IÑIGO OCEJO, MAESTRO DEL ENRIQUECIMIENTO INEXPLICABLE

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Se ostenta como consultor para la obtención de “financiamiento para emprendedores”. Es hijo de un ex senador del Partido Acción Nacional (PAN) y cabeza de una de las “familias custodias” de El Yunque. Como glorias del pasado, escribe en su currículum que fue delegado en Puebla de la Condusef, en tiempos del calderonismo, pero su mayor y más redituable actividad la desplegó como secretario de Administración y Tecnologías de la Información en el Ayuntamiento de Eduardo Rivera Pérez (2011-2014), cuando, desde la mismísima nada, consiguió una fortuna al amparo de su cargo público.

Responde al nombre de Íñigo Ocejo Rojo y es un verdadero alquimista que, desde lo inmaterial y al cobijo del impoluto Lalo Rivera, consiguió amasar un patrimonio, en el que no hay manera de justificar 7 millones 193 mil 863 pesos.

Esa diferencia en su incremento patrimonial, entre su llegada al ayuntamiento y su salida, no corresponde con sus declaraciones, con sus ingresos y no resiste ninguna lógica.

Eso, sin contar un bien inmueble de más de 10 millones de pesos.

Es de esos casos de jauja inexplicable, que en muchas ocasiones terminan convirtiéndose en ilícitos tipificados en los códigos correspondientes.

Cuando Rivera invitó, a finales de 2010, a Íñigo Ocejo a sumarse a su gobierno, que arrancó en febrero de 2011, el hijo del ex senador Jorge Ocejo Moreno rentaba la casa con el número 26 de Camino de Santa Prisca en el Fraccionamiento San José del Puente.

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Ahí, por las casas en renta se paga de 6 mil 500 a 9 mil pesos.

Seguramente con algún apuro, los lograba cubrir el entonces delegado de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

Su sueldo, antes de convertirse en integrante de la logia de funcionarios “puros y honrados” de Lalo Rivera, era de 53 mil 744 pesos.

Hacía otras chambitas como consultor, pero estaba muy lejos de los 4 millones 315 mil 482 pesos que reportó de entradas apenas un año después de haber dejado la función pública municipal.

En 2011, cuando llegó al ayuntamiento, declaró ingresos acumulables por 193 mil 430 pesos.

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Sus ingresos, al igual que su patrimonio, crecieron de manera exponencial entre el antes y después de trabajar al lado de Eduardo Rivera, quien sigue en el plan de victimizarse por la revisión a sus cuentas públicas y las acciones legales que siguen en su contra, además de convertirse ya en un auténtico lastre de la virtual candidata del PAN al gobierno del Estado de México, Josefina Vázquez Mota.

Sin embargo, aún no demuestra que está tan limpio como dice.

Íñigo Ocejo, amigo de Lalo Rivera y miembro de su grupo de funcionarios con inexplicables incrementos en sus recaudos privados, es caso paradigmático de esa administración.

De acuerdo con un análisis en poder de este reportero, Ocejo Rojo obtuvo, de un año a otro, un crecimiento en su total de ingresos por sueldos, salarios y asimilados de más de 3 millones de pesos.

De un año a otro.

Para términos patrimoniales comunes, de la noche a la mañana.

En 2011 reportó por estos rubros un millón 461 mil 277.98 pesos.

Al año siguiente, 2012, para el mismo apartado reportó 4 millones 498 mil 868.65 pesos.

En sus declaraciones patrimoniales, hay intentos burdos de justificar, de un plumazo y sin ofrecer más pruebas que su dicho, algunas cantidades fuertes.

Por ejemplo, en su declaración del Ejercicio Fiscal 2013 describe que recibió un préstamo de 600 mil pesos y una “donación” de su padre, el ex senador Ocejo Moreno, por 800 mil pesos.

Luego, en 2014 vuelve a utilizar la misma justificación de ”donación” del papá, para el engrosamiento de su patrimonio en 2 millones 711 mil pesos.

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Es decir, en los años que fue funcionario del Ayuntamiento de Puebla Capital, Íñigo Ocejo recibió “donaciones” de su padre por más de 3.5 millones de pesos.

En este sentido, las preguntas son cuatro:

¿De qué tamaño es el patrimonio del ex senador que así, de la nada, le regala a su hijo esa cantidad?

¿Por qué no se ha incluido en la investigación a que haya lugar, al mismo Ocejo Moreno?

¿A razón de qué fue la “donación“?

¿Herencia en vida?

La relación y su involucramiento están muy bien justificadas en este caso.

No, no cuadran las cifras.

Llama también la atención que en 2012, antes de las millonarias “donaciones” de su papá, Íñigo Ocejo compró un predio con un costo de un millón 800 mil pesos, que pagó de contado.

Ese lote, en la Calle Misión de San Juan, Número 6246, Interior 12, del Fraccionamiento La Misión, en San Andrés Cholula tiene ahora una construcción con un valor estimado en 10 millones 676 mil 859.58 pesos.

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¿Cómo consiguió, con un sueldo mensual en el Ayuntamiento de 142 mil 334 pesos, erigir tal residencia?

Ese valor es más del doble de lo que ganó en toda la administración que encabezó su amigo y protector Lalo Rivera, equivalente a 5 millones 124 mil 024 pesos.

Eso, concediendo que no gastó, en ninguna otra cosa, ni en dulces para sus hijos, un solo peso en esos tres años.

Peor aún: para evitar que su riqueza no fuera descubierta, al finalizar su cargo municipal no autorizó que se hiciera pública la información sobre sus propiedades e ingresos.

Los alquimistas buscaron en la época del medievo la “piedra filosofal” para convertir el metal en oro.

Íñigo Ocejo Rojo, como funcionario de Rivera, fue más lejos.

De la nada consiguió millones.

Ya se sabía.

Hoy se comprueba.

gar_pro@hotmail.com

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