MARÍN Y LA CRUZADA CONTRA EL HAMBRE… DE PODER

PRI . CEEM

Sin duda uno de los grandes problemas de la humanidad lo constituye la falta de memoria histórica. Tendemos a olvidar muy pronto. En nuestra memoria solo quedan registrados aquellos sucesos que marcaron nuestra vida, ya sea porque fueron muy afortunados o, en caso contrario, porque resultaron terriblemente dolorosos. Pero la memoria en lo colectivo tiende a difuminarse.

Véase si no el caso del PRI: después de más de 70 años al frente del poder, con todos los análisis y ríos de tinta que se escribieron, con los adjetivos que se le endilgaron, con el peso de ser -de acuerdo con los ciudadanos- uno de los causantes de las grandes desgracias nacionales, le bastaron 12 años para recuperar el poder. ¿Cómo explicarlo? Quizá no se pueda exponer desde un análisis político, habría que recurrir al psicólogo.

Posiblemente por esa razón sea comprensible que personajes o grupos que antaño resultaron seriamente defenestrados, en estas coyunturas políticas que surgen con las elecciones del 2016 en Puebla, aspiren nuevamente a estar en el ánimo de los electores.

Hagamos un poco de historia: recordemos que durante el gobierno de Mario Marín Torres, que abarcó del año 2005 a 2011, se ahondan las diferencias entre los priistas.

El grupo en el poder se comporta de manera totalmente excluyente. Al haber ganado la gubernatura arrebatándola al grupo melquiadista, no tienen reparo en formar un gobierno con personajes exclusivos de su grupo, los cuales de inmediato son colocados en diversas esferas de gobierno. Casi todos los operadores electorales marinistas, de todas las categorías, son incluidos en el gobierno. La nómina crece de manera desproporcionada, igualmente la maquinaria electoral del PRI.

En el proceso electoral de 2009 bajo el gobierno marinista, un personaje ciertamente defenestrado como consecuencia del escándalo en el que se vio envuelto a raíz de la detención de la periodista Lidya Cacho, conocido popularmente como el “Lidyagate” y que le ganó el mote eterno del “góber precioso”, cuenta con una estructura electoral y relaciones políticas suficientes para ganar, de manera sorpresiva, las 16 diputaciones en disputa a los demás partidos políticos.

Lo anterior fue producto de diversos factores, entre los que podemos mencionar:

  • El excesivo poder que acumulan los gobernadores, resultado de un Presidente de la Republica débil y un mal manejo de la política interna.
  • La endeble estructura panista inmersa en conflictos internos y en proceso de renovación de dirigentes, incapaz de presentar un frente competitivo contra el gobernador.
  • El número desproporcionado de operadores electorales marinistas en las nóminas del gobierno del estado.
  • La utilización de todos los programas estatales a favor de los candidatos del PRI.
  • El dinero distribuido entre las cúpulas empresariales, medios de comunicación y actores políticos, por parte del gobierno marinista para acallar las críticas.
  • Un padrón de voto duro priista suficiente para apuntalar a los candidatos (¿alguien se acuerda de alguno?).

Lo anterior brinda al grupo en el poder la apariencia de ser una maquina electoral a prueba de todo. La falsa ilusión –y la soberbia y la ambición y la borrachera de poder- los lleva a pretender que gobernarían el estado por los menos 20 años. Por lo anterior, imponen a Javier López Zavala, el más obediente y manipulable de todos, como candidato del PRI, dejando de lado a los demás grupos.

Resuelto el primer enroque, una vez llegando Zavala a gobernador, prepararía el camino para otro integrante del grupo marinista (¿Alejandro Armenta, Valentín Meneses, Mario Montero?), y después, quizá, otro de la dinastía Marín, por ejemplo su hijo Mario Marín García: ¿o ya se olvidó cómo el junior se metía en todos los asuntos del partido?

