Javier Sánchez Díaz de Rivera: ¿es o se hace?

Un claro caso de dualidad esquizofrénica es el que sufre el secretario de Desarrollo Social del ayuntamiento de Puebla, el insufrible Javier Sánchez Díaz de Rivera.

Y es que por un lado cobra en la nómina municipal y por el otro financia un sistemático, obsesivo golpeteo a los programas estelares de su jefe, el alcalde Eduardo Rivera, como el de 1000 Calles y el de Desayunadores Escolares.

Resulta que don Javier –quien ya no camina: levita, de tan poderoso que se cree- subsidia con recursos del erario un diplomado en la Ibero Puebla (de la que ha sido director general académico) que, obsesivamente, aunque no se crea, tiene como prioridad descalificar al alcalde.

Si bien hay libertad de cátedra, y de crítica, no deja de resultar paradójico que profesores y alumnos que son beneficiados por la Sedesol municipal destrocen un día sí y el otro también al gobierno de donde salen los fondos que se usan para sus estudios.

Ejemplos sobran, pero destaca el del maestro Adrián Elizalde Campos, quien a lo largo del diplomado ha enfocado sus baterías en la esposa del edil, Liliana Ortiz de Rivera, presidenta del Sistema Municipal DIF.

Lo más amable que ha dicho de ella es que su proyecto estrella, el de los Desayunadores Escolares, es una farsa, pues no sirven para nada, y que Liliana sólo lo usa para cortar listones, sacarse la foto y salir en los medios.

Ya era un exceso que durante las clases haya llegado a presentarse como ponente el coordinador jurídico de Javier Sicilia y que todo el tiempo se la haya pasado promoviendo a Marcelo Ebrard, pero el colmo es que el secretario de Desarrollo Social sepa lo que sucede en las aulas y se quede cruzado de brazos.

No conforme con tener a Puebla como el municipio con mayor número de pobres en todo el país, penosa medalla que no podrá quitarse en muuucho tiempo, Javier Sánchez Díaz de Rivera alimenta –y con singular entusiasmo- a los críticos del gobierno al que supuestamente pertenece.

¿Qué le pasa?

¿Es o se hace?

¿Y así se dice uno de los mejores colaboradores del alcalde?

No cabe duda: con esos amigos, para qué quiere enemigos Eduardo Rivera.

***

Sigue la limpia en el INEGI Puebla.

El pasado jueves 24 de noviembre fue separado de su cargo el Ing. J. Porfirio Salazar Hernández, jefe del Departamento de Geodesia y Levantamiento Catastral de la Coordinación Estatal Puebla del INEGI, como resultado de la investigación que la Contraloría Interna le tenía levantada por diversas irregularidades.

Cabe aclarar que además le aplicaron una inhabilitación por 10 años, al igual que a su ex jefe Carlos Tirzo, que fue cesado hace aproximadamente un mes.

Como sucedió en la anterior ocasión, cuando cayó el citado Tirzo, ahora nuevamente se presentó el MVZ Jorge Valdovinos, director regional Oriente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, y para decir que se actuó bien con la destitución de Salazar Hernández.

Esta vez tuvo la prudencia de omitir cualquier comentario a favor del despedido, a diferencia de lo que hizo con su ex colaborador directo Tirzo, a quien por cierto se le ha visto utilizando todavía el coche Nissan Tsuru, sin rotular, propiedad del INEGI, cuando ya no es funcionario, cosa que sólo podría autorizar el propio Valdovinos.

Hay que decir que estos oscuros personajes, los separados de sus cargos, ahora con las influencias del director regional, están tratando de ingresar al Gobierno del Estado a colaborar y para evitar la inhabilitación lo intentan hacer a través de su empresa.

Sí, la que utilizaban para vender información propiedad del INEGI -o levantada con personal y recursos pagados por la instituto- al gobierno estatal, a los municipales y ejidales, así como a algunos particulares.

Como aquí le he informado puntualmente desde hace varios meses, existen varias investigaciones paralelas pendientes sobre la mafia incrustada en el INEGI Puebla.

¿Quién sigue?

El presidente del organismo, Eduardo Sojo, tiene la palabra.

gar_pro@hotmail.com

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