El Golpe del Sexenio Morenovallista

La detención de Alfredo Arango –emblema de la corrupción marinista- es sin duda una decisión fría y perfectamente calculada por el gobernador Rafael Moreno Valle: no pudo haber mejor momento para su encarcelamiento que la víspera de su primer informe de gobierno.

La rentabilidad política y mediática de una aprehensión de esta naturaleza es obvia, pues finalmente Moreno Valle, con hechos, despeja dudas sobre su principal oferta de campaña de castigar los abusos y los excesos del pasado.

Las encuestas recientes empezaban a marcar una tendencia: un gobernador aprobado por la mayoría y con muchos positivos: trabajador, visionario y eficiente, pero con un enorme pendiente: el prometido ajuste de cuentas con el marinismo, una de las razones que lo llevaron a sacar a patadas al PRI de Casa Puebla.

El ex director del ISSSTEP, ex secretario de Salud, compadre, cómplice y socio de Mario Marín fue -¿quién puede cuestionarlo?- uno de los funcionarios más corruptos del pasado sexenio, por lo que su detención basta y sobra para que Moreno Valle presuma que no le tiembla la mano para ejercer el poder cuando lo tiene que ejercer y que no habrá impunidad para funcionarios y ex funcionarios involucrados en casos probados de corrupción.

“No habrá cacería de brujas pero tampoco impunidad”, dijo hace casi un año, al rendir protesta como gobernador de Puebla, y ahora, sin ningún problema, podrá señalar en su primer informe de este domingo que lo que dice, lo cumple. Sencillamente Arango no pudo explicar cómo obtuvo el dinero que le permitió adquirir bienes inmuebles con valor de 54 millones de pesos, y ya duerme en el penal de San Miguel: es el primer ex secretario en la historia del estado que va a parar a la cárcel por los excesos cometidos durante su paso por la administración pública. Historia pura. Ningún otro gobernador se atrevió a tanto.

Todavía en diciembre, Arango se paseaba por lugares públicos de Puebla, feliz, sobrado, convencido de que nada le pasaría tras saquear, literalmente, el ISSSTEP y la Secretaría de Salud. Presumía que el pacto político entre Moreno Valle y Marín, que data de la transición, todavía estaba vigente y que una especie de manto protector le salvaría el pellejo para siempre. Pero pecó de iluso, de soberbio o de ambas cosas. No contó con que la coyuntura cambió y que la necesidad de exhibir una cabeza marinista en la plaza pública, el coliseo poblano, se volvió indispensable para la salud del nuevo gobierno, un gobierno que encarna la promesa del cambio.

El gobernador se cuelga una medalla invaluable que lo fortalece, evita cualquier clase de crítica presente o futura sobre sus “oídos sordos” al clamor de aplicar la ley a por lo menos un pez gordo del marinismo, se reconcilia con esa parte de sus electores que empezaba a dudar de su palabra y de paso satisface la demanda directa y concreta del magisterio poblano de castigar al culpable de la ruina del ISSSTEP, que provocó la aprobación de una reforma lesiva para los intereses de los maestros agrupados en el SNTE, el SNTE de su aliada, Elba Esther Gordillo. Jugada, si alguna, de tres o cuatro bandas.

¿Que se armó a escasas horas del primer informe para sacarle la máxima rentabilidad política y hasta electoral? Sí, claro. El gobernador sería verdaderamente muy tonto, y sus asesores unos brutos completos, si no lo hubiesen hecho precisamente así. En el momento justo. Ni un día antes, ni un día después. El Dios del Timing y su primo, el Rey de la Propaganda, deben estar orgullosos de sus alumnos en Puebla.

Ahora bien: ¿con el encarcelamiento de Arango verdaderamente puede declararse el fin de la era de la impunidad en el estado?

Seguramente no faltará quien piense que el ex secretario de Salud es un pez gordo, sí, pero que hay un tiburón ballena suelto (Mario Marín) y que ese, hasta hoy, sigue siendo intocable. Son legión en Puebla los que quieren que el góber precioso pronto se convierta en compañero de celda de Arango y que pague todas las que debe, que no son pocas.

Lo que nos lleva a dos preguntas básicas: ¿negoció Marín la entrega de su compadre para, como acostumbra, salvarse él y seguir disfrutando de sus millones sin que nadie lo moleste? o ¿acaso se prepara otro golpe espectacular, pero este a días de los comicios federales de julio de 2012, para terminar de cerrar los círculos electorales trazados desde Los Pinos contra el candidato Enrique Peña Nieto, quien además hace poco se exhibió con el repudiado ex gobernador de Puebla?

Quién sabe. Pero por lo pronto, la detención de Arango es más que una bocanada de aire fresco: es sencilla, y contundentemente, el golpe de lo que va del sexenio morenovallista, y de eso, de eso sí no hay ninguna duda.

gar_pro@hotmail.com

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