LA (FRACASADA) CELADA DE RICARDO ANAYA

Presenta el PAN propuesta para crear el Sistema Nacional Anticor

Unos días antes de su registro ante el IEE el pasado 20 de marzo, Tony Gali recibió una invitación personal del dirigente del PAN, Ricardo Anaya, “a tomar un café” en las oficinas del partido, allá en la colonia Del Valle, en el Distrito Federal.

Anaya aseguró que no había un tema en particular que tratar, sólo saludarlo y desearle “toda la suerte del mundo” en la campaña por iniciar.

El candidato de la alianza “Sigamos Adelante” -que encabeza precisamente Acción Nacional- a la minigubernatura de Puebla, aceptó de buen agrado y se presentó a la cita el día y la hora acordadas.

Tras los saludos de rigor, y después de varios lugares comunes que no llevaron la conversación a ningún sitio, Anaya soltó de pronto:

“Afuera de la oficina están Eduardo Rivera (Pérez) y Josefina (Vázquez Mota). Te pido, Tony, que aceptes que pasen para revisar los temas pendientes con el ex presidente (municipal de Puebla)”.

La celada del líder panista estaba en marcha.

Repuesto de la sorpresa inicial, el ex alcalde Tony Gali aseguró que no había temas pendientes con su antecesor, Rivera Pérez, y que todos, absolutamente todos los acuerdos con él, uno de los líderes visibles de El Yunque en Puebla, se habían venido cumpliendo al pie de la letra, lo que incluye la aprobación de su cuenta pública 2012, en diciembre pasado, y la parte de 2014 (45 días) que le corresponde, esto último apenas el pasado 15 de marzo, por el Congreso del estado.

“Creemos –repuso Anaya- que sería una muestra de buena voluntad que se le aprobara la cuenta (pública) de 2013, antes del 5 de junio”.

Pero un Gali francamente molesto, respondió que él sí es un hombre de palabra y que él se encargará de que en su momento, tal como se comprometió, Rivera Pérez no tenga ningún problema con su cuenta 2013, tras el 5 de junio.

-¿O acaso (Eduardo Rivera) está dudando de mi triunfo? –preguntó Tony Gali, en medio de un silencio sepulcral.

Las fuentes afirman que, a continuación, el candidato de la alianza “Sigamos Adelante” pasó a detallar las varias, varias muestras “de buena voluntad” que ha dado a un Eduardo Rivera que ha hecho de la hipocresía y el chantaje un estilo de vida: las becas educativas para su gente en España, el congelamiento por parte de la Contraloría Municipal de los expedientes por corrupción de tres de sus colaboradores (Ximena Mata, Alejandro Fabre Bandini e Iñigo Ocejo), el millonario contrato al hermano de Josefina Vázquez Mota para que Comex pinte unidades habitaciones y hasta el mosaico del Teleférico de Puebla, y un largo y documentado etcétera.

Como era lógico, carente de argumentos, Anaya enmudeció, tras lo que Tony Gali dio por terminada la atenta invitación “a tomar un café” y se despidió, enfilándose hacia la salida, acompañado de Luis Maldonado Venegas.

El enojo por el fracaso de su celada llevó días después al dirigente panista a ausentarse deliberadamente del acto de registro de Gali ante el Instituto Electoral del Estado (IEE), confirmando con ello al menos dos cosas.

La primera, que hoy Ricardo Anaya luce –y lucirá- ajeno a la campaña galicista y más interesado en que el PAN gane Veracruz y pierda Puebla, por así convenir a sus muy particulares, y perversos, intereses rumbo al 2018.

Y la segunda, que ha sido plenamente identificado como uno de los principales enemigos nacionales del morenovalismo y, ahora, como gestor de los intereses de El Yunque, en una abierta, e indiscreta, alianza contra Casa Puebla, en una guerra que pronto, muy pronto traerá sus consecuencias.

Porque en política no hay nada peor que el incumplimiento de la palabra.

¿Voy bien o me regreso?

gar_pro@hotmail.com

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