Hoy, ¿humo blanco en el PRI?

Arturo Luna Silva

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Es este viernes, a las seis de la tarde, en el hotel Marriot de la 31, cuando se vuelven a reunir los aspirantes del PRI a la alcaldía de Puebla con sus dirigentes estatal y municipal, Alejandro Armenta Mier y Carlos Meza Viveros, respectivamente, así como la delegada Paloma Guillén.

Es muy probable que durante el transcurso de este trascendental encuentro empiecen a darse las primeras declinaciones a favor de Mario Montero Serrano, con el fin de lo que es un ideal, no una obsesión: llegar a la convención de delegados del 17 de marzo con un candidato único y de unidad.

Se vence hoy, pues, el plazo de 72 horas que el PRI pidió el pasado martes tras la reunión en que Consulta Mitofsky dio a conocer los resultados de dos sondeos en los que el ex secretario de Gobernación apareció como puntero.

Habilidoso operador político, Montero ha hecho su trabajo: intensas conversaciones ha sostenido a lo largo de los últimos días con los actores centrales del proceso.

Hasta ayer por la noche, la única postura inflexible y radical seguía siendo la de Víctor Manuel Giorgana, incontrolable –según cuentan- incluso hasta por su propia ¿jefa?, la alcaldesa Blanca Alcalá, a la que ya ni las llamadas le toma.

El secretario de Desarrollo Social del ayuntamiento seguía haciendo castillos en el aire y terqueando con la idea de registrarse a la convención de delegados, bajo el pretexto de tener un “mejor perfil” que Montero, que nada más lo supera por ¡23 puntos! en conocimiento e intención del voto.

Giorgana, quien como dirigente estatal del PRI fue el plomero de Melquiades Morales para imponer al “delfín” Carlos Alberto Julián y Nacer como candidato a la alcaldía de Puebla– pese a que éste no estaba arriba en las encuestas-, llega a la cita de hoy con nuevas amenazas y reyertas, pues es claro que lo que busca es trascender en la política como una mala, muy mala copia de Enrique Doger, quien por lo menos nunca dejó de pagar sus cuotas al partido (Carlos Meza dixit)

Se sabe que el PRI está listo para que haya dos o más registros, ése no es el problema; la candidatura de unidad no es una camisa de fuerza; incluso, dicen, se alentará a Giorgana a hacerlo con el fin de que siga sirviendo al partido que le ha dado todo, ayudando a terminar de legitimar la unción de Montero Serrano.

Si acude al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tendrá asegurados sus 15 minutos de fama. Pero los priístas, y Alejandro Armenta menos que nadie, tampoco le temen a la judicialización del proceso. Saben que, luego del antecedente dogerista, “lo que viene, conviene” y “lo que no mata, fortalece”.

El caso de Jorge Estefan Chidiac se cuece aparte. Y es que todo parece indicar que sus promotores ya lo abandonaron tras utilizarlo como carne de cañón, o tonto útil, de un pleito mayor: el de zavalistas contra monteristas.

En los últimos dos días, el ex diputado federal recibió señales claras de la forma burda y grotesca en que fue enviado cual sparring –y tarde, tardísimo- a meterse entre las patas de los caballos y a librar una competencia perdida de antemano.

Por fortuna Jorge Estefan, sujeto inteligente y experimentado, se dio cuenta a tiempo de la manipulación de la que fue objeto por, entre otros, el propio Alejandro Armenta, quien primero lo mandó a guerrear, luego a mitad del pleito lo abandonó y al final le jugó chueco porque ni una salida digna le ofreció.

La declaración de Javier López Zavala de que él hará dupla con el que diga el PRI, va precisamente en ese sentido.

Por desgracia, el daño luce irreparable para Estefan, sobre todo en términos de percepción negativa: no tuvo con qué ganar “la grande”, es decir, la candidatura a la gubernatura, pero tampoco “la chica”, esto es, la candidatura a la alcaldía de Puebla.

