La Caída del Niñito Verde

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Exhibido, ridiculizado, vapuleado, más chiquito que su diminuta biografía política… Así quedó el jovencito Juan Carlos Natale al trascender este jueves la noticia de que Elías Abaid Kuri fue nombrado delegado nacional del PVEM, una verdadera derrota para quien se ostentaba como único y absoluto dueño de la franquicia en Puebla, el mismo que había jurado y perjurado, una, dos, mil veces, que no pararía hasta ver que aquel fuera expulsado del partido.

Natale -una especie de Nini de la política, con más vicios que mañas; una copia mal hecha de Jorge Emilio González- tendrá que seguir tragando sapos, sin hacer gestos, y soportando a quien hizo la vida imposible e incluso pretendió expulsar bajo el pretexto de formar parte del grupo del gobernador Rafael Moreno Valle, dado su parentesco con el presidente municipal electo de Puebla, Tony Gali Fayad, quien es su suegro.

Todo un acto suicida.

Durante la campaña local de 2013, Natale no se cansó de lanzar acusaciones contra Elías Abaid en ese sentido; más de una vez, embistió y señaló que en lugar de apoyar al candidato de la coalición PRI-PVEM, Enrique Agüera Ibáñez –quien solito, sin ayuda de nadie, echó a perder su campaña-, operaba a favor del abanderado de la coalición Puebla Unida, el citado Gali Fayad.

Aunque le ganó portadas de periódicos, el problema fue que Natale nunca presentó una sola prueba de sus dichos y al paso del tiempo solo quedó como lo que siempre ha sido: un mentiroso.

En la dirigencia nacional del PVEM tomaron nota de este capítulo y solo esperaron unos días después de que Elías Abaid terminara su periodo como diputado local para enviar el mensaje:

El Niñito Verde no sólo no es propietario del partido en el estado, sino que hay mejores perfiles que el suyo para encargarse del negocio, hoy en ruinas debido a la torpe conducción política de Natale.

“Agradezco a @ArturoEsc el nombramiento como Delegado Nacional del PVEM, en reconocimiento a lo logrado como Diputado”, tuiteó el propio Elías Abaid a través de su cuenta personal alrededor del mediodía.

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Un gancho al hígado, un mazazo en la cabeza, un coscorrón para quien ha hecho de la soberbia todo un modus operandi.

Apenas el pasado 13 de enero, inexplicablemente, Natale, actual diputado plurinominal, presumía que contaba con todo, todo el apoyo de Arturo Escobar y que mediante un tuit así le fue expresado.

Más allá del humorismo involuntario, seguro ya intuía lo que vendría: la unción de un nuevo liderazgo en el partido del tucán en Puebla. Con todo lo que ello implica para los comicios de 2015.

Ahora, Juan Carlos Natale no tiene más que de una sopa: tratar de curarse las heridas que le dejó esta guerra perdida y hacerle una cirugía plástica a su ego, el que más ha sufrido y más ha salido atropellado en esa, su ridícula, patética, inútil hoguera de las vanidades.

gar_pro@hotmail.com

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