LA DISPUTA POR MORENA EN PUEBLA

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De los siete institutos políticos nacionales que conformaban nuestro sistema de partidos en México, ahora habrá que sumarle a tres más: Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), Partido Humanista y Encuentro Social. Sin duda alguna, de los tres, el que más genera opinión política en los llamados círculos de poder de las burocracias partidarias y en un parte de la opinión pública, es el partido de Andrés Manuel López Obrador y por muchas razones.

Podemos observar solo algunos detallitos desde la óptica de la llamada “izquierda mexicana”, más aún porque dos de ellos (MORENA y P. Humanista) se encuadrarán en este espectro medio ideológico del centro e izquierda misma. Es decir, al bloque electorero tradicional del PRD, PT y MC se sumaran los de MORENA y también los Humanistas de Ignacio Irys Salomón.

Por lo tanto, más o menos así quedarían conformados los tres bloques políticos, sin que esto signifique que los dos últimos vayan a conformar alianzas electorales: PRI, conjuntamente con el PVEM y hoy también con la suma del PANAL; Partido Acción Nacional, con Encuentro Social, y finalmente la izquierda, llámese PRD, PT, MC con MORENA y el Humanista.

A pesar del descrédito de los partidos y la falta de credibilidad de sus políticos, la llamada sociedad civil y el electorado mexicano tendrán para los comicios intermedios del 2015 un abanico de 10 opciones partidarias para poder votar.

Pero regresemos al tema de MORENA. Y es que por sus símbolos políticos, diremos que la constitución y creación de este nuevo aparato partidario no es nueva, mucho menos es el resultado de un proceso histórico de las izquierdas en el país. Más bien es un partido producto de una de las más importantes escisiones del propio PRD.

Es un modelo de partido que se vino conformando desde las pasadas elecciones presidenciales del 2006 y que toma forma después de los comicios del 2012, bajo la batuta de uno de los dos principales caudillos que ha tenido la izquierda electoral. Tampoco es la opción de izquierda demandada o exigida por el electorado mexicano, ante la falta de ésta. Fue simple y llanamente la salida más fácil de un conjunto de ex miembros del sol azteca, llevados por el caudillaje de un hombre mesiánico y astuto, que perdió la batalla interna y prefirió saltar del barco para fundar su propio partido.

Se puede afirmar aquí que, en términos teóricos, no es un partido esencialmente de izquierda; más bien es una organización partidaria de carácter populista y que recoge las viejas demandas del nacionalismo revolucionario. Es un conglomerado de viejos ex priístas y liberales con activistas de izquierda y antiguos stalinistas.

En un país de caudillos viejos y nuevos, nadie en su sano juicio político podrá menospreciar al caudillo AMLO, menos aún el trabajo de organización que llevan a cabo sus seguidores por todo el país; sin embargo, los principales afectados electorales serán los que ayer lo impulsaron: PRD, PT y MC, siendo el primero de estos el que mida y conozca realmente el tamaño de su fractura.

López Obrador no es un hombre de ideas, tampoco un líder o un estadista político; es, en esencia, un “mesías” moral de lo inmediato y de coyunturas históricas. Él dirige, controla e impone la línea en MORENA, por eso él, y nadie más, decidirá la lucha política que darán en las calles y obvio tampoco descuidará sus votos, porque de ello depende su registro y las curules que puedan lograr.

Para empezar, el primer golpe político en contra del PRD ya lo ha dado, al reunir y entregar 2 millones 300 mil firmas para la consulta popular ante el Senado de la República, sin importarle el “berrinche” del presidente de la Cámara Alta, el poblano Luis Miguel Barbosa Huerta. Además, para el próximo 26 de octubre ha convocado a una marcha y concentración nacional en el zócalo de la ciudad de México.

De igual forma, en todas las entidades del país, los de MORENA se preparan y también ambicionan ser parte de los aspirantes a los 300 distritos electorales. Lo mismo hará con el registro ya obtenido para el 2016, en donde habrá renovación de gobiernos locales en una buena parte de los estados.

Hace unas semanas, “emborrachados” por su registro obtenido, su presidente del Consejo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador, al clausurar el Congreso Extraordinario de MORENA en la Ciudad de México, lo ha manifestado nuevamente y en nombre de su “pueblo bueno”, hizo un llamado a todos los ciudadanos a defender “todos juntos la consulta ciudadana” y así evitar que el INE o la Suprema Corte de Justicia se “atrevan a actuar de manera facciosa y nieguen el derecho del pueblo a ser consultado”.

Mientras las facciones del PRD siguen en su ruta del reparto del pastel amarillo después de su “inédito” proceso interno, tras el cual, según ellos, no hubo heridos y muertos de guerra.

