Los Ceresos en tiempos de Ardelio

Hace algunos días, sendas investigaciones periodísticas desnudaron con precisión y agudeza la cloaca que sigue y seguirá siendo, tristemente,  el sistema penitenciario poblano.

Primero el pasado lunes 6 de junio, aquí se publicó una radiografía de la manera en que los hermanos Tiro Moranchel se conducen como los amos y señores del penal de San Miguel, obviamente con la complacencia de su actual director, Juan Roberto Montes Romero.

Al día siguiente, el periodista Fermín García, de La Jornada de Oriente, hizo una amplia crónica del pachangón de miedo, en el que hubo de “todo” –y todo es todo-, organizado por un grupo de internos de este penal  para agasajar con motivo de su cumpleaños a este mismo funcionario.

A manera de respuesta, el miércoles 8 aparecieron publicadas en diversos medios de comunicación, las palabras del nuevo jefe de todos los Ceresos, Roberto Olivares Mojica, quien aceptó, no sé si con torpeza o en un abierto un acto de cinismo, que su subordinado, Montes Romero, sí tuvo un festejo, pero que no fue precisamente un festejo, si no simplemente “un convivio”, para conocer a los internos y estrechar relaciones con ellos, pero que eso “es normal” y se hace como parte de un conjunto de actividades orientadas a su readaptación.

Pero por lo que hace a la información publicada en Puebla On Line el lunes 6 de junio, guardó un ominoso silencio.

Frente a lo anterior, se encuentra claro que mientras el anterior director general de Ceresos, el inefable Aldo Enrique Cruz, pretendía readaptar a los reos, apelando a la ayuda divina, su relevo, el tamaulipeco Roberto Olivares Mojica, pretende hacerlo mediante las fiestas privadas, perdón, los convivios, a fin de que los reos de alta peligrosidad vayan socializando y de ese modo prepararlos para encarar la terrible realidad que prevalece fuera de las prisiones: alcohol, drogas, prostitución, etcétera.

Obviamente los jefes de Juan Roberto Montes Romero, empezando por el propio Olivares Mojica, seguido por el priísta Ardelio Vargas Fosado, secretario de Seguridad Pública, y por Patricia Leal Islas, titular de la Contraloría del Estado, comparten su moderna visión del sistema penitenciario.

Y es que de otra manera uno no se explica por qué razón a dos semanas de ocurridos los hechos, ambos casos no han ameritado ni siquiera una investigación de a mentiritas, para taparle un poquito el ojo al macho, por parte del Consejo de Honor y Justicia de la SSP Estatal, del Departamento de Asuntos Internos de la propia SSP Estatal o de la Delegación de la SEDECAP.

De ese tamaño es la impunidad que habrá en los Ceresos poblanos en tiempos de Ardelio.

Vayámonos  acostumbrando….

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Y hablando de transas, impunidades y cosas peores

Hete aquí una detallada descripción de la mega cloaca llamada Órgano de Fiscalización Superior (Orfise) del Congreso del estado y de su corrupto (y moribundo) titular, el tristemente célebre Víctor Manuel Hernández Quintana, cabeza visible de una de las peores mafias de Puebla:

Últimamente se ha comentado en abundancia sobre el auditor mayor del Orfise, cuya función social y política es la de revisar la cuenta pública de ayuntamientos, municipios, entidades, Congreso local y poder Ejecutivo, para que la ciudadanía cuente con “Certeza en la Rendición de Cuentas Públicas”.

Es paradójico mencionar que lo que se conformó como un organismo con un fin noble y ético, hoy sea el “garrote político” y madriguera de personas deshonestas que lo único que han hecho es extorsionar, amedrentar e intimidar a los titulares de esas entidades.

¿Cómo se formó el grupo de Víctor Manuel Hernández Quintana?

Después de una investigación profunda al interior del ORFISE, entidades como el Colegio de Contadores de Puebla, Asociación de Contadores de Puebla, presidentes municipales, maestros de la facultad de Contaduría Pública de la BUAP, SEDECAP y otros personajes afectados, podría denominarse a esto, parte de “la mafia en Puebla”.

Todo comienza en el año 2007, cuando termina el periodo constitucional que mantenía a José Doger Corte al frente de esa dependencia, quien se había encargado de enaltecerla, cuidarla, cambiar su imagen y crear un grupo de expertos profesionales que hicieran que la labor de fiscalizar se utilizara como un medio que garantizara la transparencia de las cuentas públicas, es decir, que predominara la honestidad en su revisión, y los funcionarios recibieran con justicia los resultados y observaciones en las auditorias efectuadas, inclusive Doger Corte ordenaba que se publicaran anualmente el listado de Auditores externos, cada uno con la entidad que auditaba, así como el monto de honorarios total que percibía y con cuántos sujetos de revisión contaba.