Sin embargo, en el camino se encuentran con Rafael Moreno Valle, producto de la ruptura en la Gran Familia Priista Poblana y quien con anterioridad se afilia al PAN, se convierte en senador y construye su candidatura con militantes del PAN, pero también con grupos de priistas excluidos del gobierno marinista. Se puede afirmar que es durante el gobierno de Marín que se da el mayor desprendimiento de grupos y simpatizantes de su partido, como consecuencia de su política excluyente hacia los demás grupos del PRI –algo similar, por cierto, está sucediendo hoy con el morenovallismo, metido en un ostión impenetrable para el resto de los grupos panistas, apartados totalmente del círculo del poder-.

Las consecuencias son lógicas: pierden el gobierno de la mano de un ex priista, los grupos políticos mantienen una huelga de brazos caídos durante la elección de 2010, se multiplican las traiciones, las filtraciones y el cobro de facturas, y después de más de 80 años de hegemonía, llega un gobierno de oposición a Puebla. Se menciona incluso que el triunfo de Moreno Valle obedece en buena parte a un acuerdo cupular entre Felipe Calderón, la maestra Elba Esther Gordillo y el propio Mario Marín; por ello no es extraño que Zavala hoy se encuentre confrontado con su ex patrón, como gustaba llamarlo: simplemente fue traicionado, lo sacrificaron como res de Rastro en aras de la impunidad.

El gobierno marinista se distinguió por ser un gobierno mediocre. Si algo le podemos reclamar es la medianía que lo caracterizó. Su sexenio fue lo que algunos han definido como una “Cacocracia”, el gobierno de los peores.

Sin embargo, no dejan de ser recurrentes las anécdotas que lo retratan de cuerpo entero: su generosidad con los miembros de su familia. Cómo negar que niegue que en las nóminas oficiales figuraban por igual, hermanos, primos, tíos cuñados, amantes y hasta primos de los primos de algún integrante del grupo marinista. Usted, cómplice lector, seguramente sabe de algún vecino que de la noche a la mañana se volvió millonario. Si robaba el de arriba, imagínense los de abajo, ¿o también ya se nos olvidó?

No obstante, hay algo que debemos considerar: con todo y los resultados del pasado 7 de junio, el priismo en Puebla aún no ha encontrado el rumbo; conducido por una improvisada –aunque suertuda- como Ana Isabel Allende, se encuentra en un periodo de recomposición que significa ir perdiendo de manera paulatina todos aquellos espacios que un día fueron su fortaleza, la capacidad de operar en los municipios, en los Cabildos y en el Congreso.

Se encuentra en franco desmantelamiento de su estructura seccional, en su capacidad de estar en las regiones más apartadas, en la capacidad de ser el partido que movilizaba a las masas, en espera de un milagro mal entendido, que provenga de ese presidencialismo al que los priistas anquilosados se aferran para recomponer el rumbo de las cosas, ese sistema que era capaz de separar gobernadores de su cargo por alguna enfermedad, capaz de cambiar el rumbo de las elecciones tan solo en el viaje de las urnas a los centros de acopio; a ese presidencialismo que dilapidaba el recurso público los días de elección, a ese presidencialismo que añoran y que ven como el fin de todos sus males.

Los priistas de antaño no traen en sus genes el sentido de la competencia y la eficiencia, tal como lo ha mostrado el presidente Peña Nieto; por ello tal vez no entienden que las batallas ya no se pelean con amigos o con integrantes de un solo grupo, están leyendo en el libro equivocado.

Y flaco favor se hacen los priistas que aspiran a la minigubernatura de Puebla (Blanca Alcalá, Enrique Doger, Juan Carlos Lastiri, Alejandro Armenta, Alberto Jiménez Merino, etcétera) si no encuentran más camino que acudir al llamado de Mario Marín, un siniestro personaje que no dudará en traicionar nuevamente a quien se le ponga enfrente con tal de mantenerse en ese espacio holgado que se llama impunidad.

En estos casos estoy totalmente de acuerdo en que los integrantes de su grupo que actualmente se encuentran distribuidos en dependencias federales y delegaciones estatales, fomenten de manera decidida una cruzada estatal contra el hambre…

Pero contra el hambre… de poder de quien alguna vez fue definido por otro siniestro personaje como el hijo de “La Tigresa” y Nelson Ned, ¿o ya se te olvidó?

gar_pro@hotmail.com

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