraron acomodo en la burocracia del Ayuntamiento de Puebla, ¿tendrán todavía seguro sus cargos?
Los dos regidores, hombre y mujer, quienes eran más panistas que los albiazules, aunque son militantes del tricolor, ¿seguirán tan disponibles para las selfies y los aplausos al presidente municipal?
Y es que, a veces, cuando hay un rompimiento, lo mismo en la vida de pareja que él las filas políticas, se da de la manera agria.
Mientras en San Lázaro los votos del PRI ahora están disponibles, posiblemente hasta para la Reforma Electoral del Presidente de la República, ¿qué actitud tomarán los priistas poblanos con sus aliados?
El PRIMor ya no es especulación.
Dejó de ser una posibilidad para convertirse en realidad.
Alito está a salvo de la cárcel.
No habrá desafuero.
Todo el partido se entregó, para que salvara el pellejo.
En este divorcio, entre PAN y PRI, comenzarán a dividirse las cosas.
Aparentemente el PRD se estará del lado de AN.
Es como cuando una pareja se divide los bienes.
Y de repente surge la pregunta:
¿Quién se queda con el perro?