PALMARITO: EJECUCIONES, MENTIRAS Y VIDEOS

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Es elemental: en todas las guerras de medios y videos, la primera víctima es, siempre, la verdad. Un día después de que se publicaron las impactantes imágenes de la supuesta ejecución sumaria contra un civil a manos de un militar en la refriega del pasado 3 de mayo en Palmarito Tochapan, hay muchas dudas y se fortalece la hipótesis de que su muy bien planeada filtración y difusión busca básicamente inhibir la acción del Ejército en el Triángulo Rojo del estado de Puebla.

Aunque en un principio la versión de que se abusó de los pobladores de esa junta auxiliar de Quecholac ganó los titulares de todos los medios de comunicación de este país, hoy hay nuevos elementos que merecen atención.

La interpretación contundente de que se trató de una ejecución se sostiene, pero con alfileres.

El peritaje de los videos y una investigación profunda se hacen indispensables para esclarecer totalmente lo que hoy parece ubicarse entre las verdades a medias y las mentiras completas.

¿Tenía el civil que se supone recibió el tiro de gracia, evidencias de ello?

La autopsia es la respuesta inequívoca.

¿Está ese civil entre los tres que fueron ya sepultados el pasado 7 de mayo?

¿Se le realizó una autopsia detallada o se tendrá que exhumar su cadáver?

¿Si era un pobre campesino el “ejecutado” por un soldado, qué hacía a bordo de una camioneta de lujo BMW?

¿Y por qué apareció en medio de un enfrentamiento entre huachicoleros y soldados?

Estamos lamentablemente ante un conflicto de narrativas.

Una cosa nos cuentan y dicen a los medios los pobladores de Palmarito, muchos de ellos metidos hasta la médula en el negocio del huachicol.

Y una versión diametralmente distinta tienen las autoridades.

Son blanco o negro.

¿Quiénes filtraron y subieron a las redes sociales los videos de la refriega?

¿Qué buscan?

¿Cuál es su objetivo de fondo?

Esas son preguntas que sólo podrán responder la Procuraduría General de la República (PGR) –que ¡una semana después de los hechos empezó a recabar “evidencia” en Palmarito!- y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), cuya imagen no es precisamente la ideal.

¿Tienen las autoridades pruebas que eximan a los militares de responsabilidad en la supuesta ejecución sumaria?

En el análisis de un caso tan complejo se ha dejado de lado que no solamente los civiles sufrieron bajas.

Hay que recordar que en esa terrible batalla de la noche del Día de la Santa Cruz hubo 4 soldados caídos.

Especialmente uno de ellos murió de manera dramática.

Fue asesinado cobardemente por la espalda por un supuesto huachicolero que luego fue abatido.

Aquel cuya imagen ha sido difundida y que hasta chaleco antibalas llevaba.

El militar que murió tras el disparo por la espalda era parte de los efectivos que, en un segundo grupo, llegaban a apoyar al primer pelotón.

¿Por qué se ha minimizado ese otro video, en el que se ve cómo el presunto huachicolero lo mata por detrás?

En una interpretación objetiva, ¿acaso el militar no fue también ejecutado?

Eso dando por cierto que el civil lo haya sido.

El video que se supone da testimonio de ello está en duda y por ello es indispensable un peritaje pulcro.

Hay muchas interrogantes.

La narrativa de los habitantes de Palmarito Tochapan que participaron en esa noche de infierno, sean o no huachicoleros, es la que ha prevalecido.

Son víctimas.

El Ejército es hoy verdugo ante los ojos de muchos.

Hay una explicación histórica.

El problema es la falta de credibilidad de la Secretaría de la Defensa Nacional y de sus integrantes.

Hay que recordar Tlatelolco en 1968.

La Masacre de Corpus Christi en 1971.

La guerra sucia contra la guerrilla de Lucio Cabañas por allá en 1974.

Así como Ayotzinapa, Tlatlaya, Nochixtlán y un largo etcétera.

¿Es realmente así en este caso?

¿Fue un enfrentamiento parejo, sangriento, pero parejo, o solamente abuso de fuerza de un lado?

Hay algunas preguntas que, sin encontrar respuesta certeza, hallan hipótesis muy atendibles.

En su columna “En la Mira”, del diario “El Universal”, Luis Cárdenas plantea una posibilidad que se lee sólida y se advierte interesante como línea de investigación.

Luego de describir que hay investigaciones de la Fiscalía del estado contra alcaldes como el de Palmar de Bravo y Quecholac, el periodista plantea:

“Fuentes federales cercanas al caso apuntan a que la filtración de los videos a medios locales pudieran ser responsabilidad de autoridades en la región que pretenden inhibir la operación de militares en acciones contra las bandas de huachicoleros con las que se encuentran coludidas”.

El columnista de “El Universal” reproduce también parte de la supuesta declaración de uno de los militares que participaron en la refriega del pasado 3 de mayo en Palmarito.

Específicamente, este testimonio que al parecer consta en las actas de la investigación, se refiere a la supuesta “ejecución”.

Aquí unas líneas:

“Es falso que el compañero disparara contra el civil –dice el militar a las autoridades– que se encontraba en el piso y que estaba herido, ya que cuando fue bajado de la camioneta gritaba que nos iba a matar a todos y que nos cargaría la chingada, por lo que al quedarse callado, el compañero que se acercó lo pateó para ver si seguía con vida y detonó su arma de fuego a un costado, donde nunca se disparó contra el civil, el cual ya se encontraba muerto”.

En la misma declaración que reproduce Luis Cárdenas, se cuenta que los militares fueron emboscados y recibidos con “ráfagas de armas largas”.

Que los huachicoleros estaban además bien organizados, con aparatos de intercomunicación.

Surge además la duda sobre quién colocó las cámaras, pero no es difícil intuir que fueron los mismos que filtraron los vídeos y que los subieron a You Tube a través de dos cuentas anónimas.

Hay cientos de preguntas.

Y ante ellas, no conviene a las autoridades optar por el espinoso camino del silencio.

Es imperativo conocer los detalles.

Y sobre todo transparentar el caso.

Si no sucede así, esta guerra –una guerra de ejecuciones, mentiras y videos- la habrá ganado el bando de Palmarito.

Los hombres del huachicol.

Porque la verdad es por el momento la principal víctima.

Ha sido tomada como rehén.

Y urge rescatarla.

gar_pro@hotmail.com

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