LOS VALIENTES

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Ahora resulta que los nuevos detractores de Rafael Moreno Valle fueron los valientes de siempre, pero los poblanos no nos dimos cuenta; vociferan que nunca callaron y cara a cara le dijeron sus verdades, pero nadie los escuchó. Son aquellos que antes se escondieron, pero hoy, con la ausencia del ex mandatario de Puebla por atender su proyecto nacional, denuncian sus “excesos“, reniegan de sus acciones, en fondo y forma, y se llenan la voz con frases contra él: “fue un autoritario”, dicen.

Sí, son los Manzanilla, los Juan Carlos Mondragón, los Zavala, los Lalo Rivera, los “Tigres”, los “J.J.” Espinosa, los Rincón y hasta algunos periodistas, quienes se convirtieron en los valientes del ahora, pero fueron los apocados del ayer.

Durante el sexenio morenovallista sufrieron una curiosa amnesia provocada por el pavor.

Sin embargo, apenas el presidenciable puso un pie fuera del gobierno, recuperaron la memoria y el brío.

“Cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta”, reza el refrán.

Y no es que él se haya ido a esconder a su casa, como la mayoría de sus antecesores, sino que se ocupa de su aspiración.

La lista, por la cercanía que tuvo con Moreno Valle, la encabeza el ex militante de Convergencia y del PAN, seducido ahora por MORENA, Fernando Manzanilla Prieto.

El ex secretario General de Gobierno reapareció para hacer sesudas críticas a su cuñado y para desconocerlo.

Un verdadero Judas.

De repente, mágicamente, superó su ostracismo, para decir que dejó el gobierno morenovallista, porque no se cumplieron los objetivos de humanismo, tolerancia y transparencia que supuestamente él proponía.

Manzanilla fue el jefe de gabinete y sólo cuando no dio la estatura para ser el abanderado aliancista a la alcaldía, y sólo cuando las condiciones no lo favorecieron, abandonó el barco.

Quiso ser cuñado y presidente municipal al mismo tiempo, y lógicamente le dijeron que no.

Ahora dice que ese no fue el motivo.

Alude razones ideológicas.

Sólo un apunte: se fue hace cuatro años del gobierno.

Perdió la memoria algo así como mil 400 días y, de repente, la ha recuperado.

Descalifica hoy a Moreno Valle.

Dice que ya ni amigos son; que en realidad nunca lo fueron.

Que su relación política está finiquitada y que solamente quedan encuentros esporádicos por el tema familiar.

Sin que nadie se lo haya pedido, Manzanilla se descarta para regresar al morenovallismo.

La osadía le viene ahora, cuatro años después.

(Antes, claro, apoyó al candidato de Moreno Valle a Casa Puebla: Tony Gali, cuyo triunfo en 2016 reforzó el proyecto político del ¡propio Moreno Valle!).

En este clan de los valientes del hoy, un caso penoso lo encarna Juan Carlos Mondragón.

El ex dirigente estatal panista regresó de su exilio ultramarino, apenas dos semanas después de que Moreno Valle concluyó su mandato.

Busca reagrupar a los yunques heridos.

La respuesta al “autoritarismo” del gobierno morenovallista, el que nunca criticó mientras estuvo en Puebla, fue tocar retirada.

Una huida transcontinental.

Abdicó y mejor fue a realizar estudios en el Reino Unido.

Puso un océano entre él y el ex gobernador.

Como él, Eduardo Rivera Pérez, el ex alcalde de Puebla capital, ahora arremete contra el aspirante presidencial.

Durante los tres años de su ejercicio en el Ayuntamiento, tan impugnado, aguantó “vejaciones” y “desplantes soberbios”.

Luego, se mantuvo silencioso casi otros tres completos.

Un día, recuperó la bravura.

Recobró la memoria y criticó a Moreno Valle.

Ahora, Lalo Rivera se refugia en las faldas de sus madrinas políticas y, solamente desde ahí, endurece el puño y enseña la daga que extravió durante tanto tiempo.

Otro al que, ahora sí, le salieron garras fue a Humberto “El Tigre” Aguilar Coronado.

Selló los labios por seis años y, de repente, descubrió que en su partido, Acción Nacional, “no hay apertura”.

El aliado de Ricardo Anaya y Santiago Creel se forma también en la lista de los panistas ahora audaces y antes indecisos.

Promete que reagrupará a los panistas tradicionales.

Se acordó de ellos ahora, seis años después. Justo cuando ya no está en Puebla, al menos físicamente, Moreno Valle.

¡Qué oportuno!

Entre quienes andan también muy envalentonados ahora que no tienen enfrente a su ex jefe, cuente usted al diputado local Mario Rincón González.

Se atreve a decir hoy que hubo ineficacia en el combate al robo de combustible en la anterior administración.

Ayer, fue parte del aparato de funcionarios encargado de resolver ese problema.

Habla de más.

Luego recula cuando le dan su coscorrón (Eukid Castañón dixit), como dijera aquel.

Hay también de este linaje, el de los valientes, en otros partidos.

En el PRI, casi en MORENA, está el ejemplo de Javier López Zavala.

Durante el sexenio, nunca se atrevió a despotricar contra el gobernador.

Incluso cuentan que fue su aliado, especialmente en la elección de 2013.

Hasta le rendía pleitesía disfrazada de miedo o viceversa.

Ahora, en su afán de llamar la atención de López Obrador, dice que el ex mandatario es uno de “los grandes corruptos del país”.

Uno más es José Juan Espinosa, quien se pone a la cabeza de un “movimiento” municipalista contra la “privatización” del agua.

Se escuda en verdades a medias.

Construye mentiras completas.

Lucra con la confusión y genera un caos.

Antes, de eso nada hablaba.

Hasta elogios había para el ex gobernador.

Ahí están los archivos de sus cariñosas declaraciones hacia Moreno Valle, a quien le debe la candidatura (en alianza con el PAN) mediante la cual llegó a la alcaldía de San Pedro Cholula.

Incongruencia también muestran algunos periodistas, especialmente en radio.

Se acuerdan de la “libertad de expresión“.

Sus micrófonos, inaccesibles durante seis años para los opositores del morenovallismo, hoy se empiezan a abrir con asombrosa facilidad.

Así convenía y así conviene a sus muy particulares intereses.

Son aquellos que tenían a la esposa, a la concubina o a la novia en la nómina.

Son distintos de quienes, con consistencia y hiel en la pluma, golpearon durante todo el sexenio.

Con todo y sus fobias, odios, intereses y sus excesos, aquellos fueron congruentes, a diferencia de los “valientes” de hoy.

Ahora hacen “investigaciones” sobre temas antes prohibidos: la deuda pública, la inseguridad, los presos políticos y un largo etcétera.

Todos estos personajes tienen un común denominador.

Se volvieron valientes a partir de que Moreno Valle dejó de ser gobernador.

Se agazaparon, más bien se escondieron, por años, para esperar que el aspirante a la Presidencia dejara Casa Puebla.

Y entonces, tomaron las armas.

Libran ahora batallas de sombra, sin el oponente en casa.

Encabezan esas luchas que no pudieron o no quisieron pelear, hasta que hubo un nuevo inquilino en la residencia oficial.

Esos nuevos guerreros dicen que van por todo en el 2018.

Que ahora sí no les temblarán las rodillas.

Que esta vez no huirán tras sus primeras pequeñas grandes derrotas.

Como diría el clásico:

¿Será?

gar_pro@hotmail.com

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