El Mimiquis de Doger

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Que el mimiquis –o patatús o berrinche- de Enrique Doger ante la virtual candidatura de Enrique Agüera ya no es lo que dicen que fue y de hecho ya no durará muchos días más.

Ayer, al registro en el PRI municipal, mandó en su representación a sus alfiles Jorge Ruiz, Gerardo Corte e Iván Galindo, y en breve, durante una reunión de estructuras, otro de sus soldados, el dirigente sindical de los trabajadores del ayuntamiento de Puebla, Israel Pacheco, saldrá a anunciar su apoyo “total y absoluto” al ex rector de la BUAP.

Este martes, desde muy temprano, Doger anunció su declinación y si no acompañó a su tocayo fue solo porque el diputado federal tuvo que presentarse sin falta en San Lázaro, donde su líder, Manlio Fabio Beltrones, prohibió faltar a todos los legisladores priístas.

Cuentan que fiel a su costumbre, el ex alcalde de Puebla negoció, y muy bien, su capital político y sus fichas con Enrique Agüera y que como suele sucederle, hasta perdiendo va a salir ganando.

Y es que si bien no alcanzó la candidatura a la presidencia municipal, una aspiración que desde el principio estuvo atada a alfileres, sí consiguió colocar a varios de sus soldados en delegaciones federales, la planilla de regidores y en el gabinete municipal en caso de que el PRI gane la elección del próximo 7 de julio.

De hecho, aseguran que los “raspones” que le dio a Agüera –“Ojalá que el PRI no se equivoque”, dijo- al final de su rueda de prensa fueron acordados con el ex jefe de la máxima casa de estudios, con quien se ha reunido al menos dos veces desde el sábado 23 de marzo, cuando trascendió la decisión del presidente Enrique Peña Nieto.

Más allá del “estoy con Agüera pero no estoy con Agüera”, el show matutino fue parte de un script necesario para que Doger tuviera una salida digna ante la derrota y de cara al triunfo de aquel que un día fue su subordinado y que ahora podría seguir sus mismos pasos –¿de rector a alcalde de Puebla?-, en una suerte de deja vu o golpe psicológico que no deja de tener su dosis de ironía.

“Soy un hombre de palabra y de compromiso”, dijo Doger, para luego destacar su institucionalidad y anunciar que ayudará a que el proyecto agüerista “llegue a buen puerto”, pero “sin abandonar principios y sin dejar de expresar opiniones”.

Es decir, descifrando un poco, si Agüera no le cumple lo convenido, él será el primer y principal obstáculo de una campaña respecto a la cual, de cualquier forma, guardará su distancia para, en caso de derrota, evitar salir dañado, pues si bien “la fortaleza está en todos”, la dirección exitosa “recaerá en unas manos y esperemos que sean las correctas” (sic).

No cabe duda que con Enrique Doger, un buen jugador de los juegos del poder, se cumple al pie de la letra aquello de genio y figura, hasta la sepultura.

gar_pro@hotmail.com

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