LO QUE OCHOA REZA PIENSA (REALMENTE) DE LOS 4 TRISTES PRIISTAS POBLANOS

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Ocurrió hace unos días en la oficina principal del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Ciudad de México, donde el presidente Enrique Ochoa Reza tuvo un largo acuerdo con un importante asesor externo que le planteó, con pelos y señales, con documentos y pruebas, la verdad de la abrumadora derrota que el partido sufrió en Puebla el 5 de junio.

Un escenario más genuino, más exacto y más cercano al que le habían relatado al llegar al cargo que hoy ocupa por disposición de Los Pinos.

Una versión informada y totalmente alejada de los lamentos, los lloriqueos y las acusaciones sin sentido que le manejaron en su visita al estado del pasado 11 de agosto, cuando vino a ciegas.

Tanto que inexplicable y sorpresivamente se le escuchó ofrecer una absurda y esquizofrénica “disculpa” a la candidata perdedora porque “el CEN no supo defenderla” en campaña.

Tarde pero se cayó la impostura, y por fin Ochoa Reza recibió una visión objetiva y puntual, fuera de fobias y filias, que desnudó a los que mal actuaron y perdieron por casi 12 puntos de diferencia, una auténtica masacre electoral.

Desmentidos quedaron los argumentos sobre “violencia política” y/o “violencia de género” que los actores principales de la tragicomedia usaron para victimizarse y esconder sus ineficiencias y errores.

Lo mejor fue que el planteamiento al presidente del PRI tuvo nombres y apellidos.

Precisamente aquellos que vieron en la elección y en los flujos de dinero, una gran oportunidad para no irse en blanco y llenarse un rato los bolsillos.

Ochoa Reza conoció la tibia y temerosa actuación de la candidata ante un gobernador que la mayoría del tiempo se mofó de su indecisión.

También el irresponsable comportamiento del dirigente estatal, a quien le importaba más su futura campaña en un escenario que aún ni siquiera existía.

Quería ser gobernador antes de tener gobernadora.

Ocho Reza pudo analizar al detalle el deplorable –y ridículo, en ocasiones- desempeño del coordinador de campaña, quien rayó en la absoluta locura al grado de poner en riesgo cada día la imagen y hasta la seguridad de la candidata.

Pero sobre todo el líder nacional del tricolor se enteró de una campaña sin rumbo, sin fondo, sin mensaje, sin pies ni cabeza, sin aliados, sin estrategia y sin valentía, en la que los protagonistas y pilares de la misma nunca estuvieron a la altura de las circunstancias.

Una campaña, por cierto, donde un yerno venido a mandamás obstaculizó con soberbia a quienes de buena voluntad querían aportar.

Una campaña que terminó como empezó, en medio del caos, y en la que al final, ante el fracaso, no vieron mejor alternativa que echar la culpa a otros (un presidente de la República, un secretario de Gobernación, un ex dirigente nacional del PRI, un influyente senador, un ex gobernador, un delegado del IMSS, un subsecretario de la SEDATU, etcétera) de sus pifias.

Las fuentes cuentan que, tras el análisis, Enrique Ochoa Reza solo endureció el rostro, apretó los puños y comentó que había sido muy irresponsable el actuar de la candidata, del presidente estatal, del coordinador de la campaña y del yerno.

Señaló que por su culpa, el escenario del PRI para 2018 es aún más complicado en el estado de Puebla y que a partir de ahora, nunca más recibirán un apoyo del CEN sin antes ponerles candados.

Mencionó que la SEGOB ya le había comentado de los yerros y excesos de los priístas poblanos durante la campaña y que por igual en Bucareli no están ni remotamente contentos con ellos.

A Ochoa Reza se le cayó la venda de los ojos y se dio cuenta que fue vilmente engañado y arrinconado por los Alcalá, los Estefan, los Armenta y los Chumacero a creer su visión –la visión de los vencidos- y a ofrecer una muy penosa “disculpa”.

Disculpa que, como lo sabe cualquiera medianamente enterado de lo sucedido antes, durante y después del 5 de junio, no sólo no venía al caso y estaba por completo fuera de lugar, sino que lo exhibió como un completo ignorante de la situación política -y en especial de las penurias del PRI- en el estado.

Sí, hace unos días Ochoa Reza supo, por fin, la verdad.

Y hoy hay mucha, mucha molestia, y no pocos reproches hacia quienes lo pusieron en ridículo.

Estamos hablando de un dirigente nacional que ahora menciona a la ex candidata, al presidente estatal, al ex coordinador de la campaña y al yerno –especialmente al yerno- en términos de rencor y enojo.

Algo sin duda preocupante para los sueños de grandeza de estos cuatro tristes priístas poblanos que aún piensan en tener un futuro en el 2018.

Al tiempo.

gar_pro@hotmail.com

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