El destape de Lalo Rivera

Arturo Luna Silva

Será este viernes a la hora de la comida, por fin, cuando el diputado Eduardo Rivera Pérez empiece a dar color respecto a sus aspiraciones políticas.

En el rancho de Valsequillo de Bernardo Arrubarrena, el todavía dirigente municipal del PAN, un grupo de amigos y simpatizantes lo destapara formalmente como precandidato a la alcaldía de Puebla.

Y nuestro personaje, obvio, se dejará querer.

Es el inicio de lo que muchos, especialmente los ultras del Yunque, dan por hecho: que Lalo es –debe ser- su “gallo”.

Ya hasta hay “decreto” por parte de los jefes de La Organización, quienes en julio de 2010 mandarán a la guerra electoral, a enfrentar a alguno de los demonios marinistas, a uno de sus más disciplinados soldados.

En el PAN de por sí la caballada no está flaca: está famélica, y el coordinador de los diputados locales de Acción Nacional va muy adelantado.

Si hoy trae un bajo perfil, sólo es por estrategia.

O bueno, eso dicen en su entorno.

Por cierto, discretamente ya hasta integró una especie de comité de comunicación que se está encargando de asesorarlo en la materia y de diseñar la mercadotecnia y el discurso y la propaganda de lo que será su campaña en busca de recuperar para el PAN lo que, les guste o no, sólo han podido ganar con Gabriel Hinojosa y Luis Paredes Moctezuma.

Dos de los renglones torcidos del Partido Acción Nacional.

Luis Paredes, a propósito, se refiere a Eduardo Rivera en su libro “Los secretos del Yunque” en los siguientes términos:

Incondicional del PANtano y dependiente de sus designios”.

El “PANtano”, según Paredes, es el grupúsculo que a final de cuentas toma todas las decisiones, o al menos las últimas, en la organización de ultraderecha.

Y ya decidió que sea Lalo, y será Lalo.

¡Faltaba más!

gar_pro@hotmail.com

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