A final de cuentas, hoy o mañana, el lunes o miércoles, el 16 o el 17 de marzo mismo, Jorge Estefan se acabará sumando y levantando la mano al favorito de Casa Puebla: lo hizo con Javier López Zavala, lo hará con Mario Montero. El amigo de Emilio Gamboa Patrón no sólo no traga lumbre: tampoco es suicida.

Y quien de verdad ganará perdiendo es Pablo Fernández del Campo, auténtico fiel de la balanza de un proceso interno verdaderamente complicado.

El joven diputado supo jugar sus canicas mejor que todos y como los expertos. Al inicio del proceso, realmente no tenía gran cosa con qué pelear, sólo quizá su curul y su persistente trabajo como presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso local, pero termina el mismo con un capital político de respeto y una credibilidad y fortaleza admirables, y que serán fundamentales para un futuro sin duda brillante, en posiciones de poder de primerísimo nivel ya sea al lado de López Zavala o del propio Montero.

Hoy está claro que Fernández del Campo, con su dignidad y apellido a salvo, representa el tipo de político que el PRI necesita para encarar el nuevo reto electoral. Es más: por su perfil, relaciones y alto nivel de aceptación social, será clave para el triunfo de Montero Serrano el próximo 4 de julio.

Si declina, gana; si no declina, también, pues el juego de Pablo fue siempre el de ganar-ganar, muy lejos del suma-cero que otros siguen practicando.

¿Habrá hoy por fin humo blanco?

¿O van a seguir haciéndole al tipitoche?

Veremos.

***

El gobernador Mario Marín salió ayer a buena hora de Puebla con el fin de estar presente en la celebración del 81 aniversario del PRI en Zapopan, Jalisco, donde se dio cita la crema y nata del priísmo nacional.

Octagenario mañoso, el PRI cumplió un año más con grandes expectativas de triunfo en la mayoría de las 12 gubernaturas en disputa este 2010, incluida por supuesto la de Puebla, y también con enormes posibilidades de victoria en 2012.

Lo dicen las encuestas, y Marín es sin duda un actor con peso específico dentro de su partido, el Revolucionario Institucional, y más que eso: un factor clave dentro de la gran disputa por el poder en México, que de eso se trata este 2010.

De él depende, en parte, que el PRI pueda volver a Los Pinos, por lo que como jefe político de los priístas poblanos no titubeará para ir por todo el próximo 4 de julio. Que a nadie le queden dudas.

***

Por cierto: el anfitrión de la encerrona nacional tricolor fue un viejo conocido de los priístas poblanos: Rafael González Pimienta, actual presidente del PRI en Jalisco, su estado de origen.

González Pimienta era delegado del CEN del Revolucionario Institucional en Puebla cuando Mario Marín surgió como candidato de unidad a la gubernatura.

¡Qué tiempos aquéllos, señor don Simón!

***

El que sigue simulando que está con el Frente Amplio Antimarinista, aunque en realidad obedece instrucciones de su patrón Javier López Zavala, es el “Niño Naranja”, también conocido como José Juan Espinosa.

Al “líder” estatal del Partido Convergencia se le vio platicando, y no precisamente sobre el próximo inicio de la primavera, con el candidato del PRI a la gubernatura en Huauchinango.

¿El fin?

Terminar de convencer al “panista” Pascual Carranza, ex edil de ese municipio, de abandonar el blanquiazul para sumarse al PRI.

No cabe duda que las traiciones y la cooptación de candidatos están la orden del día.

Espinosa le jura amor eterno a Rafael Moreno Valle y hasta le organiza cenas en su casa de Atlixco, pero lo cierto es que es más zavalista que López Zavala.

¿Para quién trabaja el “Niño Naranja”?

¿Para la coalición opositora o para el marinismo?

Como diría el clásico: ¡Qué alguien me explique!

gar_pro@hotmail.com

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