¿La razón? Demostrar que no existía “mano negra” en la contratación de auditores y se exhortaba a los ya contratados a actuar conforme a derecho, pues con base en las reglas de operación, cada auditor no puede revisar más de diez cuentas públicas.

Antes de concluir el citado periodo, se cocinó al interior del Colegio de Contadores el lanzamiento como candidato de Víctor Manuel Hernández Quintana, la operación fue coordinada por el presidente en turno de dicho Colegio,  el C.P.C. David Nieto Martínez, junto con su esposa la también contadora y con registro ante el ORFISE, Edith Bravo Tejeda, la primera dama de ese Colegio en ese entonces.

Cabe señalar que, como dato curioso, Edith Bravo es una mujer desmedidamente ambiciosa, ya que le gusta vestir con indumentaria de última moda comprada en Nueva York y Los Ángeles, y logra lo que quiere debido a que controla los movimientos y decisiones de Nieto Martínez.

También debe usted saber que Nieto Martínez tiene una historia negra de contar, pues opera como se le denomina en el bajo mundo como “La mano que mece la cuna”.

Durante su estadía como estudiante de la Facultad de Contaduría Pública de la BUAP, fue elegido por algunos de sus mentores para formar parte del Consejo Universitario, cargo honorífico que llevó a cabo, participando en decisiones universitarias que resultaron contrarias a los intereses del grupo que lo habían promovido, es decir, traicionó a sus maestros y realizó algunos tratos que le daban ventajas, ya que por “debajo del agua” operó en la elección para designar como rector a favor de Samuel Malpica Uribe cuando el candidato de unidad de los futuros contadores, era precisamente -¿quién cree?- el posterior auditor superior José Doger Corte.

En aquel entonces su novia Edith Bravo Tejeda ya mostraba destellos de liderazgo e influencia sobre su pareja y fue ella la que encarriló a Nieto Martínez a traicionar a sus maestros y compañeros que confiaban en él, aunque siempre salió victorioso pues lo protegía Manuel Méndez Ferrer.

Nieto Martínez y Edith Bravo Tejeda se formaron profesionalmente en el despacho del C.P. Guillermo Cruz Gómez, trabajaron durante tres años, hasta que decidieron independizarse, llevándose la cartera de clientes de Cruz Gómez, aprovechando que éste se encontraba enfermo, dejándolo en la calle y al poco tiempo Guillermo terminó por divorciarse.

La pareja Nieto Martínez y Bravo Tejeda formó su despacho, que tuvo una buena racha de clientes, pues su principal negocio era surtir de facturas apócrifas a personas que solicitaban soluciones rápidas a sus problemas fiscales, además de que al interior del SAT contaban con la complicidad del administrador de auditoría, Vladimir Velázquez Peralta, quien ha sido investigado por la AFI, y que participaba de las jugosas ganancias por permitir la evasión fiscal.

Es importante mencionar que Vladimir actualmente se encuentra como director de Fiscalización de la Secretaría de Finanzas del Estado de Puebla.

Era tal el desenfreno de Nieto Martínez que, en una ocasión, a uno de sus mejores amigos de nombre Sergio Arellano Lozada, le pidió que le realizara una auditoría a uno de sus clientes, no advirtiéndole que esa empresa se encontraba plagada de facturas apócrifas maquilladas por él mismo David Nieto, lo que provocó que Sergio casi perdiera la libertad y su registro como auditor.

Posteriormente, Nieto Martínez se perfila como presidente del Colegio de Contadores de Puebla, y contendió en elecciones abiertas contra la planilla de León Rubén Reyes Leyva, quien fungiera como contralor de Luis Paredes Moctezuma en su trienio municipal; precisamente ahí empezaba  “La Mafia”, pues el presidente de la Comisión Orientadora de Elecciones del Colegio de Contadores era Víctor Manuel Hernández Quintana, quien operó las elecciones a su favor y obtuvo la victoria de Nieto Martínez, iniciándose una época oscura en el Colegio de Contadores de Puebla Públicos del estado de Puebla.

Durante su gestión, y al mero estilo siciliano, el auditor especial del Orfise, el también corrupto Ricardo Camacho Acevo, le pide a David que apadrine a su hijo menor, con lo cual nace un compadrazgo que pronto se convertiría en complicidad, impunidad y negocio, pues un compadre opera como auditor externo y el otro como auditor especial al interior del Orfise, juntos manejan el “negocio” a Hernández Quintana y que según cuentan le depositan millones de pesos mensuales desde hace mas de tres años.

Ya con Hernández Quintana en el poder, empezó el reparto del botín, operando desde el trono la línea de contratación de auditores externos para los presidentes municipales,  a favor de Nieto Martínez y su esposa Edith Bravo Tejeda, situación que afectó a contadores que “sin arreglo” con el auditor superior competían en total desventaja, quedando fuera y sin posibilidad de hacer un trabajo profesional.