Para muestra un botón: el llamado “mesías tropical” continúa en su gira nacional por varias partes de la República mexicana, no importándole a cuantos reúne en cada plaza pública, él anda en lo suyo y busca desde hoy nuevamente posicionarse para competir por tercera vez en las elecciones presidenciales.

En el Distrito Federal tienen candidatos propios para las aún delegaciones, para su Asamblea Legislativa y por supuesto para el cargo de Jefe de Gobierno. Ante la debilidad de un Miguel Ángel Mancera y su forma de hacer política más cercana a Los Pinos, es seguro que MORENA le arrebatará el gobierno al sol azteca.

En otras entidades sucede lo mismo, tan solo veamos el caso Puebla, en donde los llamados partidos de “izquierda”: PRD, MC y PT, andan por los suelos, diluidos y sin proyecto político más allá de sus ambiciones de grupo y personales.

Así las cosas, en MORENA-Puebla son cuatro los grupos que se disputan el poder y control interno, sobre todo porque la ambición política le ha ganado a muchos y quieren ser candidatos a una diputación federal, es decir, también son y serán un partido electorero.

Comencemos por el senador “petista” y ex gobernador poblano Manuel Bartlett Díaz, quien junto con Ignacio Mier, Alejandro Oaxaca y otros más quieren varios distritos electorales para ellos; además buscan ser la principal fuerza al interior de MORENA y también asumir su dirigencia estatal.

Bartlett Díaz tiene una gran ventaja sobre los demás grupos, es muy cercano a AMLO y con él comparte las acciones en el Senado de la República. En las elecciones presidenciales del 2012 hizo alianza con el priísmo poblano y con los grupos de Mario Marín Torres para que apoyaran la candidatura del “Peje”.

María Luisa Albores González es una agrónoma chiapaneca egresada de Chapingo, fue parte del gabinete propuesto por López Obrador en la contienda del 2012, actualmente es la dirigente estatal de MORENA y goza de las simpatías de AMLO. Pocas veces dirige a este partido, pues pasa más tiempo en Cuetzalan, en donde ha sido asesora por años de la Cooperativa Tosepan Titaniske, desde los tiempos de Álvaro Aguilar Ayón, principal impulsor de la cooperativa bajo el apoyo de Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl. Se comenta que su esposo, otro asesor de la misma organización indígena, también aspira a una diputación por la Sierra Nororiental.

Uno más es el de Fernando Jara, un ex panista, empresario inmobiliario, gestor político y cercano al ex rector de la BUAP Enrique Agüera, quien junto con el consejero nacional Daniel Biestro, controlan las relaciones políticas extra muros, tienen al grupo de MORENA-jóvenes y desean ser diputados por la vía plurinominal, además son quienes buscan candidatos externos.

Otro grupo tiene que ver con el abogado René Sánchez Galindo, ex panista, ex asesor de Miriam Arabian, también consejero nacional, quien conjuntamente con Ana Laura Escobar, Argelia Arriaga y otros activistas, tienen presencia en la ciudad y participan en varios movimientos sociales a la vez: maíz transgénico, en defensa del agua e impulsaron una demanda de juicio político en contra del actual
gobernador por el caso Chalchihuapan. Este grupo aspira, junto con los suyos, a una candidatura por el distrito 9 en la ciudad de Puebla.

Sin dejar de contar al ingeniero “petrolero” Armando Etcheverry, ex aspirante del PT, quien conjuntamente con Flor Coca, tratan a toda costa de obtener una candidatura. Lo mismo que los jóvenes “espartacos”, liderados por Camilo Luevano y Mara Morales.

Por último quedan los llamados intelectuales orgánicos del Consejo Consultivo de MORENA, encabezados por el investigador y sociólogo Carlos Figueroa, Jaime Ornelas, Francisco Vélez, Sergio Cortez y Ricardo Pérez, entre otros académicos, sobre todo de la BUAP, que tratan de ser la conciencia “ética”, pero nadie les hace caso.

Total, no importa que MORENA, junto con las demás burocracias partidarias (PRI, PAN, PRD, PVEM, PANAL, PT, MC, Humanista, Encuentro Social), sea uno más de los institutos partidarios en donde sus caudillos y dirigentes formen parte de una generación que llega a los 60 años y en algunos casos los superan. Así están los todos los partidos, sin relevo generacional, sin visión y dirigidos por viejos, por lo tanto así dirigen al país y así se disputan el control y los derechos comerciales y políticos de explotación de la franquicia que se asume como la “verdadera izquierda” en el país, a nombre de López Obrador.

gar_pro@hotmail.com

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