De hecho a Nieto Martínez y a Edith Bravo se les adjudica más del 30% de los ingresos probables que podría obtener el gremio a través de la revisión de la cuenta pública, y que hábilmente Hernández Quintana violando la Ley de Transparencia y Acceso a la Información ha mantenido sin publicar, pero no hay nada más valioso que “la asesoría” de David Nieto, pues él cubre cualquier “hoyo financiero” con facturas “balines”, mismas que “justifican” los gastos que se tranzan los funcionarios.

Dentro del grupo de contadores perjudicados por Hernández Quinatana y sus cómplices se encuentran: Rosalía Cerecedo, José Luis Bernal Fernández, Jorge Maldonado Jiménez, Eduardo Juárez Cordero, Felipe Tecuapetla Montes, Francisco Romero Serrano, Bonifacio Galeana, Víctor Hugo Aguilar, Alfonso Esparza Ortiz, Maximino Castillo, María Guadalupe Ruiz, Hilda Soto Suarez, León Rubén Reyes Leyva, la firma Deloitte, Francisco Javier Acevedo y José Carlos Góngora Gutiérrez, pero lo más sorprendente es que también “se empinaron” a Francisco Romero Serrano, anterior presidente de ese colegio y mejor amigo de Nieto Martínez.

Lo más jugoso vino cuando David Nieto le bajó el municipio de Puebla a la firma Deloitte y a José Luis Bernal Fernández, quienes competían por esa cuenta pública, esto con la intervención del majestuoso Hernández Quintana, que se mueve políticamente y sueña con formar un emporio y que a último momento dio línea a la alcaldesa Blanca Alcalá para contratar a David Nieto, quien por tres millones de pesos por año que auditó cobró honorarios, dando un total por trienio de nueve millones de pesos por una sola auditoría y sin contar que Nieto y Bravo tienen más de treinta auditorías contratadas entre las que se encuentran: San Pedro Cholula, Tecamachalco, Huejotzingo, Huauchinango y el Instituto Estatal Electoral, entre otros, cuando el límite por auditor debe ser de diez, claro esto no les causa el menor dolor de cabeza pues cuentan con el apoyo “incondicional” (complicidad) de Hernández Quintana y Ricardo Camacho Acevo, sin olvidar que Nieto Martínez es el zar poblano de las facturas apócrifas y cubre cualquier negra operación.

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El gobernador Rafael Moreno Valle estará en Washington y Nueva York, en visita relámpago de dos días, con una apretada agenda, ajeno a las disputas internas del panismo de Puebla y concentrado en lo suyo como jefe del Ejecutivo, no del partido.

Moreno Valle promoverá al estado que gobierna en reuniones con el presidente del BID y funcionarios del Banco Mundial, con quienes abordará diversos temas, como la deuda estatal, el problema de las pensiones, medidas anticorrupción y alternativas al financiamiento público, entre otros.

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Por cierto:

Para algunos liderazgos del PAN, la competencia para elegir al Consejo Estatal jamás fue considerado como una lucha de fuerzas en favor o en contra del gobernador.

La guerra de sombras que protagonizó Roberto Grajales quedó evidenciada en el desarrollo de la asamblea de ayer, pues la polarización que tanto pregonó nunca se hizo evidente, ya que contra todo pronóstico se llevó a cabo sin contratiempos.

Nadie intentó reventarla ni mucho menos boicotearla. Lo que iba a ser, ya se sabía y más: ya es.

Solito, Grajales se creó sus propios molinos de viento y solito peleó contra ellos.

¿Los habrá vencido?

Al inicio de la asamblea, sus declaraciones iban en el sentido de que lucharon para que ésta se efectuara, pero en cuanto el proceso transcurría –y en santa paz- esas mismas declaraciones perdían fuerza.

Al final la traición se hizo presente, pues en términos reales Roberto Grajales no fortaleció otro proyecto más que el suyo; de hecho, con sus gritos de “sí se pudo” generó muchas dudas en casi todos los asistentes.

¿Para quién operó en realidad: para Moreno Valle o para el bloque de ultraderecha que representa?

Con sus arengas –que él mismo inició-, Grajales dejó en claro que lo más importante era el circo de tres pistas que protagonizó en el Complejo Cultural Universitario.

Las porras fueron para Grajales, no para el gobernador, por lo tanto Grajales engaña al gobernador.

Al tiempo.

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A partir de este lunes regresa la columna “Contrastes” a la que siempre ha sido su casa: Puebla On Line.

El informado periodista Carlos Gómez publicará nuevamente aquí de lunes a viernes, tal y como nos tenía acostumbrados, y ahora todos los domingos en las páginas de Milenio Puebla.

No se la pierda.

gar_pro@hotmail.com

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